El crep¨²sculo m¨¢gico de Hagi

Ejercit¨¢ndose en solitario en el complejo deportivo de Floria, junto al B¨®sforo, en los l¨ªmites de Asia, Gheorghe Hagi entra?a la naturaleza ex¨®tica del club que representa. La figura crepuscular del Maradona de los C¨¢rpatos, como le llaman en Rumania, sintetiza los poderes oficiales y f¨¢cticos en el vestuario del Galatasaray. A sus 36 a?os, se le responsabiliza de haber predicado la palabra de la experiencia y el profesionalismo en un equipo que va camino de consumir su gran epopeya. El t¨¦rmino del viaje coincide con el final de la temporada y su culminaci¨®n es esta Liga de Campeones. No hay tiempo y Hagi, como capit¨¢n de una plantilla condenada a la dispersi¨®n bajo los efectos de la crisis econ¨®mica y el peso de la edad, lo sabe mejor que nadie. No hay un ma?ana en Estambul. Es ahora o nunca. Es contra el Real Madrid este mismo martes. Con la ayuda del grito de guerra de 20.000 ac¨®litos saturando de decibelios el estadio Ali Sami Yen con su perenne Cim Bom Bom.

Consciente de haber llegado a una instancia definitiva, el segundo entrenador del Galatasaray, el rumano Gabriel Balint, hace un balance nost¨¢lgico: 'Algunos jugadores dejar¨¢n el f¨²tbol en junio, el club tiene deudas porque ha sido salpicado por la crisis econ¨®mica de Turqu¨ªa y ahora tenemos una oportunidad casi imposible de sacar al Madrid del torneo. Es el campe¨®n de Europa, pero estoy convencido de que mis futbolistas van a jugar hasta la muerte, lo van a dar todo. Y en el estadio tendremos el apoyo de un p¨²blico que no presiona: te mata. Est¨¢n como locos. Ya iremos ganando por 1-0 antes de saltar al c¨¦sped'.

La ruidosa afici¨®n turca comparte ese sentimiento apocal¨ªptico. Despu¨¦s de haber ganado tres Ligas consecutivas y levantado la Copa de la UEFA y la Recopa, al club m¨¢s rico de Turqu¨ªa lo ahogan los problemas financieros. A eso se suma el peso de los a?os sobre sus hombres b¨¢sicos -Hagi, 36; Taffarel, 35, y Suat y Popescu, 33- y la amenaza de atomizaci¨®n de una plantilla que ha comenzado a emigrar: el Inter ha fichado a Okan y Unsal para la pr¨®xima temporada y el goleador, Jardel, ha manifestado su intenci¨®n de cambiar de aires.

Balint, el ayudante de Mircea Lucescu, ex seleccionador rumano y ex responsable del propio Inter, del Brescia y del Reggiana. Cuando se le pregunta por el tipo de equipo que tiene entre sus manos, no vacila en establecer una rotunda l¨ªnea divisoria: 'Es una combinaci¨®n de extranjeros y turcos. Los extranjeros tienen experiencia y calidad. Los turcos ponen la fuerza, la lucha, el coraz¨®n. La mezcla de los extranjeros es perfecta. Popescu es el que da seguridad a la defensa, junto a Capone, un brasile?o muy ordenado. Hagi, en el centro del campo, es el constructor, y Jardel es el que la mete. Tambi¨¦n hay turcos h¨¢biles, como Umit y Okan, centrocampistas, o Sas, extremo'.

Dice Balint que Hagi merece una consideraci¨®n teol¨®gica. Despu¨¦s de llevar a las semifinales a Rumania en el Campeonato del Mundo de Estados Unidos 94 y tras pasar por el Madrid de la Quinta del Buitre, el Brescia y el Barcelona del Dream Team, se le trata de mito en activo. 'A su edad, es dif¨ªcil aguantar 90 minutos. Pero ahora Hagi se est¨¢ entrenando muy bien y lo va a aguantar', explica; 'est¨¢ sancionado en la Liga turca y se puede concentrar s¨®lo en los dos partidos contra el Madrid. No se nos ocurrir¨ªa dejarle en el banquillo porque es medio equipo. En los cuatro a?os que lleva en el Galatasaray se ha convertido en un jugador fundamental. No s¨®lo por su calidad, sino tambi¨¦n porque es un gran hermano para los jugadores. Es el entrenador en el campo. Echa las broncas, habla y ordena. Cuando no juega, los dem¨¢s se sienten confundidos. Sus compa?eros le miran como a un dios'.

'Hagi es la clave del Galatasaray como Hierro lo es del Madrid', prosigue Balint; 'juega entre el centro del campo y la delantera, con libertad. Para ¨¦l, no ha sido tan dif¨ªcil convertirse en un ¨ªdolo en Turqu¨ªa despu¨¦s de haber jugado en Italia y Espa?a. En la Liga turca s¨®lo hay seis equipos competitivos y los dem¨¢s no tienen calidad. Hagi ha tra¨ªdo la profesionalidad, en el sentido de que conoce cu¨¢les son los grandes detalles necesarios para tener ¨¦xito. Comer determinada dieta, dormir determinadas horas, saber juzgar el juego seg¨²n la situaci¨®n del partido... Estas cosas no se sab¨ªan en Turqu¨ªa ni en los pa¨ªses del Este'.

El Galata, como lo apodan los fan¨¢ticos, es un equipo que, seg¨²n Balint, 'en Europa se tomaban a risa'. Sin embargo, bajo esa apariencia de comparsa, ascendi¨® escalones hasta llegar a ser el primero del mundo en el escalaf¨®n de la FIFA. Ahora quema cartuchos con el tiempo en contra. Como Hagi, que desde hace semanas se entrena en solitario para jugar esos 180 minutos que pueden hacer de su retirada un delirio triunfal. El Galatasaray tambi¨¦n se prepara para terminar un ciclo irrepetible.