Palermo: mucha potencia, poca chispa
Hombre diana, trabajador infatigable, soberbio cabeceador. El debut de Mart¨ªn Palermo en la Liga result¨® m¨¢s que aceptable. Una amenaza constante para la zaga alavesista, que no supo c¨®mo frenar a esa mole de 188 cent¨ªmetros y 83 kilos, siempre bien ubicada para anunciar el gol: fuera mostrando la patita de su poderosa zurda; fuera imponi¨¦ndose en el juego a¨¦reo, donde s¨ª es un especialista. No s¨®lo por la altura, sino por la forma de conquistar la posici¨®n antes del salto. Tal cosa hizo en el minuto 14, cuando vol¨® hacia el ¨¢rea aquel bal¨®n enviado por Calleja, El Loco gan¨® la posici¨®n a los dos defensas, cabece¨® hacia atr¨¢s y all¨ª apareci¨® V¨ªctor para meterla en el rinc¨®n. La grada, que hab¨ªa recibido a Palermo con un mosaico compuesto por 17.000 p¨®sters con el retrato del goleador argentino, crey¨® por momentos hallarse en La Bombonera. Una pancarta as¨ª lo mezclaba: 'Bocarreal'.
'Me sent¨ª bastante bien. Ac¨¢ es diferente al f¨²tbol argentino: se juega m¨¢s fuerte y se corre m¨¢s, pero me he sentido c¨®modo', manifest¨® Palermo. Toc¨® 11 veces el bal¨®n con la cabeza, una de las cuales desemboc¨® en el gol de V¨ªctor, realiz¨® un regate, dos pases, una p¨¦rdida del cuero, otra recuperaci¨®n, y fue objeto de dos supuestos penaltis que no advirti¨® el ¨¢rbitro, sobre todo el primero: Contra le baj¨® los pantalones de un estir¨®n al goleador argentino; y aunque no se le viera nada, ni siquiera la ropa interior, era penalti.
Todo eso llen¨® de satisfacci¨®n a su entrenador, V¨ªctor Mu?oz, que se?al¨®: 'Con Palermo tenemos m¨¢s opciones para ganar en casa. Hemos visto ya lo que nos puede dar, y eso a pesar de que no est¨¢ en plenas condiciones. Le falta ritmo y estar integrado en el grupo'. Palermo, sin embargo, no se sinti¨® del todo contento. 'Soy ego¨ªsta y algo me falta porque no hice gol. El gol siempre est¨¢ en mi cabeza', indic¨®.
A quien no le hizo ni pizca de gracia Palermo fue al t¨¦cnico del Alav¨¦s, Man¨¦: 'Es un jugador que ha mostrado su piller¨ªa en el ¨¢rea con ca¨ªdas muy ostentosas'.
En cuanto a la afici¨®n, entendi¨® que a su nuevo ¨ªdolo no le pod¨ªa pedir carreras largas, ni siquiera acometidas veloces. Cuando lo intentaba, se pon¨ªa rojo y llegaba asfixiado, con ese correr pesadote y desgarbado. Pero a¨²n sin eso, sin la chispa que le dar¨¢n supuestamente los partidos venideros, la grada se sinti¨® encantada con su rendimiento. Sabe que lo suyo es el ¨¢rea. Ah¨ª se mueve como pez en el agua. Se deja caer a los costados del rect¨¢ngulo y busca emparejarse con los laterales. Si se le pegan los centrales, los cent¨ªmetros se equilibran. Ayer su sombra fue el noruego Eggen, otro que ronda los 190 cent¨ªmetros. El Madrigal, pues, vivi¨® una tarde de ¨¦xtasis y la afici¨®n ya se frota las manos con sus delanteros.
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