Robar o ganar
Por norma confundido, y a veces m¨¢s dividido de lo que parece, el barcelonismo ha encontrado una v¨ªa de escape a su mal humor y un punto de encuentro en el partido de Madrid. Un error arbitral clamoroso le ha permitido identificar al enemigo en campo contrario y argumentar un discurso propio ya conocido. Para muchos aficionados azulgrana, Losantos Omar es la reencarnaci¨®n de Guruceta; Aznar y el dedo pulgar con el que escenific¨® y pronostic¨® la ca¨ªda del Bar?a supone la reinstauraci¨®n del nacionalespa?olismo; Florentino P¨¦rez aparece como un presidente que goza del mismo consentimiento gubernamental que Bernab¨¦u, y Gaspart representa el papel de barcelonista bonach¨®n y superado que defendi¨® Agust¨ª Montal, hijo.
No es demagogia, sino que hay otros detalles que avalan cu¨¢n c¨®modo se siente el Madrid y mal puesto el Bar?a, como la presencia del Rey en el partido que el Lazio jug¨® en Chamart¨ªn; las declaraciones del alcalde de Madrid sobre el extranjerismo del Bar?a; la desmesura de Mendoza al calificar de 'chorrada' que el Bar?a representa a Catalu?a; el inventario que asegura que el Madrid lleva un a?o sin que le expulsen un jugador; o la transformaci¨®n de Figo. El portugu¨¦s ha dejado de ser un futbolista universal para convertirse en un personaje provinciano. Ha cambiado de club, y con el traspaso ha mudado la piel. No se entiende si no c¨®mo desde hace un tiempo diferencia entre prensa catalana (como si toda fuera una revista del Bar?a) y espa?ola. El de Figo es un discurso que legitima la denuncia de la directiva del Bar?a, que se ha apropiado de un partido y de un error arbitral que pertenece al equipo.
A los futbolistas del Barcelona se les puede recriminar muchas cosas, como su facilidad para clasificar los partidos. Antes de viajar a M¨¢laga o a Santander ya anunciaban que iban a tener problemas, de la misma manera que aventuraron que pod¨ªan ganar en Madrid. Los grandes encuentros parecen apetecerles m¨¢s que los peque?os, y prefieren la victoria al campeonato. En respuesta a quienes les situaban en el matadero, los azulgrana se rebelaron con valent¨ªa y se reinvindicaron al tiempo que desmitificaban al Madrid, cuya actuaci¨®n en A Coru?a ya hab¨ªa sido sospechosa.
Pero el mismo valor que tuvieron para enfrentar al Madrid y la raz¨®n que se les concede para declararse ganadores deber¨ªan utilizarlos tambi¨¦n para auscultarse y saber el porqu¨¦ de derrotas tan inexplicables como el empate del s¨¢bado. Y la directiva har¨ªa igualmente bien en contagiarse de la gallard¨ªa del equipo en lugar de caer en el victimismo y utilizar un error ajeno para justificar fallos propios tanto en la administraci¨®n como en la planificaci¨®n del club.
M¨¢s que patalear y despotricar contra Madrid y el Madrid, como a?os ha, convendr¨ªa aumentar el peso del club en la gesti¨®n del f¨²tbol, fomentar la autoestima y encontrar respuestas a la adversidad. Una equivocaci¨®n de un juez de l¨ªnea puede justificar un resultado y hasta cierto punto fomentar la especulaci¨®n en busca de contextualizarlo, pero no debe servir de paraguas de un club. El drama del barcelonismo ser¨ªa que le fuera mejor un robo arbitral que una victoria en Madrid, signo inequ¨ªvoco de que el Bar?a no crece, sino que encoge. A los males, remedios y no pu?aladas.
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