Putin acomete la reforma de la tierra, pendiente desde la transici¨®n
El presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, pretende lograr en unos meses lo que Bor¨ªs Yeltsin no consigui¨® en m¨¢s de cinco a?os: regular la compraventa de la tierra, la gran reforma pendiente de la transici¨®n del comunismo al capitalismo. El l¨ªder del Kremlin ha ordenado a su primer ministro, Mija¨ªl Kasi¨¢nov, que tenga listo para someterlo a la Duma el proyecto de nuevo C¨®digo de la Tierra, que regular¨¢ b¨¢sicamente las operaciones con terrenos para uso industrial o de vivienda. Un mes m¨¢s tarde, el Gobierno deber¨¢ tener tambi¨¦n listo para discusi¨®n el texto que debe fijar los l¨ªmites dentro de los cuales cada regi¨®n podr¨¢ legislar sobre la aut¨¦ntica patata caliente: la compraventa de la tierra de uso agr¨ªcola.
En la reuni¨®n mantenida el mi¨¦rcoles por Putin con los l¨ªderes regionales que forman parte del Consejo de Estado, el presidente anunci¨® (y sus interlocutores aceptaron) que el actual texto del C¨®digo de la Tierra, que lleva a?os arrastr¨¢ndose por la Duma -donde incluso super¨® ya dos votaciones y fue objeto de m¨²ltiples enmiendas-, ser¨¢ retirado de la circulaci¨®n por estar desfasado y no ser siquiera susceptible de ser transformado.
La oposici¨®n de los comunistas a la privatizaci¨®n de las tierras agr¨ªcolas desvirtu¨® tanto el texto remitido por el Kremlin que Yeltsin se vio forzado a vetarlo. Las huestes de Guennadi Ziug¨¢nov y sus aliados agrarios plantear¨¢n batalla tambi¨¦n ahora, pero la correlaci¨®n de fuerzas ya no les resulta favorable. Si no quieren atrincherarse en un rechazo in¨²til se ver¨¢n forzados a aceptar un compromiso.
El gran temor de la izquierda es que, como ocurri¨® con la privatizaci¨®n de las grandes empresas estatales, la tierra termine en manos de unos cuantos magnates que utilicen en provecho propio sus buenas relaciones con los poderes estatales o regionales.
La propiedad privada de la tierra est¨¢ reconocida en la Constituci¨®n, pero ese derecho no ha sido desarrollado en leyes concretas, lo que ha permitido que en muchas zonas del pa¨ªs, el m¨¢s grande del planeta, se hayan aplicado normas particulares de resultado dispar.
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