La pintura de Canaletto asombra y seduce con sus paisajes y caprichos venecianos
Se exhiben en Barcelona un centenar de obras del artista y de otros pintores coet¨¢neos
Canaletto. Una Venecia imaginaria le copia el t¨ªtulo a un libro escrito por el estudioso suizo Andr¨¦ Corboz en 1985, en el que defend¨ªa la tesis de la 'invenci¨®n' de Venecia que realiza el artista. 'Es la primera vez que se hace una exposici¨®n a partir de esta idea', afirma annalia Delneri, comisaria, junto a Dario Succi, de la muestra. 'Nuestro objetivo era demostrar que las vistas no son exactas y, al rev¨¦s, que los caprichos no son pura fantas¨ªa, sino que incluyen elementos reales'.
La tesis queda perfectamente clara al final de la exposici¨®n. All¨ª, cuatro audiovisuales superponen fotograf¨ªas y planos reales de plazas y edificios venecianos con los que pint¨® en su d¨ªa Canaletto. Tambi¨¦n se demuestra de forma r¨¢pida y did¨¢ctica c¨®mo el artista alzaba, por ejemplo, la altura de un puente o utilizaba perspectivas imposibles para que el conjunto resultara m¨¢s brillante y majestuoso. Los s¨ªmbolos mas¨®nicos que abundaban en sus caprichos o la promoci¨®n que realizaba en ellos de las nuevas corrientes arquitect¨®nicas de su ¨¦poca, como el neopaladianismo o el paisajismo ingl¨¦s, son otros elementos que destaca la muestra en su apartado did¨¢ctico.
?ste es, desde luego, uno de los alicientes de la exposici¨®n, ya que contradice la visi¨®n que se ten¨ªa hasta ahora del artista como un mero pintor 'fotogr¨¢fico', algo que ven¨ªa avalado por el hecho comprobado de que utilizaba la c¨¢mara oscura para proyectar sus pinturas.
Pero, pese al inter¨¦s de estos elementos, lo m¨¢s atrayente son, en s¨ª mismas, las 21 pinturas y dos series de grabados de Canaletto y las 15 de otros pintores co¨¦taneos, procedentes en su abrumadora mayor¨ªa de colecciones privadas, si bien hay una limitada selecci¨®n de obras de la colecci¨®n Thyssen, la entidad espa?ola que dispone del mejor conjunto de paisajistas venecianos y en cuya sede madrile?a se presentar¨¢ la exposici¨®n entre el 30 de mayo y el 2 de septiembre. Y es que no s¨®lo hay canalettos en la muestra, sino que ¨¦sta incluye una cuidada selecci¨®n de otros pintores que, pese a ser tambi¨¦n hermosos, demuestran el porqu¨¦ de la superior fama de Canaletto. Entre ellos figuran Bernardo Canal y Bernardo Belloto, padre y sobrino del artista, Francesco Guardi, Luca Carlevarijs y Michele Marieschi.
La sala en la que mejor se aprecian las diferencias entre los paisajistas es una que, bajo el t¨ªtulo El gran angular, muestra dos grandes vistas de la plaza San Marcos te¨®ricamente desde una perspectiva similar. Se trata de La plaza de San Marcos hacia la bas¨ªlica, pintada antes de 1723 por Luca Carlevarijs, pionero de los pintores de vistas venecianos, y La plaza de San Marcos hacia la bas¨ªlica, pintada hacia 1736 por Canaletto. Es la misma vista y se reconocen los mismos elementos, pero el espacio y, sobre todo, la luz, son totalmente diferentes. La de Canaletto es una luz dorada, solar, casi m¨¢gica. Tambi¨¦n, afirman los comisarios, inexistente porque en su caso la arquitectura o las figuras, ¨¦stas siempre llenas de vida, no parecen verse afectados por la atm¨®sfera que representa transparente e inm¨®vil.
El montaje, aunque a grandes rasgos permite conocer la interesante evoluci¨®n estil¨ªstica de Canaletto desde la exuberancia casi barroca de sus inicios al trazo suelto casi preimpresionista de sus obras de vejez, no est¨¢ organizado de forma cronol¨®gica. Dividido en diez salas, cada una desarrolla un tema concreto. La primera se dedica a los grabados de Canaletto, y la pen¨²ltima, a los que realiz¨® el grabador Visentini a partir de cuadros del artista. Estos ¨²ltimos se presentan acompa?ados de un plano de Venecia situado en el suelo que permite identificar la localizaci¨®n exacta de la vista. En el medio, diferentes espacios que ilustran la desbordante imaginaci¨®n de un artista del que se conoce que trabajaba por encargo, generalmente para arist¨®cratas ingleses, cobraba precios astron¨®micos y cuyo car¨¢cter hura?o no le facilit¨® una vida p¨²blica excesivamente brillante.
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