Empieza la era de la comida 'verde'
Las crisis de las 'vacas locas' y la fiebre aftosa disparan los beneficios de la agricultura ecol¨®gica
Cultivar alimentos respetando el medio ambiente, cr¨ªar gallinas en libertad y dejar crecer naturalmente a los animales es un buen negocio. En plena crisis de las vacas locas y la fiebre aftosa, las empresas espa?olas de agricultura y ganader¨ªa ecol¨®gica han doblado beneficios. Tienen vendida toda la producci¨®n hasta el a?o 2006 en el mercado exterior y est¨¢n abriendo hueco en el nacional. Pese a ser un consumo todav¨ªa minoritario, las grandes multinacionales de la alimentaci¨®n empiezan a aplicar en Espa?a una tendencia consolidada en el resto de pa¨ªses de la Uni¨®n Europea: Alcampo ha firmado un acuerdo para vender alimentos eco, y El Corte Ingl¨¦s y la cadena Eroski , entre otros, han decidido ampliar sus stands de comida libre de hormonas y pesticidas.
El ministro Arias Ca?ete se ha distanciado de Alemania e Italia, que pretenden incentivar los cultivos org¨¢nicos a trav¨¦s de la PAC
'Con tanta epidemia alimentaria estamos viviendo un boom en la demanda de productos ecol¨®gicos', afirma ?ngeles Parra, secretaria de Vida Sana, una asociaci¨®n de agricultores y consumidores que fue creada en 1981 para paliar la ausencia de normas del mercado interno y poder competir en el europeo. Parra sit¨²a el inicio del buen momento que vive el sector verde en 1999, cuando los consumidores europeos mostraron su rechazo a los alimentos transg¨¦nicos. Pero es ahora, a?ade, cuando las previsiones m¨¢s optimistas se han visto desbordadas.
'No damos abasto', confirma Joan Picazos, pionero de la firma Central de Productos Biol¨®gicos. Tanto ¨¦l como ?ngeles Parra creen que la crisis de las vacas locas ha puesto fin a la 'paciencia resignada' de los consumidores y que, 'por fin, se aprecia la existencia de un mercado alternativo'. 'La gente', dice Picazos, 'ya sabe que puede seguir aliment¨¢ndose bien sin necesidad de adquirir productos de los que desconf¨ªa'.
?Existe de verdad ese mercado alternativo en Espa?a? El consumo eco apenas llega al 0,5% del total nacional, lejos del 6% de Francia, el 10% de Alemania y el 30% de Dinamarca. No por falta de materia prima. Espa?a, con 381.000 hect¨¢reas de cultivo ecol¨®gico, abastece a buena parte del mercado europeo. Otras 100.000 hect¨¢reas, principalmente en Andaluc¨ªa y Extremadura, est¨¢n pendientes de permiso para transformar la producci¨®n intensiva en ecol¨®gica, seg¨²n datos del Ministerio de Agricultura. Estos futuros empresarios verdes tienen que esperar un m¨ªnimo de tres a?os para que la tierra libere los restos de pesticidas, plaguicidas y abonos qu¨ªmicos empleados en la agricultura convencional. Tampoco son disuasorias las tasas que gravan a los empresarios verdes: entre 30.000 y 50.000 pesetas para el alta en el registro de cada comunidad aut¨®noma, y entre el 1% o el 1,5% de los beneficios. Con estos impuestos a?adidos se financia la inspecci¨®n. T¨¦cnicos de las comunidades aut¨®nomas comprueban en visitas trimestrales que la producci¨®n est¨¢ en condiciones de superar los controles europeos previos al sello eco; tambi¨¦n verifican que se aplican las normas, m¨¢s compasivas que las del resto del sector, en el transporte y sacrificio de los animales. Concluido el proceso, s¨®lo el 10% de la producci¨®n se queda en Espa?a; el resto, se exporta a la UE y, en menor medida, a Jap¨®n.
El problema, seg¨²n los expertos consultados, radica en la distribuci¨®n. 'Al empresario verde le resulta m¨¢s f¨¢cil facturar cuatro contenedores de vegetales o carne hacia Holanda que 30 kilos a Catalu?a o 20 a la Comunidad Valenciana', comenta ?ngeles Parra, quien cita estas dos autonom¨ªas porque sus capitales figuran, junto con Madrid y Pamplona, a la cabeza del consumo eco. Sin embargo, la reciente iniciativa de Alcampo de distribuir los productos de los 400 empresarios verdes que integran el grupo ?lafo contribuir¨¢ a popularizar el consumo. El fundador de este grupo, Jos¨¦ Mar¨ªa M¨¢rquez, cree que 'los grandes ya perciben que son alimentos rentables'.
?lafo dedica, entre otras, 6.000 hect¨¢reas para ganado en la sierra de ?vila. Las 1.500 vacas que all¨ª pastan se alimentan de hierba y piensos de cereal carentes de qu¨ªmica. No reciben inyecciones de hormonas para acelerar el crecimiento, ni los antibi¨®ticos a granel que otros ganaderos dan a sus animales para paliar el deterioro del hacinamiento y las duras condiciones de la crianza intensiva.
Desde la semilla a la mesa, el abono tiene que ser org¨¢nico, preferiblemente esti¨¦rcol; el pienso, s¨®lo vegetal. Plantas, insectos y determinadas sustancias org¨¢nicas act¨²an como plaguicidas. Si el alimento es procesado, tampoco puede incluir ninguno de los 14 colorantes y conservantes autorizados en la UE. Como contrapartida, resultan m¨¢s caros, son m¨¢s peque?os, brillan menos y duran poco en la nevera.
El tama?o y el color no suelen importar a este tipo de consumidor, muy sensibilizado ante la cantidad de fertilizantes y tintes que conlleva el excelente aspecto de los vegetales tradicionales. La caducidad sigue siendo un problema sin soluci¨®n. El abaratamiento, sin embargo, es el objetivo de las multinacionales verdes. La firma brit¨¢nica Iceland ha destinado este a?o 2.172 millones de pesetas para mejorar la red de distribuci¨®n y competir en precio en los comercios del Reino Unido, un pa¨ªs donde los recientes esc¨¢ndalos alimentarios han quintuplicado la demanda de comida sin qu¨ªmica. Los supermercados de Marks&Spencer son los principales clientes de esta empresa, que cumple los requisitos de la producci¨®n org¨¢nica hasta tratar las enfermedades de sus animales con homeopat¨ªa.
En Espa?a, 12.000 empresarios verdes mueven 20.000 millones de pesetas anuales, repartidos en explotaciones de tipo familiar. Con el actual boom, 'hay empresas que empiezan a acercarse a los mil millones anuales de facturaci¨®n', comenta Joan Picazos. Este empresario se?ala que el objetivo de todos ellos no consiste en ganar dinero exclusivamente, ya que tambi¨¦n se trata de 'una opci¨®n de vida', pero la rentabilidad les confirma que est¨¢n 'en sinton¨ªa con el futuro'.
Retraso
?ste es un concepto que tiene muy presente Jos¨¦ Mar¨ªa M¨¢rquez, presidente de ?lafos, quien sigue atentamente la evoluci¨®n europea. 'Alemania se ha propuesto llegar al 20% del consumo ecol¨®gico antes de 2006. S¨®lo esta previsi¨®n nos asegura las ventas. El centro y el norte de Europa caminan tambi¨¦n en esa direcci¨®n', comenta M¨¢rquez, que no se muestra muy optimista sobre el mercado interior. 'Espa?a lleva un retraso espectacular', dice. Este empresario de 38 a?os, que a los 15 fue enviado por sus padres a Basilea para aprender t¨¦cnicas de cultivo ecol¨®gico -'eran anarquistas convencidos'-, recuerda que en 1935 Alemania cre¨® su primera etiqueta de 'alimento sin qu¨ªmica ni t¨®xicos', un a?o antes de que en Espa?a estallara la guerra civil, periodo poco propicio para plantearse este tipo de cuestiones. La guerra y lo que vino despu¨¦s 'explica muchas cosas', a?ade.
La Administraci¨®n no sigue el paso de los ecos, pese a que en los ¨²ltimos cuatro a?os han duplicado la superficie de cultivo. El Ministerio de Agricultura subvenciona su presencia en ferias internacionales. 'Lo venden todo', comenta una portavoz ministerial. Su titular, Miguel Arias Ca?ete, no promete nada. M¨¢s bien al contrario. Tras la decisi¨®n de Alemania, apoyada por Italia, de dedicar la mayor parte de las ayudas oficiales para incentivar la producci¨®n org¨¢nica, el ministro Arias Ca?ete record¨® en el Club Siglo XXI de Madrid que en Alemania su departamento se denomina 'Ministerio Federal para la Protecci¨®n de los Consumidores, la Alimentaci¨®n y la Agricultura', y que en Italia est¨¢ tambi¨¦n en manos de un ministro verde. Y a?adi¨® que 'Suecia, Holanda y Dinamarca mantienen posiciones en el sentido de reducir la protecci¨®n de la PAC [Pol¨ªtica Agraria Com¨²n], y Reino Unido est¨¢ en una situaci¨®n dif¨ªcil de calificar', por lo que Espa?a, seg¨²n ¨¦l, tiene que 'coliderar con Francia el grupo de pa¨ªses que defiende una PAC m¨¢s o menos cl¨¢sica', es decir, seguir subvenciando al agricultor o ganadero que produce m¨¢s en el menor tiempo posible.
M¨¢s caros, m¨¢s feos, m¨¢s sanos
Son generalmente m¨¢s caros y de peor aspecto que los productos tradicionales, pero todos los d¨ªas se agotan. Se puede comprobar en el supermercado de unos grandes almacenes de Madrid, cuyas estanter¨ªas eco lindan con las normales. Una bandeja de tomates de casi kilo y medio, gordos, tersos y relucientes, procedentes de los invernaderos de Almer¨ªa, cuesta 652 pesetas; otra de 870 gramos de tomates biol¨®gicos, m¨¢s peque?os y sin la textura que proporciona la qu¨ªmica, 566. La malla de limones convencionales, 254 pesetas; la ec¨®l¨®gica, m¨¢s del doble. Los huevos tambi¨¦n son diferentes: 199 pesetas por una docena procedente de gallinas incentivadas para poner dos al d¨ªa; 355 por la docena de 'huevos de gallinas en libertad'; 375 por otra de aves criadas 'al aire libre, alimentadas exclusivamente con cereales', de esas que ponen cuando les viene en gana, que suele ser, en el mejor de los casos, huevo por d¨ªa. En la carne de pollo, sin embargo, apenas existe diferencia de precio. Medio kilo de pollo de carne blanca vale 872 pesetas; practicamente lo mismo que el amarillo criado en corral. La coliflor normal cuesta, excepcionalmente, 122 pesetas m¨¢s que la ecol¨®gica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.