Lo que comemos
Me temo que esta vez el asunto del ganado enfermo es bastante m¨¢s serio que en ocasiones anteriores. Con la colza, por otra parte, se vivi¨® un caso de s¨®rdida y ruin villaner¨ªa que se sali¨® de madre, pero sin perder su car¨¢cter de vulgar estafa. Lo de ahora es m¨¢s intrincado y de m¨¢s altos vuelos, pero no por eso hay que temer que la sangre llegue al r¨ªo, pues aunque no nos fiamos de la gran industria alimentaria, y estamos al cabo de la calle en cuanto a 'negligencia benigna' del poder pol¨ªtico... bien. Ocurre que la responsabilidad est¨¢ diluida, que la culpa la comparten diversos agentes y que, adem¨¢s, la dimensi¨®n del da?o se va conociendo poco a poco y as¨ª duele menos. Como por otra parte la sociedad tecnol¨®gica genera problemas m¨¢s y m¨¢s complejos, la gente nutre su autoexclusi¨®n, lo que podr¨ªa inspirar el temor de estallidos sanguinolentos si al autoexcluirnos no cercen¨¢ramos esa posibilidad. As¨ª que nos limitamos a ejercer el derecho al pataleo, vacuna que nos es astutamente otorgada.
T¨¦cnicos del statu quo nos informan de que hoy comemos mejor y m¨¢s sano que en cualquier otro periodo hist¨®rico. Nuestros antepasados comieron carne podrida y mataban el sabor y el olor con especias. Caray, digo yo. Por eso Erasmo se congratulaba de haber llegado a la provecta edad de 60 a?os. Y hace pocos meses se nos dec¨ªa tambi¨¦n que en Espa?a el clembuterol estaba muy prohibido y el ganadero que fuera cogido con las manos en la masa, se jugaba el tipo. Yo hab¨ªa visto en una televisi¨®n 'farmacias' para el ganado orilla de una carretera. Clientes entraban y sal¨ªan cargados de antibi¨®ticos y, por supuesto, de clembuterol a todo pasto. Se nos informaba tambi¨¦n de que en Espa?a no exist¨ªa ni un solo caso de encefalopat¨ªa espongiforme, porque aqu¨ª estaban prohibidos los piensos con contenido de harinas animales. Podr¨ªan comerlos los cerdos y los pollos, pero las vacas, no. Muy poco despu¨¦s salt¨® el primer cap¨ªtulo del actual culebr¨®n, que incluye a expertos de ambas orillas. Veamos brevemente lo que declar¨® a La Vanguardia una experta aguafiestas, Montse Arias, directora de la revista The Ecologist (El ecologista).
Seg¨²n dice do?a Montse, nos alimentamos de animales enfermos a los que se les ha administrado antibi¨®ticos a mansalva. Los pollos sufren un c¨¢ncer denominado enfermedad de Marek, a las vacas se les da una hormona sint¨¦tica, la BST, que est¨¢ prohibida en Europa, aunque se puede adquirir en el mercado negro. Para que las vacas crezcan, a riesgo de enfermar. Entre otras contingencias se les infectan las ubres, pero la leche es envasada y se expende, previo suministro de antibi¨®ticos. Posibles consecuencias: c¨¢ncer infantil, de pr¨®stata y de mama. El famoso clembuterol proporciona una carne rojiza y menos grasa, pero produce estr¨¦s a los animales, lo que se arregla con tranquilizantes 'que son nefastos para las personas con problemas de coraz¨®n'. Las gallinas viven tan hacinadas que, nerviosas, se picotean unas a otras y practican el canibalismo; sus restos quedan mezclados con los huevos frescos de granja y a las muertas se les extraen para fabricar galletas y pastas, mientras los cad¨¢veres sirven para sopas, platos preparados y potitos. Espanto de espantos: 'una hamburgueser¨ªa est¨¢ utilizando... la ingeniera gen¨¦tica, con la que se fabrican pedazos de carne viviente, s¨®lo los trozos m¨¢s rentables de los animales'. Sin cabeza, ni patas ni cola.
Suena exagerado y alarmista y puede que lo sea, pero Jes¨²s Moster¨ªn, hombre muy serio y muy sabio nos relat¨® la tortura de los pollos de granja hace acaso dos a?os y era escalofriante. ?Culpables? La industria agroalimentaria y la farmac¨¦utica, que doblegan la resistencia de los gobiernos. Expertos 'buenos' afirman que la ganader¨ªa biol¨®gica es rentable para todos, menos para los sectores mencionados. Pero se necesita m¨¢s investigaci¨®n y ah¨ª se alzan otras voces, las de los especialistas adeptos a la ley de los rendimientos decrecientes. La tecnolog¨ªa resuelve un problema a costa de crear otro mayor en el proceso. Se est¨¢ volviendo contra sus creadores. ?No ser¨ªa justo el castigo que sufri¨® Prometeo? Al entregarle el fuego al hombre, abri¨® la caja de Pandora. Si Zeus se enfad¨® por eso o porque Prometeo cre¨® al hombre, es cuesti¨®n oscura.
El caso es que el catastrofismo gana adeptos, y que aunque muchos de estos son rom¨¢nticos trasnochados, los hay pragm¨¢ticos y con una s¨®lida base cient¨ªfica. Ya en las d¨¦cadas sesenta y setenta, premios Nobel ped¨ªan una moratoria a la investigaci¨®n cient¨ªfica, propon¨ªan la idea de un juramento de Hip¨®crates en todas las ciencias y algunos insinuaron la posibilidad de un 'poder cient¨ªfico', v¨ªa huelga de brazos ca¨ªdos. Paralizar universidades y laboratorios, algo que entonces un pa¨ªs como Estados Unidos, en plena carrera por la supremac¨ªa sobre la Uni¨®n Sovi¨¦tica, no habr¨ªa podido permitirse. El gran astrof¨ªsico ingl¨¦s Fred Hoyle parec¨ªa lamentar que entre los cient¨ªficos no hab¨ªa esp¨ªritu de clase, sindicalista.
La nueva ministra alemana de agricultura, una 'verde', pertenece a esa estirpe. La se?ora K¨¹nast es de armas tomar y parece enquistada en su postura. Quiere un cambio radical en la pol¨ªtica agraria y ganadera de la UE, que premia a los grandes intereses. Sobran vacas y a las vacas les sobra peso, que de ah¨ª viene la encefalopat¨ªa espongiforme y otras enfermedades. 'El esc¨¢ndalo de las vacas locas marca el final del viejo estilo'. (Tomo ¨¦ste y los datos siguientes de EL PA?S). El mensaje de K¨¹nast, se expande r¨¢pidamente entre la clase media-alta alemana. Eliminar las cuotas de la leche, aumentar la de los productos org¨¢nicos (sin qu¨ªmica) y subvencionar ¨²nicamente a las granjas con menos de 90 vacas, un golpe a la gran industria.
En la UE se produce, en efecto, demasiado, gracias a subsidios que favorecen a unos pocos y que arruinan la tierra y el aire, las aguas dulces y las saladas. La ciencia y la tecnolog¨ªa no deben estar sometidas al gran capital o hacerse ellas mismas capitalistas. Juramento de Hip¨®crates. Poder civil. Aunque como siempre, ganar¨¢n los romanos. Los cartagineses perderemos 5 a 4. Por la m¨ªnima, como dijo sutilmente Garc¨ªa Lorca.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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