'NO PIENSO GUARDAR LA SILLA A AZNAR'
Ni era nuevo en la plaza, ni mucho menos ha venido a Madrid a tomar la alternativa. Pero tampoco a presentar su libro El acierto de Espa?a, con el que logr¨® convocar el pasado 11 de febrero a casi todo el poder del PP. Su sonrisa, de oreja a oreja, le delata cada vez que intenta, que lo intenta hasta la exasperaci¨®n, negar la evidencia de su abierta ambici¨®n en un ejercicio de cinismo pol¨ªtico, aplastado por los hechos.
Pregunta. La presentaci¨®n de su libro El acierto de Espa?a ha sido un espect¨¢culo pol¨ªtico, digamos que inquietante, dentro del poder del PP. La cuesti¨®n est¨¢ en si habr¨¢ 'acertado' usted, o no, despertando tantas inquietudes...
Respuesta. ?Ah! ?No! No creo que haya despertado yo esas inquietudes que usted sugiere. Para m¨ª lo que sucedi¨® en el hotel Palace de Madrid no fue m¨¢s que la concurrencia de varias personas de relevancia pol¨ªtica con las que tengo una relaci¨®n de amistad realmente sincera. No tiene para m¨ª otra interpretaci¨®n... Bajo ning¨²n concepto estar¨ªa alejada hasta del sentido com¨²n, dir¨ªa yo. Otra cosa es que esas otras interpretaciones inquietantes a las que usted alude se tengan que hacer. Pero no veo yo que haya motivo, se lo aseguro. Mire, ya llevo unos cuantos a?os en la pol¨ªtica y le puedo decir que, al menos en mi caso, las relaciones humanas funcionan y que...
P. Y que usted sabe, muy bien, que en la vida, pero en la pol¨ªtica menos, nadie da duros a pesetas, ?verdad?
R. Mire, eso ya lo s¨¦. Pero tambi¨¦n soy consciente de que, en estos momentos, a cualquier acto se le quiera buscar alg¨²n tipo de... consecuencias que vaya m¨¢s all¨¢ del propio acto. Ya s¨¦ que no me va a creer, pero le aseguro que no estaba en mi intenci¨®n dar que hablar m¨¢s que de mi libro.
P. O sea que usted vino a Madrid para dejar claro que no le interesa el poder... Pues nadie de los que estaban all¨ª se crey¨® eso. Lo que s¨ª que se preguntaban algunos es si no habr¨¢ usted ido demasiado lejos y demasiado pronto.
R. Desde luego tiene usted raz¨®n en que hubiera ido demasiado lejos, y, por supuesto, demasiado pronto, si hubiera tenido la m¨¢s m¨ªnima intenci¨®n de ir... Cuando se carece de cualquier otro inter¨¦s o intenci¨®n que no sea el de presentar un libro pues no se corren esos riesgos que, sin duda, son errores ciertos para quien los hace. Es un c¨ªrculo vicioso en el que estamos y que me temo que nos va a acompa?ar en los pr¨®ximos tiempos. Yo ya s¨¦ que cualquier cosa que haga se le va a querer dar una intenci¨®n en ese sentido. Pero eso no me va a obligar a permanecer inm¨®vil en mi partido, se lo aseguro. Seguir¨¦ intentando, como pueda, que la gente me crea cuando afirmo que, en estos momentos, no tengo el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s pol¨ªtico que no sea gestionar bien la Comunidad Valenciana. ?Ning¨²n otro inter¨¦s!...
P. Entonces usted es v¨ªctima de una hermen¨¦utica perversa, que lleva a la gente a interpretar justo lo contrario de lo que usted afirma. Incluido el se?or Bono, que es de los que no da puntada sin hilo y que all¨ª estaba en 'lo del Palace' haci¨¦ndole de telonero entusiasta...
R. Bueno... yo puedo admitir, si quiere, que en aquel acto del libro, mi libro era lo de menos. Pero le puedo asegurar que a mi pesar. Por otra parte, el se?or Bono, con el que me una una buena amistad, poco tiene que ver, creo yo, con lo que pueda pasar con el futuro poder del PP. ?Qu¨¦ quiere que le haga! Yo intento, sinceramente, pero no se me ocurre c¨®mo podr¨ªa evitarlo, la verdad...
P. Pues conform¨¢ndose con presentar su libro en Valencia, sin montar el show del Palace, por ejemplo.
R. Tambi¨¦n lo voy a presentar en Valencia, y lo de Madrid ha sido cosa de la editorial.
P. ?Ah!... Esto seguro que le va a tranquilizar a Aznar cuando lo vea. Por cierto, ?usted es de los que le tienen miedo a Aznar?
R. ?Yo? ?Miedo a Aznar? ?Yo no tengo el m¨¢s m¨ªnimo miedo, nunca se lo he tenido! Le tengo afecto... Mire, yo soy el presidente de una de las comunidades aut¨®nomas m¨¢s importantes de este pa¨ªs. Eso, desde el punto de vista pol¨ªtico, tiene una trascendencia capital, aunque, no s¨¦ por qu¨¦, parece que fuera una responsabilidad pol¨ªtica de segundo nivel y eso es un error por parte de quien lo crea. Cuando Fraga o Pujol hacen una valoraci¨®n sobre cuestiones que afectan al conjunto del Estado nadie piensa que es que quieren venir a Madrid. Pues yo reclamo para m¨ª esa misma dimensi¨®n cuando hago mis aportaciones pol¨ªticas como las que se contienen en mi libro...
P. La cuesti¨®n es que, a d¨ªa de hoy, no est¨¢ muy claro si su 'no lanzamiento' de su 'no candidatura' en Madrid, le ha consolidado o le ha amortizado a usted irreversiblemente...
R. Eso que usted sugiere, como segunda hip¨®tesis, no me preocupa en absoluto, porque no forma parte de mis inquietudes. Pero, en cualquier caso, le recomiendo que tenga usted en cuenta una cosa: que no hay para un pol¨ªtico mejor aval que la realizaci¨®n de una buena gesti¨®n. A m¨ª habr¨¢ que medirme en funci¨®n de mi capacidad de gesti¨®n de intereses p¨²blicos muy importantes al frente de la Generalitat Valenciana. Ah¨ª es donde dar¨¦ la medida de si soy, o no, un buen pol¨ªtico. Ahora... Lo que no puede ser es que nos creamos que Espa?a es Madrid, porque Espa?a es algo m¨¢s que Madrid, Espa?a es...
P. ?Es el Palace? Le recuerdo que fue usted el que se vino a Madrid a presentar su libro...
R. ?Y yo le reitero que eso fue una decisi¨®n de la editorial! Eso no es contradictorio con mi empe?o, se siempre, de que Valencia juegue el papel que le corresponde con el conjunto de Espa?a. Porque Valencia es muy importante desde el punto de vista de la vertebraci¨®n de Espa?a. Dudo que haya ninguna otra comunidad aut¨®noma, con tantas singularidades como Valencia, con un orgullo tan claro de participar en el proyecto espa?ol. Por ejemplo, yo me he empleado a fondo en crear infraestructuras de comunicaci¨®n entre Madrid y Valencia. Con el apoyo incondicional de Aznar.
P. La verdad es que usted no parece despertar excesivas inquietudes, ni recelos, en Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Quiz¨¢s sea porque es usted tan pol¨ªticamente correcto, controlable, 'dirigible' incluso...
R. ?No, no!... Bueno, la verdad es que yo intento ser pol¨ªticamente correcto y, desde luego, controlable... Aunque depende del sentido como se interprete eso... Yo no s¨¦ si las cosas que yo hago le incomodan m¨¢s o le incomodan menos a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, aunque le aseguro que siempre hago lo que creo que debo hacer. S¨ª es un dato cierto que fidelidad al presidente del Gobierno me lleva a compartir con ¨¦l proyectos y objetivos. En cuanto a lo de 'dirigible'... ?Pues no s¨¦ lo que quiere usted decir con eso!
P. Quiero decir que es usted f¨¢cil de manejar, que no supone usted peligro alguno para el poder de Aznar. S¨®lo eso.
R. Pero... ?Si yo no quiero ser un peligro para nadie! ?Y much¨ªsimo menos para Aznar, as¨ª de claro se lo digo!
P. Por cierto, ?tiene alg¨²n dato de qu¨¦ le ha parecido a Aznar su 'lanzamiento', perd¨®n, la presentaci¨®n de su libro en Madrid?
R. La verdad es que no he hablado con el presidente Aznar ni antes ni despu¨¦s del acto. ?Le doy mi palabra de honor! Pero tambi¨¦n es cierto que no he sentido la m¨¢s m¨ªnima necesidad de saber lo que piensa Aznar al respecto, ni tampoco de darle ninguna explicaci¨®n. Nunca lo hago.
P. Pues si usted act¨²a as¨ª, no le habr¨¢ resultado precisamente c¨®modo tener que pasar el placet de Moncloa para poder publicar su libro. Tantas idas y venidas, tanto controles (dicen) de Carlos Aragon¨¦s, el jefe de Gabinete de Aznar...
R. ?Para nada he recibido ning¨²n placet! Yo lo ¨²nico que s¨ª he hecho es comentar el contenido de mi libro con mucha gente, y desde hace mucho tiempo. Lo que he hecho es simplemente favorecer un debate abierto en mi partido, en la clase pol¨ªtica, sobre los retos del futuro en la Espa?a auton¨®mica que, si no lo abordamos ahora, puede llegar a ser preocupante... En El acierto de Espa?a lo que pongo en valor es el ¨¦xito de nuestra apuesta por el Estado de las Autonom¨ªas pero, tambi¨¦n, la necesidad de cerrar, definitivamente, el debate.
P. La verdad es que no se entiende que se le haya podido ver alg¨²n tinte desestabilizador a su libro, con tanto af¨¢n por revisarlo en Moncloa...
R. ?Pero si en Moncloa no lo han revisado! Le puedo asegurar que me une una buena amistad con el se?or Aragon¨¦s, pero tambi¨¦n que nunca le consulto mis decisiones y, mucho menos, mis reflexiones pol¨ªticas!
P. Unas reflexiones que son, si me lo permite, 'previsiblemente heterodoxas' en cuanto a la financiaci¨®n auton¨®mica. La pregunta del mill¨®n es c¨®mo se las va a arreglar usted para convencer a Maragall que, el mismo d¨ªa y a la misma hora que predicaba su apuesta federalista en otro lugar de Madrid...
R. ?Pero de Maragall nadie dice que quiera ser el sucesor de Zapatero!
P. La sucesi¨®n de Zapatero no est¨¢ planteada, se?or Zaplana. Adem¨¢s, el se?or Zapatero estaba en primera fila escuchando a Maragall. Y Aznar no estuvo en el Palace. Pero d¨ªgame como va a convencer a Maragall, ande...
R. Creo que lo primero es que en el PSOE se pongan de acuerdo entre ellos, ?no? Porque las propuestas federalistas de Maragall son diametralmente opuestas a las de los responsables y dirigentes auton¨®micos de su partido. Mire, yo no quiero hacer la cr¨ªtica del federalismo asim¨¦trico que predica Maragall, porque me ser¨ªa demasiado f¨¢cil. Yo lo que advierto al se?or Maragall es algo real: que no habr¨¢ sistema de financiaci¨®n estable si no es por consenso y que la cuesti¨®n clave es ser capaces de armonizar la leg¨ªtima reclamaci¨®n de autonom¨ªa financiera de algunos territorios, de algunas comunidades aut¨®nomas, con los criterios de solidaridad con otros lugares de Espa?a que son indeclinables. Lo que le debe preocupar al se?or Maragall no es lo que le pase a los dem¨¢s, lo que le debe preocupar es que Catalu?a tenga recursos suficientes para ejercer sus competencias. A m¨ª me parece una aberraci¨®n esa actitud que consiste en establecer el 'no me importa c¨®mo me quede yo, siempre que me quede mejor que los dem¨¢s'.
EL ESTADO AUTON?MICO
P. Me gustar¨ªa saber qu¨¦ es lo que pone en peligro, seg¨²n su opini¨®n, el 'federalismo controlado' que propone Maragall.
R. Mire, yo estoy convencido de que someter a revisi¨®n el Estado auton¨®mico del que nos hemos dotado, planteando cuestiones que ser¨ªan muy dif¨ªciles de consensuar, me parece una torpeza, por no calificarlo de irresponsabilidad.
P. Mientras transcurre este debate virtual hay otras realidades m¨¢s 'reales' en su propia comunidad. Me temo que no tendr¨¢ m¨¢s remedio que pedirle al ministro del Interior que haga 'la vista gorda' con los miles de ilegales que trabajan en la huerta valenciana...
R. No, no le he pedido eso al ministro del Interior, porque yo lo que quiero es que todos los trabajadores inmigrantes que trabajen en la huerta valenciana tengan garantizados sus derechos. Y yo no s¨¦ que haya tantos como usted dice, si lo supiera lo evitar¨ªa...
P. Es muy f¨¢cil. Con acercarse usted a las huertas los ver¨ªa. Est¨¢n ah¨ª en las plantaciones, en los huertos de los naranjales...
R. La estad¨ªstica no dice eso. Eso sucede en otros lugares de Espa?a, pero en Valencia creo que menos... En cualquier caso el ministro del Interior ha dicho que no se va a dedicar a expulsar a la gente. Yo pienso que hay una realidad con la que tenemos que ser comprensivos, que tenemos que normalizar progresivamente, para que todos los trabajadores que est¨¢n en nuestro pa¨ªs tengan reconocidos todos sus derechos. Nosotros, en la Comunidad de Valencia, hemos incluido a todas las personas, inmigrantes, con independencia de su situaci¨®n legal, en la tarjeta sanitaria. ?A nadie se le va a preguntar a estas alturas si tiene papeles para atenderles sanitariamente!
P. ?Como se entere el ministro del Interior se le puede caer a usted el pelo!
R. No creo. Mire, yo entiendo que Espa?a debe establecer el n¨²mero de personas que vengan a trabajar con nosotros de otros pa¨ªses y que no puede ser ilimitado. Pero eso no impide que todos tengamos la obligaci¨®n de cuidar los derechos y las necesidades de las personas que ya est¨¢n en nuestro pa¨ªs. El Gobierno de Valencia no s¨®lo no persigue ilegales sino que les damos servicios p¨²blicos. Yo no concibo que se le pueda negar la asistencia sanitaria a un inmigrante, simplemente porque no tenga papeles. ?Ser¨ªa monstruoso! Las situaciones absurdas no tienen defensa posible.
P. Lo absurdo es o¨ªr a los empresarios agr¨ªcolas clamando porque vayan los inmigrantes a recoger los frutos, que se pudren en los campos, y ver a los sin papeles vagando por ah¨ª sin poder trabajar ?no? No s¨¦ c¨®mo se las arreglar¨ªa, incluso usted que es tan 'despachado', para explic¨¢rselo...
R. Bueno, primero le dir¨¦ que no creo que la situaci¨®n en la huerta valenciana sea tan l¨ªmite. Y luego, a esos empresarios agr¨ªcolas les dir¨ªa que lo que querr¨¢n ser¨¢ contratar ilegales y, desde luego, nosotros no vamos a permitir que contraten gente para que despu¨¦s puedan tener posibilidades de vejarla neg¨¢ndoles sus derechos. Habr¨¢ que buscar soluciones, pero esa no.
P. Quiz¨¢s lo razonable ser¨ªa que fueran las comunidades aut¨®nomas las que determinaran los cupos de inmigrantes en funci¨®n de sus necesidades de mano de obra. Como ha planteado Pujol, con perd¨®n...
R. Yo creo que eso se va a hacer. Le aseguro que eso se va a hacer. O, por lo menos, est¨¢ en nuestra voluntad, que eso se haga as¨ª, que las comunidades aut¨®nomas aporten sus datos, sus necesidades a la hora de definir los cupos con mayor criterio y rigor. Creo que ese proceso ya est¨¢ abierto y le dir¨¦ que, en mi opini¨®n, el criterio de los gobiernos aut¨®nomos tienen que ser muy importante para el Gobierno de la Naci¨®n.
P. Cuando eso suceda es previsible que el ministro Mayor Oreja tenga ya otras preocupaciones m¨¢s graves, si, finalmente, es elegido lehendakari. ?l s¨ª que le va a dejar a usted un hueco en la meta de salida, en la innombrable sucesi¨®n de Aznar, ?no?
R. Pero... ?Qu¨¦ mal me quiere usted! (Je, je, je...) ?Qu¨¦ mal me quiere! ?No, no!... Yo creo que Jaime Mayor es uno de los activos m¨¢s importantes que tiene el Partido Popular y que...
P. Y que tal vez por eso Aznar lo manda al infierno vasco... ?Usted cree que Mayor Oreja es un buen candidato para lehendakari?
R. Si lo desea ¨¦l... Pero yo no me atrever¨ªa a opinar en esa cuesti¨®n, a opinar de verdad, por las implicaciones que tiene... Lo que s¨ª que le digo es que la responsabilidad que manifiesta Jaime Mayor, hasta el nivel de sacrificio personal que eso implica, para poder dar una soluci¨®n al conflicto vasco es digna de elogio. Muestra la generosidad de un pol¨ªtico que prescinde de una situaci¨®n pol¨ªtica y personal, que podr¨ªa ser mucho m¨¢s c¨®moda, para afrontar una situaci¨®n tremendamente compleja. El que sea ministro del Interior no es negativo sino todo lo contrario; no se olvide usted que en el Pa¨ªs Vasco hay un problema principal que es el terrorismo que, adem¨¢s, nos afecta a todos los espa?oles.
P. Y para usted (le dec¨ªa) uno menos en la meta de salida, ?no?
LA CARRERA POR LA SUCESI?N
R. Primero le reitero que yo no estoy en esa carrera que se dar¨¢ dentro de tres a?os para la sucesi¨®n de Aznar. Porque no lo deseo y porque hay otros compa?eros con m¨¢s activos y m¨¢s capacidades que yo. Pero hay algo que me interesa precisar: usted da por hecho que la decisi¨®n de Jaime Mayor, si en su d¨ªa la tomara, de ser candidato a lehendakari, le incapacita para otras responsabilidades para ser candidato del Gobierno... Y yo le digo a usted que no. En pol¨ªtica las puertas se abren y se cierran por encima de la estrategia y que el futuro del poder en el PP no est¨¢ escrito, y que...
P. ?Y que Mayor Oreja podr¨ªa ser un buen presidente del Gobierno, tal vez?
R. Lo que le digo es que Mayor Oreja es el pol¨ªtico m¨¢s valorado en estos momentos y que la gente lo valorar¨¢ much¨ªsimo si, al final, toma esa decisi¨®n de valent¨ªa y de sacrificio a la hora de colaborar en la soluci¨®n del problema m¨¢s importante que tiene Espa?a.
P. Hay una interpretaci¨®n perversa, seg¨²n la cual Aznar no quiere un 'peso pesado' en la candidatura a la presidencia, para poder permitirse una reaparici¨®n calculada... ?Usted estar¨ªa dispuesto a, digamos, 'guardarle la silla'?
R. ?Al presidente Aznar? ?No, no, no! No estoy yo en esas condiciones. Pero no creo que aqu¨ª se trate de guardarle la silla a nadie, absolutamente a nadie... Es cierto que el presidente Aznar tiene un activo que trasciende ampliamente al Partido Popular y todos desear¨ªamos que recapacitase sobre aquella decisi¨®n de no volver a presentarse, porque la situaci¨®n pol¨ªtica de entonces no es la de ahora. Pero ahora lo ¨²nico que podemos hacer, para no despistarnos de los problemas que realmente afectan a los ciudadanos es, en la medida de nuestras posibilidades, intentar que de esa cuesti¨®n de la sucesi¨®n de Aznar se hable lo menos posible, lo menos posible... Yo, por mi parte, s¨®lo hablo cuando me preguntan. Y en eso de guardarle la silla a Aznar, ni estoy dispuesto ni creo que esa fuera una f¨®rmula que quisiera poner en funcionamiento el presidente.
P. Al otro candidato (al que todo el partido mira cuando no mira a Aznar) lo ten¨ªa usted muy cerca en la presentaci¨®n de su libro. Es el m¨¢s silencioso, pero el que parece que de verdad inquieta a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar...
R. ?Qui¨¦n? ?Rodrigo? ?Ah!... Somos muy amigos, y la verdad es que me ha ayudado de forma decisiva. Fue muy importante para m¨ª que estuviera conmigo ese d¨ªa.
P. ?Qui¨¦n es m¨¢s c¨®modo para Aznar, usted o Rodrigo Rato?
R. No se trata de una cuesti¨®n de comodidades... Desde luego, yo me excluyo. El se?or Rato no lo s¨¦, aunque no me consta que tenga la m¨¢s m¨ªnima ambici¨®n, ?eh? ?Y no se sonr¨ªa!... Lo que s¨ª le puedo asegurar es que adelantar el debate sucesorio es muy malo, muy malo para todos.
Un poder que no inquieta a Aznar
Eduardo Zaplana, presidente de la Comunidad Valenciana (una de las m¨¢s s¨®lidas canteras de votos del Partido Popular, donde Aznar se complace en celebrar m¨ªtines multitudinarios), hasta en eso de las ambiciones es pol¨ªticamente correcto... Ni muchas, para que se revuelva el gallinero del partido, ni demasiado modestas, para no quedarse en el anodino mont¨®n de los que, al final, tendr¨¢n que conformarse con hacer quinielas en la sucesi¨®n de Aznar. Zaplana, desde luego, no ser¨¢ de ¨¦sos. Y a eso vino a Madrid, a dejar muy claro que bien podr¨ªa ser el candidato a la sucesi¨®n de Aznar, aunque afirme, con sospechosa rotundidad, que no entra en sus planes. Dej¨® claro eso: que no se debe mover ficha sin contar con ¨¦l. Sus enemigos aseguran que a Zaplana le pasa con el poder lo que a zorra con las uvas, pero precisan que es ¨¦l el que est¨¢ verde, todav¨ªa. Quienes le observan sin prejuicios convienen en descubrir en el presidente valenciano el retrato robot de un id¨®neo sucesor de Aznar en la candidatura a La Moncloa: es razonablemente joven, contundentemente eficaz, claramente conservador... Y le gana a Aznar en algo que necesita el PP si el desgaste del poder se lo pone dif¨ªcil para volver a ganar dentro de tres a?os: es insoportablemente brillante. Por si fuera poco, habla bien y habla alto. Y ahora, adem¨¢s, ha escrito un libro que no ser¨¢ un bestseller, sin duda, pero que mucha gente del poder del PP se lo ha llevado a su casa dedicado, por si las moscas. Incluso Rato, que aval¨® la teor¨ªa sobre la financiaci¨®n auton¨®mica de Zaplana haciendo de inusual telonero. Le viene peque?a y un tanto aburrida la gesti¨®n a Zaplana. Y ha venido a Madrid a tentar la suerte. Por si acaso, deja claro que Aznar deber¨ªa repetir (no vaya a ser que repita) y, por si las moscas, que Mayor Oreja podr¨ªa ser un buen candidato, tambi¨¦n... Cuando regrese de su viaje a M¨¦xico sabr¨¢, sin duda, si El acierto de Espa?a ha sido un acierto. O no...
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