El ajetreado 2001 de Mancini
Dej¨® el banquillo del Lazio para jugar en Leicester y hoy dirige al Fiorentina
Han sido muy curiosos los ¨²ltimos dos meses de la vida de Roberto Mancini, flamante entrenador del Fiorentina. Entre el 9 de enero y el 26 de febrero viaj¨® desde el banquillo del Lazio, donde era ayudante de Sven Goran Eriksson, ahora seleccionador ingl¨¦s, a los campos de la Premier League, donde jug¨® como centrocampista ofensivo en el Leicester durante cinco partidos. Y, desde Leicester, otra vez al banquillo, pero ahora al de la Fiorentina para reemplazar al turco Fatih Terim como primer t¨¦cnico. Un viaje de ida y vuelta entre Italia e Inglaterra, entre el Mancini entrenador y el Mancini jugador.
Que dentro de este ex futbolista t¨¦cnico y refinado que triunf¨® en el Sampdoria y el Lazio, con personalidad y ascendencia en todos los grupos de los que form¨® parte, anidase desde siempre un potencial entrenador, no era ciertamente un secreto para nadie en el mundo del calcio. Es m¨¢s, muchos daban por descontado que ante la partida de Eriksson, ser¨ªa Mancini su heredero natural en el Lazio.
Sin embargo, ¨¦l present¨® tambi¨¦n su renuncia y se alej¨® en silencio. Unos d¨ªas despu¨¦s sorprendi¨® a todos con el anuncio de que volver¨ªa a colocarse unas botas y una camiseta para jugar en el Leicester. Lleg¨® a Inglaterra con 36 a?os y 541 partidos disputados en la m¨¢xima divisi¨®n del f¨²tbol italiano que le hacen ocupar el tercer lugar en la clasificaci¨®n hist¨®rica de los jugadores con m¨¢s encuentros jugados. Su palmar¨¦s incluye 13 trofeos, entre los cuales figuran dos t¨ªtulos de Liga, uno con el Sampdoria (90-91) y otro con el Lazio (99- 2000).
Poco dur¨® su excursi¨®n inglesa. A la primera sirena italiana que le cant¨® la ilusi¨®n de un banquillo, Mancini pidi¨® permiso para ausentarse por unos d¨ªas y, sin siquiera preguntar cu¨¢nto le pagar¨ªan, se mostr¨® dispuesto a tomar en sus manos el hierro caliente que es hoy el Fiorentina.
Sus ansias de dirigir chocaron irremediablemente con el reglamento (la Federaci¨®n Italiana no permite a un entrenador trabajar en la misma temporada con dos equipos diferentes). Debido a ello, ayer se le pudo ver con aire melanc¨®lico, sentado en las gradas del estadio del Bari, mientras en el campo las ¨®rdenes las daba su pr¨®ximo asistente, Chiarugi.
El Fiorentina mostr¨® las carencias de siempre desde que se march¨® Terim. No le bastaron la lucidez de Rui Costa o la seguridad de Toldo, y al final se rindi¨® al voluntarismo de su rival, perdiendo por 2-1 contra un Bari que lucha por abandonar el ¨²ltimo lugar en la Liga.
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