Las mulillas abandonan la plaza de Castell¨®n mientras los toros son sometidos a cuarentena por la fiebre aftosa

Las mulillas encargadas del arrastre de los toros, una vez muertos en la plaza de toros de Castell¨®n, han abandonado el recinto pese a la cuarentena que pesa sobre el mismo hasta hoy. La Consejer¨ªa de Agricultura decret¨® la cuarentena para la plaza debido a la llegada de los toros de la ganader¨ªa de Palha, que pastan en una finca ubicada en la ciudad portuguesa de Samora Correia, un lugar cercano a un posible foco de fiebre aftosa.

Como precauci¨®n, la Generalitat decidi¨® poner en cuarentena el recinto, con lo que ning¨²n animal vivo con pezu?as pod¨ªa abandonarlo hasta hoy. Sin embargo, y pese a que en el coso castellonense permanecen la mayor¨ªa de los animales necesarios para el desarrollo de las corridas de la feria de la Magdalena, las mulillas no han mantenido la prohibici¨®n. ?stas no se encontraban en la ma?ana de ayer en la plaza, hecho que adem¨¢s confirm¨® el propietario de la cuadra de los caballos que usan los picadores, Francisco Navarro.

Mientras, tanto los caballos de picar como los toros que no han sido lidiados, los mansos y las vacas de los concursos de recortadores permanecen en el coso. Unos en el ruedo, otros en los establos y el resto en los corrales.

No es ¨¦ste el ¨²nico problema ya que tambi¨¦n existen diferencias sobre el momento en el que se inici¨® la cuarentena. Seg¨²n fuentes de Agricultura, ¨¦sta se decret¨® cuando se inici¨® la feria, el domingo 18. Los toros portugueses no llegaron a Castell¨®n hasta el mi¨¦rcoles por la noche, cuando hab¨ªan de ser lidiados el jueves. El aplazamiento de su llegada se debi¨® a que el mi¨¦rcoles el festejo programado era de rejones, con lo que hubiera sido preciso inmovilizar casi dos docenas de caballos. En la plaza de Castell¨®n s¨ª se han seguido las normas que obligaban a la desinfecci¨®n, cuatro veces al d¨ªa, de los establos. Adem¨¢s, la cuba de agua con la que se riega la arena en las corridas hab¨ªa de ir cargada con 30 litros de lej¨ªa. Asimismo, los trofeos (las orejas de los toros) no se lanzaron a los tendidos y los encargados de cortalas portaron guantes para evitar cualquier tipo de infecci¨®n.