Regreso al hotel Hyatt
En el mismo hotel Hyatt de Belgrado en el que en octubre de 1988 el entonces secretario general de la OTAN lanz¨® una seria advertencia a Milosevic, el pasado jueves Javier Solana, ahora convertido en la cabeza visible de la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Europea, llev¨® un mensaje mucho m¨¢s esperanzador que revela que se ha pasado una p¨¢gina: la salida para los serbios, ahora en plena transici¨®n democr¨¢tica, es la perspectiva europea. Muchos, desde dentro y, discretamente, desde fuera, han trabajado durante meses para que cayera el r¨¦gimen, en una historia a¨²n por contar. Tanto ha cambiado la situaci¨®n, 18 meses despu¨¦s de terminada la campa?a b¨¦lica, que, seg¨²n fuentes de Belgrado, los generales serbios estar¨ªan ahora dispuestos a contemplar la posibilidad de un acuerdo de asociaci¨®n para la paz con la OTAN.
Sin embargo, hay algo preocupante en algunos de los actuales dirigentes serbios, como el presidente Kostunica. Siguen neg¨¢ndose a reconocer que la campa?a de la OTAN -criticable en algunos de sus medios, mas defendible en sus fines- no ha contribuido a hacer caer el r¨¦gimen de Milosevic, sino que, al contrario, alarg¨® su vida.
Kostunica y otros siguen sin pedir disculpas no en nombre personal, sino de su pa¨ªs, por el da?o que Belgrado ha infligido en la regi¨®n. Dif¨ªcilmente se lograr¨¢ esa paz y reconciliaci¨®n interna por la que aboga Kostunica si no la acompa?a otra externa, en la que los occidentales tambi¨¦n deben reflexionar sobre la forma en que actuaron, al convertir en un momento dado, cuando la paz de Dayton para Bosnia, a Milosevic en parte de la soluci¨®n y no del problema. La falta de compasi¨®n de Milosevic ha salido a la luz al saberse que antes de bombardear la televisi¨®n serbia, la OTAN avis¨® al Estado Mayor en Belgrado. Pero el r¨¦gimen de Milosevic no pas¨® el mensaje a casi ninguno de los que all¨ª trabajaban.
Milosevic debe ser juzgado y castigado. El actual liderazgo serbio lo entiende perfectamente, y no excluye en un primer momento acusarle de traici¨®n, fraude electoral y corrupci¨®n. Pero a la vez, el Gobierno democr¨¢tico que dirige Zoran Djindjic considera que, aunque Milosevic ya no mande, las tramas de poder del anterior r¨¦gimen est¨¢n a¨²n vivas y se tardar¨¢ al menos dos a?os -?qu¨¦ optimismo!- en desmontarlas. El r¨¦gimen democr¨¢tico es a¨²n d¨¦bil, pero paso a paso avanza. Ha accedido a abrir una oficina del Tribunal de La Haya en Belgrado, a contemplar una modificaci¨®n de la Constituci¨®n y las leyes para poder extraditar eventualmente a Milosevic y otros acusados, y no descarta, si les pone la mano encima -y saben d¨®nde est¨¢n-, enviar pronto a La Haya a los asesinos-en-jefe Radovan Karadzic y Ratko Mladic. El Gobierno democr¨¢tico sabe que de otro modo la ayuda exterior no fluir¨¢ como debe hacia Serbia.
Y es la econom¨ªa la que m¨¢s les preocupa. Porque los actuales responsables tambi¨¦n temen que si en dos o tres a?os la econom¨ªa no se recupera, Serbia podr¨ªa deshacerse. El temor a un nuevo desmembramiento se centra ahora en Montenegro. Aunque Kostunica se ha mostrado abierto a respetar la eventual voluntad pol¨ªtica de los montenegrinos, teme tambi¨¦n que si se separan, arrastren en el movimiento a Kosovo, Macedonia y una divisi¨®n de Bosnia, lo cual har¨ªa imposible contemplar una estabilidad regional de nuevo cu?o.
Europa necesita cerrar esta l¨ªnea divisoria, la que separa el mundo ortodoxo del cristiano cat¨®lico y protestante, mucho m¨¢s profunda que la de la guerra fr¨ªa o la del islam, aunque algunos americanos crean que lo que se ha roto en Kosovo es el 'arco de crisis' del fundamentalismo isl¨¢mico que transcurre, seg¨²n esta visi¨®n, de Malasia e Indonesia hasta Gibraltar. En el camino hay un hotel en Belgrado.
aortega@elpais.es
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