Fin de las tradiciones campestres

Para alcanzar la autopista M1 en direcci¨®n a Londres desde la ciudad de Leicester, situada en el centro del Reino Unido, el automovilista atraviesa primero varios pueblos y aldeas apenas tocados por el paso del tiempo. Una escena id¨ªlica rota tambi¨¦n ayer en este condado por los mugidos y balidos de animales llevados a sacrificar a causa del brote de fiebre aftosa que suma ya 26 focos, est¨¢ arrasando a la ganader¨ªa nacional y puede destruir las tradiciones campestres m¨¢s arraigadas. Para sus due?os, se trata sin duda del peor momento de su vida profesional. Deb¨ªan dejar a los animales a merced de tiradores experimentados que acababan r¨¢pidamente con ellos en fincas selladas por el Gobierno, rodeadas de heno empapado en desinfectante y en las que se ha colgado bien visible la advertencia de que nadie se acerque para no propagar el virus.

Confinados en sus tierras, sin poder recibir visitas, a veces ni siquiera de la familia en un intento de contener la enfermedad, los granjeros murmuran de lejos frases del estilo: 'Es horrible, inimaginable; tantos animales muertos'. Los que eran ni?os en 1967, cuando una epidemia de fiebre aftosa acab¨® con casi 500.000 cabezas de ganado, no esconden sus l¨¢grimas. Sus recuerdos son a¨²n tan vividos que varios han sacado a tiempo a sus hijos de casa para que no vieran la matanza.

S¨®lo uno se ha quejado bien alto de lo que cree una injusticia. Se trata de Bobby Waugh, de 55 a?os, due?o de una explotaci¨®n porcina en Northumberland, en la frontera inglesa con Escocia. Su granja est¨¢ considerada el origen del brote y ¨¦l admite que estaba sucia, pero s¨®lo porque cr¨ªa cerdos. Lo que no tolera es que le presenten como una verg¨¹enza para un sector que empezaba a recuperarse de la crisis de las vacas locas y teme hundirse ahora sin remedio. 'Mis puercos com¨ªan los restos de los almuerzos servidos en colegios y restaurantes de la regi¨®n, as¨ª que no les he dado nada de mala calidad o ilegal', ha dicho, sin poder convencer al servicio de veterinarios de que el abandono del lugar se deba al tipo de ganado que engorda.