Prok¨®fiev y Bernaola

Continuando una tradici¨®n impuesta por su fundador, la Sinf¨®nica de Madrid programa con asiduidad m¨²sica e int¨¦rpretes espa?oles. En su concierto de abono del mi¨¦rcoles tuvimos p¨¢ginas de Carmelo Bernaola y actuaci¨®n de la pianista Sylvia Tor¨¢n y dirigi¨® el actual titular de la Sinf¨®nica bilba¨ªna, Juan Jos¨¦ Mena (Vitoria, 1965). Entre todos consiguieron versiones de inter¨¦s y especial atractivo, a empezar por el Concierto en re bemol mayor, op. 10, escrito por Prok¨®fiev en 1911-1912, esto es, cuando el compositor contaba 20 a?os. Sin embargo, estamos ante una obra original y maestra, precisa de forma, viva e inspirada y, lo que es menos habitual, representativa muy tempranamente del pensamiento musical y el estilo de su autor.

Sylvia Tor¨¢n posee una sensibilidad refinada y culta; su continuidad resulta contrastada, vivaz y cantarina aunque practique la elegancia est¨¦tica de no ceder a ninguna tentaci¨®n ret¨®rica ni imponerse sobre los autores que toca. Al contrario, desde una fidelidad de servicio e identificaci¨®n con el compositor procura explicarnos sus secretos con elocuencia exacta. Obtuvo un triunfo grande por el camino m¨¢s dif¨ªcil: la autenticidad que parece enaltecer un virtuosismo de la mejor ley y de cu?o tan cosmopolita como la misma imagen creadora de Prok¨®fiev.

Juan Jos¨¦ Mena condujo ¨¦sta y las dem¨¢s obras del programa con seguro criterio, riqueza de matices y un rigor iluminado por la fantas¨ªa. En sus manos, la Sinf¨®nica madrile?, asumi¨® y comunic¨® a todos el tr¨ªptico de Carmelo Bernaola Monumento que rinde homenaje a la Quincena Musical Donostiarra en su medio siglo de vida a trav¨¦s de Abestiak (coros), sobre Juan de Anchieta; a otro maestro de nuestra polifon¨ªa, Francisco Guerrero, en Villanesca, y al organista zaragozano Sebasti¨¢n Aguilera de Heredia, en Tiento. Como en otras ocasiones, las voces pret¨¦ritas y la individualidad y actual de Bernaola se abrazan en consecuciones no s¨®lo bellas y sabias sino tambi¨¦n de impacto para el p¨²blico, como se demostr¨® esta vez, tras la fiel traducci¨®n de Mena y los sinf¨®nicos. Se cerr¨® la tarde con la Segunda suite de Romeo y Julieta, en la que el maestro Mena acus¨® su ascendencia celibidacheana con gesto y orientaci¨®n hereditaria mas no mim¨¦tica.