Carreras de fondo para la ciencia
No hace falta insistir mucho para convencer a alguien de que la ciencia la hacen personas. Para investigar, se necesitan instrumentos, institutos y dinero, pero sin imaginaci¨®n, inteligencia y tes¨®n la ciencia no se hace y ¨¦stas son, hoy por hoy, virtudes humanas. En nuestro pa¨ªs, en el que la ciencia es una actividad todav¨ªa joven, la definici¨®n de una carrera cient¨ªfica es una tarea por hacer. Unos criterios obvios para ello son, por ejemplo, que debemos aspirar a la m¨¢xima calidad y dedicaci¨®n del personal cient¨ªfico. S¨®lo as¨ª podremos aprovechar unos recursos que por razones de la econom¨ªa, la tradici¨®n y la talla del pa¨ªs ser¨¢n siempre limitados.
Dos noticias recientes son buenas noticias en esta direcci¨®n. En una de ellas se anuncia un aumento sustancial en la dotaci¨®n de las becas predoctorales. El inicio de una carrera es el momento en el que el joven que acaba una licenciatura va a emprender su actividad profesional. En el caso de la investigaci¨®n esta etapa incluye un doctorado, el cual es por otra parte tambi¨¦n la v¨ªa de entrada a la carrera universitaria. En este momento econ¨®mico nos deber¨ªamos alegrar de que los mejores talentos se dirigieran a crear y dirigir empresas o a acumular dinero, pero tambi¨¦n nos interesa que una buena proporci¨®n de ellos se encamine a nuestras universidades y a hacer ciencia Para ello, el joven deber¨ªa ver en el doctorado una v¨ªa atractiva. En este contexto, ?no ser¨ªa posible acabar de dignificarlo y convertir las becas en alg¨²n nuevo tipo de contrato de aprendizaje con una seguridad social reducida pero que hiciera sentir al joven que se inserta ya en la vida profesional?
Por otra parte, se anuncia la convocatoria de un n¨²mero significativo de contratos de investigador a distintos niveles que abre una v¨ªa alternativa a la funcionarial. Es ¨¦ste un punto importante para la profesionalidad, calidad y flexibilidad que se necesitan en el trabajo cient¨ªfico. Ser¨¢ necesario ahora ver c¨®mo se relacionan las dos v¨ªas, la funcionarial y la de contrato y c¨®mo buscan una armon¨ªa de integraci¨®n en nuestro sistema de ciencia y tecnolog¨ªa. Al mismo tiempo, hay que considerar que la ciencia no necesita s¨®lo de una carrera cient¨ªfica. Junto a ella es imprescindible la existencia de profesionales t¨¦cnicos y de gesti¨®n.
Es necesario personal bien formado que se ocupe de la infraestructura y d¨¦ soporte a los grupos de investigaci¨®n y personal, que de forma profesional y a ser posible de la forma lo m¨¢s parecida posible a la gesti¨®n de una empresa se ocupe de la gerencia de los centros. De hecho, ser¨ªa esencial que estas carreras, la cient¨ªfica, la t¨¦cnica y la de gesti¨®n estuvieran bien definidas y tuvieran cada una su atractivo. Tambi¨¦n ser¨ªa interesante que el personal pudiera pasar, con los condicionamientos que fuera, de una a otra. Hay todos los ejemplos que se quiera de profesionales que en un momento dado encuentran positivo dejar la investigaci¨®n para dedicarse a la gesti¨®n o a dar soporte t¨¦cnico y viceversa.
Pero esta facilidad de paso deber¨ªa existir tambi¨¦n en las dos direcciones, entre personal cient¨ªfico y personal universitario y entre el personal cient¨ªfico p¨²blico y los de empresas. Por ello, debemos pensar en una concepci¨®n flexible, abierta y bien financiada de los contratos de personal a todos los niveles. Y todo lo que avance en esta direcci¨®n puede ser interesante. El d¨ªa en que los centros de investigaci¨®n, universidades y empresas compitan por nuestros investigadores, que cient¨ªficos, t¨¦cnicos y gestores tengan los mayores est¨ªmulos (profesionales y econ¨®micos) para su trabajo habremos dado un gran paso para crear una carrera con calles paralelas y de fondo.
Pere Puigdomenech es profesor de investigaci¨®n del CSIC.
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