L'amic August
Ayer despedimos a August Ferrer, el decano de los profesionales de las relaciones p¨²blicas catalanas, l'amic August.
Ins¨®litamente en este territorio proclive a intoxicaciones, August supo mantener un impecable equilibrio entre las empresas para las que trabajaba y las necesidades de la informaci¨®n. Un equilibrio basado en la transparencia, el respeto a las partes y la honestidad.
Era capaz de re?ir a sus propios clientes en presencia de los periodistas y de criticar a ¨¦stos delante de aqu¨¦llos. Siempre con una sonrisa y el inconfundible sesgo de su voz ronca, gutural, caracter¨ªstica de los conspiradores laicos y tolerantes de ascendencia volteriana.Catal¨¢n y catalanista, nunca fue un nacionalista de campanario, sino un europe¨ªsta de trinchera y de talante abierto, que tendi¨® puentes entre gentes de muy distinto pelaje y pensamiento. Y un hombre de gusto, que apreciaba y compart¨ªa los peque?os placeres de la vida, de la buena mesa y los libros interesantes a las reboticas sorprendentes.
Su vida fue intensa, a veces salpicada por azares dram¨¢ticos. Como la muerte de un hijo, lo que le insufl¨® un halo de tristeza profunda y soterrada: seguramente fue lo que le enferm¨®. Acarreaba su c¨¢ncer con la misma transparencia y naturalidad con las que trabajaba, sin ocultarlo y sin quejas.
?ltimamente ya no utilizaba las escaleras, ni siquiera para bajar. Recurr¨ªa sistem¨¢ticamente al ascensor. Pero eso no le impidi¨® seguir transitando la autoiron¨ªa puntillosa, la amabilidad exigente y la lealtad a sus numerosos amigos, por m¨¢s que alguno se hubiese descarriado de los ra¨ªles por los que circulan los antiguos valores compartidos.
Por navidades les enviaba un grabado que conten¨ªa tres cipreses, tres, y un verso manuscrito. Ahora nos estar¨¢ mirando por encima de sus copas filiformes con un deje risue?o y melanc¨®lico. Digno.
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