Macedonia, en alerta roja
Los enfrentamientos armados que se suceden en el interior de Macedonia recuerdan demasiado los balbuceos de las guerras de Bosnia y Kosovo como para no ser valorados en su gravedad. La ¨²nica rep¨²blica de la antigua Yugoslavia que gan¨® su independencia sin ca?onazos podr¨ªa acabar sucumbiendo al caos que ha zarandeado durante una d¨¦cada los Balcanes si la OTAN no frena en seco la infiltraci¨®n armada de extremistas albanokosovares en su territorio. Lo que comenz¨® hace unas semanas con incursiones en aldeas remotas de su frontera con Kosovo ha desembocado en fuego de mortero y ametralladoras pesadas en los suburbios de la ciudad de Tetovo, la segunda en importancia del pa¨ªs y capital de la comunidad albanesa de Macedonia. En Tetovo, cuyo centro urbano fue alcanzado ayer por varios proyectiles, comienzan ya las temidas escenas de ¨¦xodo.
La desestabilizaci¨®n de Macedonia, un min¨²sculo pa¨ªs de dos millones, donde conviven fr¨¢gilmente dos tercios de eslavos y un tercio de albaneses, es obra del llamado Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional, un reto?o del te¨®ricamente disuelto Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (KLA). En la estela de los iluminados por la idea de una Gran Albania, los nuevos insurgentes pretenden convertir la vecina Macedonia en una suerte de Estado binacional separado. El Gobierno de Skopje incluye como aliado un partido alban¨¦s y, pese a sus reivindicaciones, los albaneses de Macedonia gozan de una prosperidad relativa que les aleja de mesianismos. Lo sucedido en lo que fue Yugoslavia, sin embargo, ha mostrado atrozmente que no hay vacuna cierta contra el fundamentalismo ¨¦tnico y nacionalista.
Un conflicto armado en Macedonia, salvada milagrosamente de las carnicer¨ªas inter¨¦tnicas impulsadas por Slobodan Milosevic, incendiar¨ªa de nuevo el irredentismo alban¨¦s en otros lugares y amenazar¨ªa directamente la estabilidad del flanco suroriental de Europa. Grecia y Bulgaria, los pa¨ªses m¨¢s inmediatamente concernidos, ya han ofrecido a Skopje su apoyo, incluso militar en el caso de Sof¨ªa, para sofocar la crisis en sus comienzos.
La seguridad de Macedonia pende de una escasa polic¨ªa militar y un testimonial ej¨¦rcito de reclutas. Skopje ha pedido, por ello, a la OTAN que tapone con sus medios t¨¦cnicos y humanos la frontera monta?osa entre Kosovo y su territorio e impida el aprovisionamiento de la guerrilla. M¨¢s all¨¢ de esta urgente respuesta, la Uni¨®n Europea y EE UU, que acaban de renovar su compromiso en la pacificaci¨®n regional, deben enviar un inequ¨ªvoco mensaje de firmeza al extremismo alban¨¦s y garantizar la protecci¨®n de Macedonia. Nadie entender¨ªa que una reedici¨®n de la desidia que alumbr¨® la verg¨¹enza de Bosnia permitiera diez a?os despu¨¦s un nuevo foco b¨¦lico en los Balcanes. Una guerra en Macedonia enterrar¨ªa definitivamente la idea de una Europa capaz de poner orden en su suelo.
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