Plan hidrol¨®gico y alternativa pol¨ªtica
No acabo de entenderlo. Llevo varios lustros (22 a?os exactamente) en este partido -el PSOE- y ahora que ya las cosas est¨¢n calmadas y que Rodr¨ªguez Zapatero es un l¨ªder refrendado por un Congreso y con buenas expectativas de tener mejores resultados en las pr¨®ximas elecciones, me pregunto c¨®mo podemos abordar el Plan Hidrol¨®gico Nacional con la alternativa que he le¨ªdo, al parecer elaborada por la responsable del tema en la Comisi¨®n Ejecutiva Federal y con el apoyo de un grupo de expertos. Est¨¢, hasta cierto punto, justificado que hagamos una cierta tabla rasa con el pasado e instauremos un estilo nuevo para superar una ¨¦poca en que pasamos a la oposici¨®n, en 1996, y los antiguos ministros de cada ramo estaban como portavoces en las Comisiones respectivas. Al PP se lo pusimos f¨¢cil: cuando alguno criticaba cualquier propuesta, suponiendo que su experiencia les daba credibilidad, los populares contestaban: ?y por qu¨¦ no lo hizo Vd mientras gobernaba?. El argumento siempre resultaba contundente y eso pas¨® en la Comisi¨®n de Medioambiente de la que era portavoz Cristina Narbona que hab¨ªa sido Secretaria de Estado de la cosa en el Ministerio que dirigi¨® Borrell. El resultado es que perdimos una legislatura yendo a la contra del PP, reafirm¨¢ndonos en lo bien que lo hab¨ªamos hecho al tiempo que entr¨¢bamos en un periodo de inestabilidad interna con la no presentaci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez para secretario general. As¨ª estuvimos cuatro a?os y ahora estamos en disposici¨®n de gestionar una buena oposici¨®n que suponga una alternativa al PP, y estos ya no pueden decir que las cosas que ocurren son producto de los gobiernos socialistas.
La experiencia sirve para uno mismo pero es dif¨ªcil que pueda trasmitirse a los dem¨¢s, pero un partido necesita tambi¨¦n reconocerse en su historia, asumi¨¦ndola con sus errores y aciertos, rechazando aquellos aspectos que no fueron adecuados y sinti¨¦ndose orgulloso de lo cree que sali¨® bien para los intereses generales
Pero lo que est¨¢ pasando con el Plan Hidrol¨®gico resulta sorprendente. Era un tema en el que hab¨ªamos hecho hincapi¨¦ desde los a?os treinta cuando Prieto ostent¨® la cartera de Obras P¨²blicas en el gobierno republicano-socialista que presidi¨® Aza?a all¨¢ por 1932.
El anteproyecto del Plan Hidrol¨®gico Nacional que en 1993 el gobierno socialista elabor¨®, y especialmente Narbona como responsable, se diferencia del actual porque ¨¦ste incorpora una serie de actuaciones previstas en los planes hidrol¨®gicos de cuenca y una disminuci¨®n de la cantidad de agua trasvasable con respecto al que presentamos los socialistas en 1993, como ha puesto de manifiesto el director del Instituto Geogr¨¢fico de la Universidad de Alicante, Gil Olcina, en un articulo en La Vanguardia (10-III-01).
Dig¨¢moslo claramente: el PSOE en la actualidad no tiene un proyecto alternativo, porque decir que hay que aprovechar las aguas residuales, racionalizar los regad¨ªos, que en el proyecto socialista preve¨ªa tambi¨¦n su aumento en 600.000 hect¨¢reas, o construir desaladoras que tienen un impacto ambiental quiz¨¢ m¨¢s grande que las actuaciones sobre las cuencas no es una alternativa al PHN.
A¨²n recuerdo que aquel gran profesor de Geograf¨ªa que pas¨® por las aulas de la Universitat de Valencia, Antonio L¨®pez G¨®mez, recientemente fallecido, dec¨ªa, medio en broma medio en serio, que la Historia de Espa?a estaba marcada por la relaci¨®n entre la Espa?a seca y la Espa?a h¨²meda, y dentro de la seca los que tienen agua porque sus r¨ªos nacen y reciben parte de sus recursos de la Espa?a h¨²meda, tales como la cuenca del Duero o del Ebro. Castellanos viejos y aragoneses tienen prevenciones justificadas para ceder sus recursos h¨ªdricos al menos si no tienen aseguradas las infraestructuras que necesitan para sus necesidades agr¨ªcolas, sin quiz¨¢ considerar que los elementos de desarrollo est¨¢n en la industria y los servicios como saben los aragoneses y su hiterland alrededor de Zaragoza.
Los socialistas declaramos que el agua es de todos y no pueden patrimonializarse por las Comunidades Aut¨®nomas. Estamos ante un caso en que es fundamental entender que ¨¦ste es un tema que afecta a toda Espa?a, y ¨¦sta es una de las cr¨ªticas que puede hacerse al proyecto del PP. Que deja demasiado espacio de maniobra a las cuencas establecidas en las Comunidades Aut¨®nomas, lo que permite la fuerte contestaci¨®n a la que estamos asistiendo.
En unas jornadas parlamentarias que celebr¨® el grupo socialistas de las Cortes espa?olas en 1993, con el titulo El agua en Espa?a, el entonces diputado J. M. Castedo afirmaba que es necesario 'acomodar r¨¢pidamente el precio que abona el usuario del agua al coste real' y crear un cierto 'marco adecuado en la que se pueda establecer la directriz para una cierta homogenizaci¨®n de las tarifas (...) y la incorporaci¨®n de nuevas estaciones de tratamiento arrastrar¨¢ una mayor complejidad de gesti¨®n y el incremento de costes' (p¨¢gina 104). Felipe Gonz¨¢lez dijo una vez que si pod¨ªamos traer el gas de Argelia, ?por qu¨¦ no trasvasar agua del Duero o del Ebro?
En la Comunidad Valenciana es imprescindible el trasvase de otras cuencas, prohibiendo la expansi¨®n de los regad¨ªos con las aguas procedentes de las mismas, pero, con todo, la sostenibilidad del crecimiento y de equilibrio hidrol¨®gico son cuestiones fundamentales para mantener el desarrollo de esta Comunidad, y naturalmente tendr¨¢ que pagar el agua que consume como ocurre con la madera que importa para la industria del mueble o el petr¨®leo que gasta. No hay m¨¢s que recordar que los socialistas propon¨ªamos un trasvase de 1.885 hm3 del Ebro, mientras que ahora en el proyecto del gobierno son 1.050 hm3.
Si no tenemos claro que en estas cuestiones debemos llegar a un pacto de Estado, como lo hemos hecho en el terrorismo, estaremos en la oposici¨®n durante mucho tiempo, porque la gente percibe que la cuesti¨®n se resuelve atendiendo a un equilibrio interno para evitar enfrentamientos que a¨²n hagan m¨¢s dif¨ªcil aparecer como alternativa. Pero en pol¨ªtica es necesario ser tan prudente como valiente.
Javier Paniagua es profesor de Historia Social y del Pensamiento Pol¨ªtico de la UNED.
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