'MILOSEVIC DEBE SER JUZGADO EN LA HAYA'
La fiscal jefe para los dos tribunales internacionales establecidos para los cr¨ªmenes de guerra en la ex Yugoslavia y en Ruanda dice no s¨®lo estar preparada para la inminente entrega del ex dictador yugoslavo Sloboda Milosevic sino tambi¨¦n para lograr que se tipifique como cr¨ªmenes de guerra la corrupci¨®n sistem¨¢tica a nivel estatal, al igual que se logr¨® el relativo a las violaciones sistem¨¢ticas.
Mientras el presunto criminal de guerra m¨¢s buscado por la justicia internacional, el ex presidente yugoslavo Slobodan Milosevic, resist¨ªa ayer en su casa asediado por la polic¨ªa, el Tribunal de La Haya trataba de evitar que una vez detenido escape a su jurisdicci¨®n. Igual que ha lanzado una espectacular operaci¨®n de detenci¨®n, el Gobierno de Belgrado libra los ¨²ltimos d¨ªas una intensa actividad diplom¨¢tica en Washington y otras capitales para que se acepte su criterio de que el ex dictador sea juzgado en su propio pa¨ªs ¨²nicamente por los delitos de los que all¨ª se le acusa. Pero Carla del Ponte, la fiscal jefe y principal encargada de llevar a Milosevic ante el tribunal con sede en La Haya, deja claro en esta entrevista, realizada poco antes de los ¨²ltimos acontecimientos en Belgrado, que no es alguien que suelte a su presa f¨¢cilmente.
Pregunta. La prensa de Belgrado asegura que Milosevic ha contratado ya a un abogado, Toma Fila, famoso por la defensa que ha hecho de otros acusados en La Haya, en previsi¨®n de una posible entrega, ?se ha puesto ya en contacto con usted?
Respuesta. No, porque el abogado defensor s¨®lo puede ponerse en contacto conmigo despu¨¦s de la entrega o del arresto. Hasta entonces el acusado es un fugitivo, y yo no hablo con fugitivos, ¨¦sa es una situaci¨®n ilegal para m¨ª. Ahora bien, si se confirma la noticia de que Milosevic ha contactado con alguien que ya trabaja aqu¨ª, es toda una indicaci¨®n de que se prepara para presentarse muy pronto ante el tribunal, como espero. Estoy convencida de que no tardar¨¢ mucho; este a?o ser¨¢ la buena.
P. Trece de los 38 detenidos se han entregado voluntariamente, incluida la acusada de m¨¢s alto rango en su custodia, la ex presidenta de la rep¨²blica serbobosnia Sprska, Viljana Plavsic, que se present¨® en La Haya en enero. ?No han negociado con ellos alg¨²n tipo de condici¨®n antes de su entrega?
R. Ninguna. El primer contacto que he tenido con los abogados de los que se han entregado voluntariamente ha sido cuando me han llamado por tel¨¦fono para anunciarme c¨®mo y cu¨¢ndo llegaban, en qu¨¦ vuelo, para que enviara a alguien a buscarlos.
P. De tener bajo su jurisdicci¨®n s¨®lo a acusados de bajo rango, o 'peces peque?os' como han sido llamados por los medios de comunicaci¨®n, han pasado en el ¨²ltimo a?o a tener 'peces gordos' como generales al mando de las matanzas de Sbrenica y Sarajevo, o la ex presidenta de la rep¨²blica Sprska, cuarta en la cadena de mando, como mano derecha de uno de los tres criminales de guerra m¨¢s buscados, el l¨ªder serbobosnio Karadzic, ?es otra indicaci¨®n de que se est¨¢ cerrando el cerco sobre los principales responsables?
R. Creo que estamos llegando a ello, y creo que todas las partes est¨¢n tomando conciencia de que hay que llegar a ello lo antes posible. Porque ¨¦ste es un tribunal ad hoc, no permanente, que las Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad quieren cerrar lo antes posible, pero no sin establecer antes las m¨¢s altas responsabilidades por los cr¨ªmenes horribles que se juzgan.
P. Despu¨¦s de su primer encuentro con Viljana Plavsic, ?ha obtenido informaci¨®n relevante para la causa?
R. No puedo hablar del contenido de la conversaci¨®n, ya que a los primeros a los que corresponde conocerlo es a los jueces del tribunal. Pero, aunque es verdad que en nuestras c¨¢rceles tenemos ya a 38 detenidos, a muchos de los que se ha estado persiguiendo durante a?os, y que con Plavsic nos acercamos al n¨²cleo duro de los principales responsables -Milosevic, Karadzic y el general Mladic-, no hay que olvidar que quedan aun m¨¢s de una veintena de acusados fuera, adem¨¢s de unos 150 sospechosos que podr¨ªan convertirse tambi¨¦n en acusados. S¨®lo si nos damos mucha prisa y los Estados colaboran, calculo que para el a?o 2004 podr¨ªamos tener listas todas las actas de acusaci¨®n, a lo que habr¨ªa que a?adir otros ocho a?os para culminar los juicios y apelaciones, siendo optimistas.
P. En v¨ªsperas de su intervenci¨®n, la OTAN habl¨® de la posibilidad de encontrar 100.000 cad¨¢veres en Kosovo, v¨ªctimas de la limpieza ¨¦tnica, cifra que posteriormente las mismas fuentes occidentales bajaron a unos 10.000, ?se tiene ya un panorama general de lo que pas¨®?
R. Las cifras reales de cad¨¢veres encontrados en las exhumaciones no pasan de 4.000; ahora bien, no hemos podido completar la investigaci¨®n de todas las fosas comunes, y es dif¨ªcil con los medios que tenemos que podamos hacerlo por el momento, as¨ª que desgraciadamente es dif¨ªcil hacer un inventario completo, pero no es de excluir que las cifras pasen de 10.000. Las dificultades y la falta de cooperaci¨®n en las investigaciones que encontramos a nivel local tampoco facilitan demasiado las cosas para poder tener a¨²n un panorama general o hacer un retrato pol¨ªtico y sociol¨®gico del conflicto.
P. ?Tras su encuentro fallido con el presidente Vojislav Kostunica en Belgrado el pasado enero, ve alg¨²n signo de cambio que indique una mayor disposici¨®n de las autoridades yugoslavas a colaborar con el Tribunal Internacional?
R. Con el encuentro que tuve con el primer presidente de la nueva democracia partimos de una situaci¨®n de no cooperaci¨®n. Ahora est¨¢n lleg¨¢ndome algunos indicios de cambio, sobre todo por parte del Gobierno serbio, que se ha manifestado m¨¢s dispuesto a colaborar que el presidente. Pero estoy a¨²n a la espera de un signo claro; la realidad es que nada concreto se ha producido. Y yo soy como santo Tom¨¢s: s¨®lo creo en aquello que llega y tengo sobre mi mesa. Las declaraciones sirven de poco; lo que yo necesito es la cooperaci¨®n concreta, y no s¨®lo del Gobierno serbio, sino tambi¨¦n del presidente de la Federaci¨®n Yugoslava.
P. ?En qu¨¦ medida depende la captura de Milosevic de la colaboraci¨®n del presidente Kostunica?
R. No es el ¨²nico del que depende, pero es importante. Son muchos los que pueden intervenir para que Milosevic sea entregado, dentro de la misma Yugoslavia, como el Gobierno serbio, pero tambi¨¦n desde fuera. Es muy importante el apoyo de la comunidad internacional para hacer comprender a la Federaci¨®n Yugoslava que si quiere ser un miembro de pleno derecho de las Naciones Unidas est¨¢ obligada a colaborar con el Tribunal Internacional. Al no tener una polic¨ªa judicial propia tal como vengo reclamando a la ONU desde hace tiempo, dependemos para nuestro trabajo de la voluntad de colaboraci¨®n de los Estados, as¨ª como de la actuaci¨®n de la OTAN, al mando de las fuerzas de las Naciones Unidas encuadradas en la Sfor que controlan el territorio donde se encuentran dos de los criminales m¨¢s buscados, Karadzic y Mladic, principales responsables de los cr¨ªmenes de guerra en Bosnia.
P. ?Qu¨¦ opina de que la Sfor no sea capaz de capturar a criminales a los que se ha visto recientemente paseando por las calles de Sarajevo y en un bar de Pale, la capital serbobosnia?
R. Hay que preguntar al secretario general de la OTAN, George Robertson, qu¨¦ est¨¢n haciendo para localizar y detener a los acusados que est¨¢n en un territorio bajo su control. Deploro que se contente con responder que sus fuerzas no saben d¨®nde est¨¢n y que se niegue a ordenar una investigaci¨®n espec¨ªfica. Lo deploro y lo reclamo.
P. ?Es imprescindible que Milosevic pase por La Haya cuando se plantea la posibilidad de que sea juzgado en su pa¨ªs por cr¨ªmenes econ¨®micos?
R. Absolutamente. Adem¨¢s, ya no veo motivos para posponer su detenci¨®n. Ya no pueden escudarse en las situaciones pol¨ªticas dif¨ªciles que han esgrimido hasta ahora, como lo impopular de la medida, puesto que las ¨²ltimas encuestas muestran un cambio en la opini¨®n p¨²blica, con m¨¢s de un 50% a favor de entregar a Milosevic.
P. ?Cree que el paso previo por un tribunal nacional es un ardid para retrasar y eludir al tribunal internacional o, por el contrario, que podr¨ªa servir de catarsis nacional y preparaci¨®n para su entrega a La Haya?
R. Estoy de acuerdo en que un juicio dentro de la misma Yugoslavia podr¨ªa aportar elementos para la reconciliaci¨®n nacional, pero no hay que olvidar que all¨ª se le acusa de cr¨ªmenes de derecho com¨²n, como la compra de una casa, o por corrupci¨®n, que son menores comparados con los cr¨ªmenes tan graves contra la humanidad por los que se le acusa en el Tribunal Internacional, as¨ª que me da la sensaci¨®n de que no es m¨¢s que un ardid para retrasar el proceso en La Haya. Los cargos por los que se le acusa dentro de Yugoslavia servir¨ªan para presentarnos sus cr¨ªmenes como algo mucho m¨¢s leve. Si Milosevic es culpable de genocidio, y puede ser condenado a prisi¨®n de por vida, ?qu¨¦ puede importar que se le condene o no por la compra ilegal de una casa? Por ello no acepto de ninguna manera esta soluci¨®n, y pido a la comunidad internacional que no la acepte.
P. Parece que el presidente Bush ya la ha aceptado, tras la visita que recibi¨® en Washington del primer ministro serbio, Zoran Djindjic, la pasada semana.
R. No creo que Bush acepte que Milosevic eluda al tribunal de La Haya. Si juzgarlo antes en su pa¨ªs significa un retraso de dos o tres meses, no tengo nada que decir. Pero no voy a aceptar m¨¢s retrasos, no estoy dispuesta a esperar m¨¢s all¨¢ de fin de a?o.
CR?MENES ECON?MICOS
P. ?La acusaci¨®n por corrupci¨®n no responde a una preocupaci¨®n de los ciudadanos yugoslavos por un tipo de delitos econ¨®micos para los que no tiene competencias el Tribunal de La Haya y que parecen estar detr¨¢s de la mayor¨ªa de guerras y dictaduras actuales?
R. Es cierto que no tenemos jurisdicci¨®n para los delitos econ¨®micos y que no podemos condenar a Milosevic y a sus colaboradores por ellos. Pero ?qui¨¦n dice que no podamos llegar a alg¨²n tipo de condena por cr¨ªmenes econ¨®micos como cr¨ªmenes contra la humanidad al estilo de lo que hemos hecho con la violencia sexual y las violaciones sistem¨¢ticas? Son delitos que por primera vez en la historia hemos conseguido que sean tipificados como cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad con las tres ¨²ltimas condenas. Son las investigaciones que estamos llevando a cabo las que nos permitir¨¢n determinar en qu¨¦ medida los patrones de actuaci¨®n criminal est¨¢n directamente relacionados con actividades econ¨®micas, como la compraventa de armas o expropiaciones forzosas. A la vista de ciertas actuaciones, creo que es hora de que la corrupci¨®n sistem¨¢tica a nivel estatal empiece a ser contemplada como un posible crimen contra la humanidad. De momento, aunque s¨®lo tenemos jurisdicci¨®n para juzgar cr¨ªmenes de guerra, nuestras investigaciones se ocupan tambi¨¦n de aspectos financieros. Tengo una unidad financiera espec¨ªfica destinada a investigar los movimientos de dinero y que ha bloqueado muchas cuentas bancarias de los fugitivos en todo el mundo. Los objetivos de todo proceso penal son de dos tipos: la condena de los culpables y la indemnizaci¨®n de las v¨ªctimas. Quiero colaborar con el Gobierno de Belgrado para que este dinero sea restituido a su pa¨ªs. Por ello, tal como le dije ya a Kostunica en Belgrado, he dicho al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que estoy preparada para unir en un solo proceso los delitos econ¨®micos y cr¨ªmenes por genocidio y contra la humanidad, en un juicio total contra Milosevic y sus colaboradores, si se me da jurisdicci¨®n para ello. Si Belgrado se empe?a en celebrar su propio juicio sobre un delito econ¨®mico com¨²n, bien, que lo haga, pero que lo haga despu¨¦s de que Milosevic haya pasado por La Haya, ya que nosotros lo tenemos todo preparado para juzgarlo, y ellos no. De ninguna manera esto debe servir de excusa para sustraerlo a la acci¨®n de la justicia internacional, ya que ello significar¨ªa crear una situaci¨®n de excepci¨®n para Yugoslavia, d¨¢ndole un tratamiento diferente del que han recibido Bosnia y Croacia, a las que se ha obligado a colaborar desde el principio con nosotros. Para que impere la justicia, todos los pa¨ªses deben sentir que son tratados de la misma manera.
P. Precisamente una de las acusaciones que dirige el presidente Kostunica contra el Tribunal Internacional es la de ser un 'instrumento al servicio de EEUU y la OTAN contra Yugoslavia'. ?C¨®mo trata de convencerle de lo contrario?
R. Se nos critica porque entre los acusados hay m¨¢s serbios que croatas o musulmanes, pero ello se debe s¨®lo a que las partes contrarias nos han facilitado la investigaci¨®n. Cuando hemos tenido indicios para ello, hemos actuado con igual diligencia contra los del otro bando, sean croatas, musulmanes o de la guerrilla albanokosovar. Este tribunal, como todos, trabaja con lo que tiene. Abres investigaciones s¨®lo cuando tienes indicios concretos, y si encima, cuando abres investigaciones y env¨ªas a alguien a buscar pruebas en los Balcanes, te encuentras con que nadie colabora sobre el terreno, puedes imaginar lo dif¨ªcil que es llegar a inculpaciones. Es muy f¨¢cil hacer cr¨ªticas por lo que hacemos o no hacemos. Dicen que hacemos pol¨ªtica con cada una de nuestras decisiones, pero no es verdad, tenemos tantas necesidades concretas, nos encontramos con tantas dificultades sobre el terreno, que tenemos muy poco tiempo para todo aquello que no sea nuestro trabajo. Estamos todo el tiempo dedicados a remar corriente arriba.
P. ?C¨®mo cree que afect¨® a la credibilidad del tribunal el que la OTAN se apoyara en los argumentos que le daba el acta de acusaci¨®n que emiti¨® contra Milosevic para bombardear Yugoslavia?
R. Aunque no tenemos nada que ver con la actuaci¨®n de la OTAN, es uno de los pretextos que Yugoslavia ha utilizado desde el principio para negarnos su cooperaci¨®n. De igual manera que ahora tratan de instrumentalizar y politizar nuestra negativa a abrir una investigaci¨®n sobre los bombardeos de la OTAN, en busca de nuevos pretextos.
P. ?Por qu¨¦ se han negado a investigar unos bombardeos que han causado cientos de v¨ªctimas civiles cuando tienen jurisdicci¨®n para ello?
R. Como fiscal instructora debo investigar cr¨ªmenes presuntamente cometidos con datos en la mano y s¨®lo aquellos para los que tengo jurisdicci¨®n. No est¨¢ en nuestra jurisdicci¨®n juzgar si los bombardeos eran o no legales, sino juzgar la actuaci¨®n de los individuos en episodios concretos. Estimamos que los elementos y los argumentos que se nos presentaron no eran suficientes para abrir una investigaci¨®n sobre cr¨ªmenes de guerra o genocidio tal como se nos ped¨ªa, pero no estamos cerrados a abrir una investigaci¨®n en cuanto alguien nos presente los elementos suficientes. Y no es de descartar que suceda en cualquier momento.
P. ?Es bueno que un Consejo de Seguridad dominado por cinco potencias sea el que decida a qu¨¦ pa¨ªses hay que juzgar y a cu¨¢les no? ?No habr¨ªa que esperar a democratizar los ¨®rganos de decisi¨®n de las Naciones Unidas antes de establecer estos tribunales internacionales?
R. Es verdad que esto crea una situaci¨®n poco satisfactoria en este sentido. Por ello, es algo que trata de corregirse con la creaci¨®n del pr¨®ximo Tribunal Penal Internacional, el cual depender¨¢ de las decisiones tomadas por todos los miembros de pleno derecho de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
P. ?En qu¨¦ medida los dos tribunales internacionales en funcionamiento de los que usted es fiscal jefa, el creado para los cr¨ªmenes de guerra en la antigua Yugoslavia y el de Ruanda, servir¨¢n de modelo y de precedente?
R. Estos dos tribunales, que adem¨¢s comparten elementos como el fiscal jefe, se pueden considerar la primera piedra del futuro Tribunal Penal Internacional que se acord¨® crear en Roma en 1998. Hemos abierto brecha en un campo nuevo, por ello la experiencia acumulada por nosotros ser¨¢ un elemento base de la futura justicia penal internacional.
EL 'EFECTO PINOCHET'
P. ?C¨®mo se compara la actividad de los dos tribunales con los juicios que se siguen contra Pinochet, la dictadura argentina o Suharto en Indonesia?, ?estamos asistiendo a un proceso internacional por el que veremos pasar uno a uno a todos los antiguos dictadores?
R. Ser¨ªa maravilloso que fuera as¨ª. Pero creo que se trata de episodios independientes. Aunque sea Garz¨®n quien haya hecho detener a Pinochet en Londres, no es un tribunal internacional, sino un tribunal nacional el que se encarga de juzgarle. Y lo mismo puede decirse de otros procesos en curso como los que se siguen contra Suharto o las diligencias abiertas contra la dictadura argentina. En este sentido, no puede hablarse de justicia internacional, pero s¨ª de un efecto positivo y una activaci¨®n de las justicias nacionales como respuesta a una justicia que se internacionaliza. El patr¨®n de Chile se acenturar¨¢ y tender¨¢ a imponerse cuando entre en funcionamiento el Tribunal Penal Internacional. Tal como est¨¢ constituido, ¨¦ste s¨®lo deber¨¢ actuar en caso de que los Estados nacionales no se ocupen de juzgar a sus grandes criminales, lo que har¨¢ que los Estados se vuelvan m¨¢s activos a la hora de juzgar a sus nacionales.
P. Siguiendo el ejemplo de Garz¨®n, otros jueces est¨¢n emitiendo ya acusaciones contra los responsables de cr¨ªmenes en terceros pa¨ªses, como es el caso de un tribunal norteamericano que ha abierto un proceso en paralelo contra Karadzic a instancias de familiares de v¨ªctimas en Bosnia. ?Corremos el riesgo de que el modelo se generalice y de llegar a encontrarnos con un escenario en el que tanto un ex jefe de Estado como Yeltsin o en activo como Bush puedan ser detenidos en visita a otro pa¨ªs, acusados ya sea de cr¨ªmenes de guerra en Chechenia o de los bombardeos sobre Irak por los familiares de las v¨ªctimas?
R. Es un panorama que puede parecer fant¨¢stico, porque a¨²n falta mucho tiempo para llegar a ello, pero sin duda existen ya numerosos signos que apuntan en esa direcci¨®n.
El azote del crimen internacional
Carla del Ponte, 53 a?os, nacida en la Suiza italiana, Lugano, llegaba a su doble cargo de fiscal jefe para los dos tribunales internacionales en activo, establecidos para los cr¨ªmenes de guerra en la ex Yugoslavia y en Ruanda, hace poco m¨¢s de a?o y medio precedida de una s¨®lida reputaci¨®n en la persecuci¨®n del crimen internacional. Desde que en 1981 iniciara su colaboraci¨®n con el juez italiano Falcone en las investigaciones contra la Cosa Nostra y a partir de 1984 como Fiscal General de Suiza, Del Ponte se dedic¨® a escudri?ar y bloquear las cuentas suizas de mafiosos y pol¨ªticos corruptos de medio mundo, entre ellas las de Benazir Butto y Bor¨ªs Yeltsin. Tras la orden de detenci¨®n de Milosevic, que se encontr¨® ya sobre la mesa cuando tom¨® el relevo de la canadiense Louise Harbour, no le queda a Carla del Ponte otra misi¨®n m¨¢s importante que la de apresarlo. Y no parece dispuesta a abandonar el despacho que ocupa en La Haya sin lograrlo. Peque?a pero compacta, con un cuerpo de remadora bajo su traje chaqueta, como le gusta visualizarse a s¨ª misma, la misma forma en que gesticula y se mueve por su despacho parece la de alguien dedicado a dar brazadas corriente arriba. Uno de sus enemigos en Suiza la defini¨® como 'un misil sin gu¨ªa', lo que no es m¨¢s que otra manera de describir la imagen ciega de la justicia que Carla del Ponte encarna a la perfecci¨®n. Contundente, pero de sonrisa relajada, tiene fama de hincar el diente hasta el hueso. Frente al proceso m¨¢s politizado del mundo, y con un tribunal que depende en todo de la colaboraci¨®n de los menos interesados en que se haga justicia, como muchos de los responsables del aparato del estado de la antigua Yugoslavia, o cuando menos de los que tienen motivos para recelar de una justicia internacional que escapa ya a todo control pol¨ªtico, Del Ponte quiere dejar claro que no se casa con nadie. Sorda a razonamientos pol¨ªticos, huye de grandes declaraciones, se remite constantemente a los hechos, pero no oculta su convicci¨®n de que el tercer poder en un ordenamiento democr¨¢tico corresponde a la justicia, lo que parece dispuesta a hacer valer hasta sus ¨²ltimas consecuencias de cara a un nuevo orden internacional.
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