La b¨²squeda cient¨ªfica de la longevidad
Los especialistas discuten si el envejecimiento es un proceso irreversible y cu¨¢nto se puede alargar la vida
Los cient¨ªficos no piensan en la inmortalidad, pero s¨ª en c¨®mo retrasar lo inevitable. Algunos son muy optimistas pero la mayor parte son cautelosos, como se vio en la sesi¨®n ?Cu¨¢nto puede vivir el ser humano? que tuvo lugar en la reciente reuni¨®n de la Asociaci¨®n Americana para el Avance de la Ciencia celebrada en San Francisco. Y la mayor¨ªa reconoce que desde el punto de vista de la evoluci¨®n, el ser humano deja de tener valor cuando ha cumplido su papel reproductor (hacia los 30 a?os) lo que explica que el cuerpo humano no est¨¦ bien dise?ado para durar mucho tiempo.
Entre los cautelosos ante las perspectivas de vencer la vejez estaba en San Francisco Leonard Hayflick, un cient¨ªfico local (de la Universidad de California en esa ciudad) y una de las m¨¢ximas autoridades hasta ahora en los procesos de envejecimiento. 'Estamos dedicando ingentes cantidades de dinero a las enfermedades asociadas al envejecimiento, como el Alzheimer, pero no sabemos casi nada sobre las causas del envejecimiento' asegur¨®. 'El Instituto Nacional del Envejecimiento deber¨ªa llamarse Instituto Nacional del Alzheimer porque la mitad de su presupuesto est¨¢ dedicado a esta enfermedad', ironiz¨® este investigador.
Genes inocentes
Hayflick es bi¨®logo celular y es rotundo en afirmaciones como la de que el envejecimiento no es una enfermedad -las canas y las arrugas no son patol¨®gicas- y que los genes no tienen nada que ver con el envejecimiento. Pero tambi¨¦n asegura que el ser humano tiene la capacidad potencial de vivir m¨¢s tiempo ( posiblemente hasta 120 a?os) que los 15 a?os de media que alargar¨ªa su esperanza de vida si se vencieran las principales causas de muerte (el c¨¢ncer y las enfermedades cardiovasculares, ya que curar el Alzheimer s¨®lo alargar¨ªa la vida del estadounidense medio 19 d¨ªas). Esto s¨®lo se lograr¨¢, se?ala, sin embargo, cuando se comprendan los procesos ¨¢tomicos y moleculares asociados a la degeneraci¨®n de las c¨¦lulas, los ¨®rganos y los procesos metab¨®licos.
El discurso de Hayflick parece un poco anticuado en esta era de entusiasmo gen¨¦tico y as¨ª se lo hicieron ver otros especialistas. Uno de ellos era Thomas E. Johnson, un bi¨®logo de la Universidad de Colorado que ha descubierto que la modificaci¨®n de algunos genes puede alargar o acortar, en algunos casos espectacularmente, la vida del gusano modelo, el nematodo C. elegans. Est¨¢ claro que ya se estar¨¢n buscando entre los genes del reci¨¦n publicado genoma humano los genes hom¨®logos de los descubiertos en el gusano. Para Thomson, el camino entre este descubrimiento y la llegada al mercado de drogas antienvejecimiento va a ser relativamente corto, a pesar de que el proceso, como reconoce ¨¦l mismo, es complejo, porque est¨¢n implicados al menos 60 genes.
Pero Hayflick, que demostr¨® en los a?os sesenta que las c¨¦lulas s¨®lo se pueden dividir un n¨²mero determinado de veces antes de morir, insisti¨®. El envejecimiento, seg¨²n ¨¦l, es un proceso estoc¨¢stico (de azar) que tiene que ver con 'la p¨¦rdida de la energ¨ªa, en forma de enlaces qu¨ªmicos entre ¨¢tomos, que mantiene intacta la estructura de las mol¨¦culas complejas'. Y los genes encontrados en el gusano 'est¨¢n implicados en procesos fisiol¨®gicos que marcan la longevidad... no son genes de envejecimiento. No est¨¢n estudiando gusanos que ya han alcanzado la longevidad, sino genes en gusanos j¨®venes', asegur¨®. Es el envejecimiento, se?al¨®, el que provoca una mayor vulnerabilidad a las enfermedades, pero no es en s¨ª una enfermedad sino un proceso normal con el que adem¨¢s puede resultar muy peligroso interferir.
El dan¨¦s Kaar Christensen no se mostr¨® especialmente partidario de una u otra hip¨®tesis, pero s¨ª record¨® que se ha demostrado en experimentos con animales que se puede prolongar la vida restringiendo las calor¨ªas ingeridas, o sea, haciendo pasar hambre al organismo estudiado.
Mientras se consigue alargar o no la vida, los bi¨®logos y dem¨®grafos est¨¢n jugando un importante papel en la predicci¨®n de la esperanza de vida en los pa¨ªses desarrollados, un tema que interesa por igual a gobiernos, bancos y empresas. En este campo se mueve el equipo de S. Jay Olshansky, de la Universidad de Chicago, que hace 10 a?os predijo los 85 a?os como l¨ªmite de la esperanza de vida y que ahora, con los datos de los 10 ¨²ltimos a?os de Jap¨®n, Estados Unidos y Francia, se reafirma en que un siglo de esperanza de vida est¨¢ todav¨ªa muy lejano. La mortalidad entre los 0 y los 99 a?os disminuy¨® un 1,5% anual en Francia, un 1,2% anual en Jap¨®n y s¨®lo un 0,4% anual en Estados Unidos. Si se mantuviera esta tendencia se alcanzar¨ªan los 85 a?os de esperanza de vida en los a?os cuarenta del siglo XXI en Francia y Jap¨®n, pero en Estados Unidos no se llegar¨ªa hasta entrado el siglo XXII.
Estilo de vida
Sin entrar en las opiniones sobre si existe un l¨ªmite insuperable para la duraci¨®n de la vida humana y d¨®nde se encuentra ese l¨ªmite, Olshansky cree que las mejoras en el estilo de vida y en la medicina tienen un efecto limitado en elevar la esperanza de vida y critica fuertemente el mercado de productos y tratamientos destinados supuestamente a aumentar la longevidad. Adem¨¢s, dijo, desde el punto de vista de la evoluci¨®n 'hemos superado nuestro periodo de garant¨ªa como m¨¢quinas vivientes' dise?adas para durar 40 a?os. A¨²n cuando se eviten las enfermedades relacionadas con el envejecimiento 'aparecer¨¢n otros desajustes', opin¨®. Hayflick le dio la raz¨®n: 'Somos la ¨²nica especie en la que se observan tantos individuos viejos. [Desde el punto de vista de la evoluci¨®n] no existe necesidad de vivir m¨¢s all¨¢ de los 30 o 35 a?os'.
Un mensaje poco tranquilizador, que Olshansky plasma gr¨¢ficamente en un art¨ªculo publicado en el n¨²mero de marzo de Scientific American, en el que, junto a otros colegas, explica lo mal que est¨¢ dise?ado el cuerpo humano para durar 70 a?os y propone las modificaciones adecuadas para que dure m¨¢s.
Pero, teniendo en cuenta sus propios estudios y dejando aparte improbables curas milagrosas a corto plazo para el envejecimiento ?cu¨¢nto esperan vivir, por ejemplo, algunos de estos especialistas? Al ser preguntado, Hayflick dijo que espera llegar a los 100 a?os con completa capacidad mental y morirse entonces de repente. Christensen afirm¨® que lo importante es a?adir vida a los a?os y no a?os a la vida, y Olshansky asegur¨® tambi¨¦n que la pregunta estaba mal hecha, ya que lo que importa es vivir con salud y no el tiempo que se viva.
El cerebro y la menopausia
El cerebro parece tener mucho que ver con la interrupci¨®n del ciclo menstrual en las mujeres, un fen¨®meno asociado normalmente a la edad. Hasta hace muy pocos a?os, los cient¨ªficos pensaban que la menopausia es el resultado del n¨²mero cada vez m¨¢s bajo de fol¨ªculos disponibles en los ovarios y que los cambios hormonales que la acompa?an son debidos al envejecimiento de los ovarios. Sin embargo, recientemente se est¨¢ proponiendo otra hip¨®tesis: que la menopausia puede ser resultado, al menos parcialmente, del envejecimiento del cerebro. La constante reducci¨®n de los fol¨ªculos que maduran en los ovarios desde los 35 a?os podr¨ªa ser el resultado de la alteraci¨®n en la secreci¨®n de hormonas por el cerebro, piensan algunos investigadores estadounidenses, entre ellos Phyllis M. Wise (Universidad de Kentucky) y Dennis Matt (Universidad Commonwealth, Virginia). Seg¨²n esta hip¨®tesis, el centro regulador de la menopausia es el hipot¨¢lamo y los s¨ªntomas asociados a veces a ella, como los sofocos, pueden estar relacionados con el deterioro de esta parte del cerebro. Estos y otros investigadores han medido los niveles de determinadas hormonas en mujeres mayores de 35 a?os muchas veces al d¨ªa para intentar conocer las pautas de las grandes variaciones hormonales que se producen en periodos muy cortos a partir de esa edad y han observado tambi¨¦n ratas, en las que el hipot¨¢lamo controla los ovarios de forma similar. El ciclo menstrual, ha indicado Wise en la revista Scientific American, se basa en una complicada interrelaci¨®n temporal de un n¨²mero elevado de hormonas y otros compuestos. A medida que pasa el tiempo, la coordinaci¨®n entre estas hormonas y los neurotransmisores cerebrales, tales como la dopamina y la serotonina, se va deteriorando, lo que produce efectos -las hormonas se segregan cuando no deben y en cantidades incorrectas- al principio casi indetectables. El desajuste aumenta hasta que resulta imposible el correcto desarrollo de los fol¨ªculos y cesa el ciclo menstrual. Los investigadores creen que es el reloj biol¨®gico situado en el hipot¨¢lamo el que se deteriora y causa este desbarajuste hormonal, lo mismo que afecta al ritmo de sue?o y vigilia, que en las personas mayores tiende a cambiar (duermen menos por la noche).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.