Un sector del PP mantiene a Rato como candidato
El debate sobre la sucesi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar oscurece incluso el primer aniversario de su mayor¨ªa absoluta
Un sector importante del Partido Popular no est¨¢ dispuesto a dar por retirado a Rodrigo Rato de la carrera por la sucesi¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Las declaraciones en privado del vicepresidente segundo y ministro de Econom¨ªa sobre un posible abandono de la vida pol¨ªtica responden, seg¨²n fuentes de ese sector, a 'un mal momento an¨ªmico' y no pueden ser interpretadas como algo definitivo, cuando todav¨ªa faltan tres a?os para las pr¨®ximas elecciones. 'Rato puede haber cometido una torpeza al aceptar que se le d¨¦ por retirado, pero el partido no puede olvidar que se trata de un pol¨ªtico con una larga, muy larga, y s¨®lida historia. Le conviene recuperarle', asegur¨® el pasado jueves un alto cargo de la ejecutiva popular.
Las 'confesiones' de Rato le han hecho perder fuerza como responsable de la econom¨ªa
Varias personalidades del PP advirtieron la semana pasada que el debate sobre la sucesi¨®n del presidente del Gobierno est¨¢ resultando muy pesado para el partido, hasta el extremo de oscurecer, e incluso tapar, el primer aniversario de la victoria electoral que se celebra ma?ana, lunes 12 de marzo. La conmemoraci¨®n no est¨¢ ocupando el espacio relevante que, seg¨²n estos cr¨ªticos, se merecer¨ªa en los medios de comunicaci¨®n, por falta de habilidad de las personas encargadas de esa labor y por el hecho de que en el propio PP no se habla ni piensa en otra cosa que en el proceso de sucesi¨®n de Aznar.
En algunas ¨¢reas influyentes del PP empieza a extenderse la preocupaci¨®n por la forma en la que se est¨¢ desarrollando el debate. Una cosa es que todo el mundo dentro del partido reconozca que ser¨¢ finalmente el presidente del Gobierno quien elija al candidato del PP y otra que el presidente, y su entorno, dejen creer que a lo largo de estos tres a?os todos los eventuales candidatos tienen que competir para demostrar sus aptitudes. Una idea semejante desanimar¨ªa a algunos pol¨ªticos populares y perjudicar¨ªa en general la labor del actual Gabinete.
En algunos importantes medios econ¨®micos y financieros se empieza a detectar tambi¨¦n la misma inquietud por lo que un ex ministro relacionado ahora con el mundo empresarial califica de 'malas consecuencias de una buena idea'. 'Ser¨ªa lamentable que una decisi¨®n tan correcta como la de no permanecer m¨¢s de ocho a?os seguidos como presidente del Gobierno termine abriendo una especie de crisis permanente en el PP y provocando todo lo contrario a una sucesi¨®n pac¨ªfica', explica.
Para este ex ministro, una buena forma de atajar el problema que se le ha planteado a Aznar ser¨ªa 'codificar' los mecanismos de elecci¨®n del futuro candidato del PP, de forma que se fije claramente el procedimiento y se ataje de cuajo la idea de 'competencia' entre postulantes.
Seg¨²n las normas del PP, el candidato a presidente del Gobierno en las pr¨®ximas elecciones debe ser elegido, a propuesta del presidente del partido, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, por la Junta Directiva Nacional, a la que pertenecen, entre otros, todos los parlamentarios, alcaldes y portavoces auton¨®micos. El calendario inicialmente previsto por la ejecutiva popular se?ala el mes de septiembre de 2003 como el m¨¢s probable para realizar esa elecci¨®n. La idea es que se conozca al candidato despu¨¦s de haber asimilado el resultado de las elecciones municipales y auton¨®micas (previstas para mayo-junio de ese a?o), pero con tiempo suficiente como para que disponga de unos seis o siete meses de 'precampa?a', hasta marzo de 2004.
Pero por el momento, dentro del Partido Popular es casi un¨¢nime la impresi¨®n de que deben atajar cuanto antes el debate sobre la sucesi¨®n. El problema, seg¨²n explica un parlamentario pr¨®ximo a La Moncloa, es que el propio Aznar est¨¢ absolutamente absorbido en este momento por las elecciones vascas y que nadie m¨¢s que ¨¦l puede hacer frente, de verdad, a este problema interno. Tampoco ayuda a que perciba este desasosiego de un sector de su partido el hecho de que el presidente del Gobierno est¨¦ cada vez m¨¢s rodeado en exclusiva por su antiguo equipo de Valladolid (una impresi¨®n que se ha reforzado con la llegada de Juan Jos¨¦ Lucas al Ministerio de la Presidencia, la aparici¨®n de los primeros comentarios sobre su incorporaci¨®n a la lista de posibles sucesores y el frecuente despacho con ministros como Juan Carlos Aparicio o Crist¨®bal Montoro).
El mismo parlamentario asegura, sin embargo, que Aznar tampoco ha dado por retirado a Rodrigo Rato. 'El convencimiento de que Rato tiene que seguir siendo candidato es palpable no s¨®lo entre importantes miembros de la ejecutiva popular, sino tambi¨¦n entre personas del propio c¨ªrculo ¨ªntimo del presidente Aznar, que se han esforzado por suavizar los ¨²ltimos acontecimientos', afirma dicho diputado. En concreto, se refiere a las declaraciones de Aznar seg¨²n las cuales no le hab¨ªan cogido por sorpresa las confesiones de Rato ni le hab¨ªan hecho cambiar de planes. 'Quiz¨¢s muestran la irritaci¨®n de Aznar por lo que considera una debilidad o torpeza de Rato, pero no significan nada m¨¢s', insiste.
El mismo mensaje transmiten personas pr¨®ximas a otros posibles candidatos. Rodrigo Rato, Mariano Rajoy, Javier Arenas y Jaime Mayor Oreja cenaron el jueves de la semana pasada en el restaurante Zalaca¨ªn, de Madrid (lo que suelen hacer frecuentemente), en esta ocasi¨®n acompa?ados por sus esposas. La cena sirvi¨® como despedida de Mayor, pero tambi¨¦n para disipar el malentendido entre Rajoy y Rato a prop¨®sito de unas declaraciones del n¨²mero dos de Rajoy, Jorge Fern¨¢ndez, seg¨²n las cuales el ministro de Econom¨ªa no contaba ya con la simpat¨ªa de La Moncloa.
En cualquier caso, las 'confesiones' de Rato sobre su futuro pol¨ªtico han complicado el panorama tanto al presidente del Gobierno como al propio Rato. En el caso del primero, porque le han hecho ver que el debate de la sucesi¨®n puede envenenarse si lo manosea demasiado, y en el caso del segundo porque, vaya a ser candidato o no, le ha hecho perder fuerza como vicepresidente del actual Gobierno.
El momento elegido para plantear dudas sobre el porvenir de Rato es especialmente inoportuno desde el punto de vista pol¨ªtico y econ¨®mico. La p¨¦rdida de poder interno del ministro de Econom¨ªa le va a restar fuerza como interlocutor del mundo financiero, en unos a?os en los que, precisamente, se prev¨¦n muchos e importantes movimientos empresariales. Rato, adem¨¢s de ministro, es el vicepresidente encargado de coordinar el ¨¢rea econ¨®mica y acaba de protagonizar un suceso como la frustrada macrofusi¨®n Endesa-Iberdrola. 'Es un error de libro, impropio de alguien con tanta experiencia pol¨ªtica como ¨¦l', admite un miembro de la ejecutiva popular.
Adem¨¢s, en el primer semestre de 2002 Rato tiene que hacerse cargo de la presidencia del Consejo de Ministros de los pa¨ªses miembros de la zona euro, justo cuando van a desaparecer las divisas nacionales y los ciudadanos se van a enfrentar al uso de la nueva moneda. Todos los analistas europeos creen que los seis primeros meses de 2002 ser¨¢n especialmente delicados desde el punto de vista pol¨ªtico, porque un cambio tan radical como la desaparici¨®n de la moneda habitual provoca el malestar entre los ciudadanos. No es un buen momento para tener dudas sobre el vicepresidente econ¨®mico.
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