Roberto Verino vuelve al uso del color negro y el brillo azabache

La pen¨²ltima jornada de la Pasarela Cibeles tuvo ayer dos escenarios. Primero, el recinto ferial Juan Carlos I (Ifema), de Madrid, donde desfilaron los modistas Jes¨²s del Pozo y Modesto Lomba; el otro, al atardecer, en el Museo Antropol¨®gico, donde Roberto Verino no escatim¨® esfuerzos para distinguir su colecci¨®n -en la que vuelve al uso del color negro y el brillo azabache- a base de un estilismo sofisticado y de una m¨²sica de calidad. Estos tres dise?adores, otrora disidentes fundacionales de la Asociaci¨®n de Creadores de Moda, se muestran reservados y prudentes en cuanto al futuro del evento.

En Ifema los retrasos tocaron techo ayer sin justificaci¨®n alguna, pues de la media hora de retraso en la cita de cada desfile de d¨ªas atr¨¢s, con la firma Devota & Lomba lleg¨® a los 45 minutos. Antes desfil¨® Jes¨²s del Pozo con un complicado decorado de escenograf¨ªa teatral, era un bosque de abedules secos y desnudos como para ilustrar los m¨¢s tristes y fr¨ªos versos de Turgueniev. All¨ª apareci¨® una colecci¨®n muy comedida en sienas, texturas de tierra reseca con un verde duro. No fueron c¨¢lidos tampoco los estampados abstractos y gestuales ni las tafetas brillantes, todo al servicio de la l¨ªnea habitual de este modista, que posee lenguaje propio y recursos de estilo muy marcados.

Jes¨²s del Pozo hizo coincidir diferentes pesos: una fuerte trama junto a un velo evanescente. Tambi¨¦n us¨® a discreci¨®n el azul acero y el negro combinado con el blanco hueso; al final, su personal sentido de la fiesta se impuso en unos trajes de gran volumen, t¨ªpicos y l¨ªricos, aunque poco novedosos dentro de su lenguaje. Y como broche de fin de desfile, una tropa de encantadores ni?os, donde tambi¨¦n estaban esas gamas aquietadas en busca de concentraci¨®n.

Modesto Lomba bas¨® el desfile de su firma, Devota & Lomba, en el amarillo lim¨®n y el negro, combinaci¨®n estridente y arriesgada. Con todo, esta colecci¨®n suya se vio m¨¢s enfocada de una manera realista al mercado, con un punto donde no falta el aire tradicional desde la hechura hasta las agradecidas rebecas lisas. Entre otros detalles de dibujo estuvieron esos cuellos chimenea en trapecio invertido, las levitas y los abrigos largos de fuerte entalle y el cuero marr¨®n grabado. No se libr¨® Lomba de una cierta monoton¨ªa expositiva en la serie de los estampados en gris plata sobre lana marr¨®n.

Roberto Verino convoc¨®, en el Museo Antropol¨®gico, con un lleno total que suspir¨® desde el principio con una colecci¨®n articulada sobre la gama caliente, el blanco fugaz y el dominio del negro tanto para hombre como para mujer. Las piezas guardan un cierto sabor cl¨¢sico (gabardinas, abrigos), que se rompe con la aparici¨®n del cristal swarovsky y el azabache tanto para el hombre como para la mujer. Ese hombre verino llevar¨¢ abrigos tambi¨¦n que van del rosa al rojo y al morado, y para la mujer, una sorpresa de intimidad: los batines-kimono con motivos pintados y lentejuelas aplicadas. Otro material que Verino ha rescatado con ¨¦xito es la pana rayada de toda la vida, en una gama que recuerda el horizonte de su tierra: verdeoliva, ocres, aceituna y siena. Si el estilismo fue impecable, la buena m¨²sica y el valor mismo de las prendas hicieron el resto para el ¨¦xito.