Savater-Haro Tecglen
A pesar de la diferencia de edad, a m¨ª como a Haro Tecglen tambi¨¦n se me van cayendo ya casi todos los puentes. Qu¨¦ nudo se me hizo el lunes en las tripas leyendo su desmesurado Savaterismo. Recuerdo su imprescindible Triunfo como el aire que respiramos 13 veces por minuto de aquellos tiempos en que de la mano de Haro, Berben, Pozuelo..., algunos jovenzuelos aprendimos gracias a 'ellos' a pensar por nuestra cuenta. All¨ª descubrimos el inconmesurable talento de Savater a prop¨®sito de Moby Dick o de Nihilismo y acci¨®n, y desde entonces ya no hemos podido abandonarlo nunca. No hace mucho, ante la descalificaci¨®n personal que sufri¨® Haro, sal¨ª en su defensa en esta misma secci¨®n diciendo que, 'si no existiera, habr¨ªa que inventarlo'. Creo que de Haro aprendimos, antes de saber casi nada de la Rep¨²blica o de la guerra civil que contra el fascismo no caben medias tintas y no cabe sino la beligerancia. Llega un momento en la vida en que no hay equidistancias que valgan; hay que tomar partido hasta mancharse, pero, casualmente, Savater est¨¢ hoy, por 'manchado', cada d¨ªa m¨¢s limpio y transparente, y Haro, con su exabrupto desmedido de gato al que pisan el rabo, ensucia una trayectoria (la suya) que ya nos va pareciendo cada vez menos ejemplar. Un intelectual responsable, digno de tal nombre, ha de enfriar su soberbia antes de ponerse a escribir, y m¨¢s con todos los que est¨¢n cayendo. Es indigno que quien acogiera o compartiera en su d¨ªa el talento de Savater trate hoy de 'manchar' su ¨¦tica ejemplar. Ser¨¢ que yo tambi¨¦n me voy hacia la 'extrema derecha' con ¨¦l. Algo que nos pasa, al parecer, a muchos antifranquistas emocionales. Otros se mantienen inconmovibles en sus puestos, pues, si alguna vez parecieron 'franquistas', lo fueron apenas para sobrevivir. Hoy, para sobrevivir, no hay que ser beligerante contra el fascismo. Hablo de ETA, claro, el ¨²nico fascismo realmente operativo en Espa?a. Hay quien tiende puentes y quien los vuela. Ya no hay nada que inventar..., apenas hay que dejar de leer a los pont¨ªfices cuando pierden autoridad moral-
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