M¨¢rtires
Muy pocos conocen la historia de Manuel Carrasco i Formiguera, pero es una de las m¨¢s representativas de la barbarie absurda de la guerra civil. Abogado y pol¨ªtico barcelon¨¦s, firmante del pacto republicano de San Sebasti¨¢n en 1930, Carrasco i Formiguera fund¨® Uni¨® Democr¨¢tica de Catalunya, un partido de inspiraci¨®n democristiana. Al peligrar su vida por la amenaza de grupos izquierdistas radicales de Barcelona al comienzo del conflicto, el que fuera consejero de la Generalitat huy¨® a Francia. Cuando Carrasco intent¨® regresar a Bilbao -tomada ya por los fascistas en agosto de 1937- su barco fue apresado, el pol¨ªtico sometido a consejo de guerra y unos meses despu¨¦s fue fusilado. Ejemplo de v¨ªctima de los extremistas asesinos que camparon a sus anchas, a un lado y al otro, durante la guerra, Carrasco i Formiguera nunca ser¨¢ beatificado por el Vaticano. Ni ¨¦l ni ninguno de los m¨¢rtires humillados, represaliados o ejecutados por aquellos que se sublevaron con las armas en la mano contra un Gobierno leg¨ªtimo y elegido. Por eso, la beatificaci¨®n el pasado domingo en Roma de 233 religiosos y laicos -con todos los respetos para su memoria- ha adquirido la categor¨ªa de mascarada y de verg¨¹enza hist¨®rica.
De ni?o, siempre me sorprendi¨® la virulencia y la agresividad con la que nuestros abuelos republicanos hablaban de muchos sacerdotes. Sin disculpar en absoluta ninguna conducta criminal, el anticlericalismo que estall¨® en llamas durante la guerra hund¨ªa su odio en siglos de oscurantismo, de despotismo y de alineamiento con el poder de la Iglesia cat¨®lica. S¨®lo as¨ª puede explicarse la persecuci¨®n religiosa desatada. Pero la puesta en escena del Vaticano, con la presencia de varias autoridades valencianas en primera fila, revela que los vencedores de la guerra civil se niegan a pasar p¨¢gina a pesar de sus proclamas de liberalismo y de reconciliaci¨®n. D¨ªas antes de la beatificaci¨®n, el PP se opon¨ªa en el Congreso de los Diputados a rehabilitar el buen nombre de unos maquis cuyo ¨²nico delito fue mantener en los montes la batalla contra Franco.
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