Men¨² balc¨¢nico
Coincidiendo con los idus de marzo, comenzaron a manifestarse los primeros efectos de la nueva din¨¢mica en la pol¨ªtica balc¨¢nica. Se terminaron los tiempos en que los problemas llegaban de uno en uno, separados sus actores en buenos y malos. Ahora los viejos vientos se mezclan en grandes frentes tempestuosos. Aunque no lo parezca, la pasi¨®n de Milosevic est¨¢ relacionada con la reciente crisis de Macedonia. El inter¨¦s de Washington en la detenci¨®n y juicio del mandatario serbio en el Tribunal Penal de La Haya, por el cual ha ofrecido una recompensa millonaria, es un ejercicio de mal gusto diplom¨¢tico y jur¨ªdico que trae ecos de la captura de Noriega en 1989. Si a eso le a?adimos el dudoso papel de juez imparcial y profesional que juega la temperamental Carla del Ponte, de nombre tambi¨¦n melodram¨¢tico, se pueden entender las reticencias de muchos serbios a entregar a Slobo, personaje que por s¨ª mismo ya no despierta demasiadas simpat¨ªas entre la ciudadan¨ªa. Viene a la memoria la mascarada del juicio a Ceausescu en 1989, que tan mala prensa le dio a las nuevas autoridades rumanas surgidas de la revoluci¨®n de diciembre y que con el tiempo termin¨® por llenar de flores la tumba del insufrible dictador. Por ende, tras la detenci¨®n de Milosevic, ya se han manifestado y se har¨¢n m¨¢s audibles luchas pol¨ªticas internas, fragmentaciones y desestabilizaci¨®n; es decir, semillas de nuevos problemas y no de soluciones. A todo ello se unir¨¢ en breve la previsible secesi¨®n de Montenegro y la posible desaparici¨®n de la tercera Yugoslavia, pre?ada de nuevos reajustes institucionales, pugnas y m¨¢s fragmentaciones.
En ese retablo, el inter¨¦s norteamericano por la detenci¨®n de Milosevic poco tiene ya que ver con el viejo Nuevo Orden de Bush padre. El renovado y muy reciente inter¨¦s del v¨¢stago por los asuntos balc¨¢nicos, materializado en el entusiasmo demostrado por la detenci¨®n del ex mandatario serbio, est¨¢ relacionado con la expectativa de una f¨¢cil victoria en pol¨ªtica internacional. En Washington el juicio del ex presidente yugoslavo interesa como forma de dar contenido a la intervenci¨®n en Kosovo, operaci¨®n cada vez m¨¢s cuestionada internacionalmente por el comportamiento de los albanokosovares. El juicio de Milosevic se presenta as¨ª como el verdadero colof¨®n de la campa?a militar de la OTAN, un N¨²remberg grandilocuente pero tard¨ªo. Y, por ello, el ahora presidente Bush se ha ilusionado ante la posibilidad de heredar la guinda final de la arriesgada intervenci¨®n impulsada por su antecesor, Bill Clinton.
Es, por tanto, un ¨²ltimo servicio del 'chollo' Milosevic, la perfecta cabeza de turco de todos los males balc¨¢nicos durante una d¨¦cada y que ahora deber¨¢ tapar temporalmente la mal resuelta intervenci¨®n de la OTAN en Kosovo. El espect¨¢culo llega como agua de mayo cuando el conflicto macedonio a¨²n no se ha extinguido y seguramente se reactivar¨¢. Las manifestaciones de apoyo a la guerrilla albanesa en Pristina, y no en Tirana o Skopje, vienen a demostrar que las fuerzas que se plantaron ante la ciudad de Tetovo son cosa de algunos pol¨ªticos en Pristina. Tambi¨¦n resulta significativo que entre los guerilleros albaneses la Kfor detuviera a varios agentes del TMK, el cuerpo de protecci¨®n civil kosovar, la ex guerrilla del ELK reconvertida por la Administraci¨®n internacional.
M¨¢s all¨¢ de las desorientadas elucubraciones sobre agravios hist¨®ricos entre albaneses y eslavomacedonios, lo cierto es que, desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, miles de albanokosovares han entrado y se han establecido en Macedonia. Despu¨¦s lleg¨® un cuarto de mill¨®n de refugiados durante la campa?a de bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia, lo que equival¨ªa a la d¨¦cima parte de la poblaci¨®n de la joven rep¨²blica (algo as¨ª como si 27 millones de latinos entraran en EE UU en el lapso de pocas semanas). Muchos de ellos permanecieron en Macedonia y otros entraron y salieron sin control en meses sucesivos. En definitiva, en esa rep¨²blica existe ahora una minor¨ªa albanokosovar en cierta competencia pol¨ªtica y social con la vieja poblaci¨®n albanesa de Macedonia. ?sta integra el Partido Democr¨¢tico de los Albaneses (PDA), ahora en el Gobierno de coalici¨®n, y el Partido de la Prosperidad Democr¨¢tica (PDP), que lo estuvo en el Gobierno socialista y que dio el mejor ministro de Econom¨ªa que tuvo Macedonia: Taki Fiti. Los albanokosovares a¨²n no est¨¢n claramente definidos como fuerza pol¨ªtica, pero son un grupo muy din¨¢mico contemplado con aprensi¨®n en la misma Tirana, donde muchos temen que el d¨ªa de ma?ana pudiera traer una Gran Albania con capital en Pristina.
Pero, aunque el gran te¨®rico del pannacionalismo alban¨¦s actual sea Rexhep Qosja, un pulcro profesor de Pristina, lo ocurrido en Tetovo ha sido m¨¢s bien una operaci¨®n organizada desde Kosovo para desbloquear la situaci¨®n y no para construir la Gran Albania. Las potencias occidentales, que ahora instan al Gobierno macedonio a reajustar sus estructuras estatales para dar m¨¢s autonom¨ªa a los 'albaneses' (sin hacer distinciones), no ven la viga kosovar en el ojo propio. En Kosovo la Administraci¨®n internacional no tiene fecha para las elecciones parlamentarias, ni siquiera existe una ley electoral. M¨¢s remota a¨²n es la posible consulta a la poblaci¨®n sobre el status de Kosovo, que ahora est¨¢ en pleno limbo. Parece claro que en Pristina alguien plane¨® una temeraria huida hacia adelante. Primero, en el sur de Serbia, y luego, cuando la Kfor dio luz verde a las tropas yugoslavas para liquidar a las guerrillas albanesas, en Macedonia. All¨ª el ELK dispone de armas almacenadas desde 1998 y cuenta con un potencial de reclutas entre los j¨®venes albanokosovares establecidos en el tercio occidental de la rep¨²blica y tan al sur como Struga. Organizar un levantamiento en la franja albanesa de Macedonia y hasta forzar el hecho consumado de una anexi¨®n a Kosovo terminar¨ªa con el statu quo diplom¨¢tico. Perder¨ªa sentido la resoluci¨®n 1.244 de las Naciones Unidas y todos los acuerdos y disposiciones internacionales referidos a Kosovo como provincia serbia con las fronteras de entonces: un viejo truco balc¨¢nico.
Si el men¨² balc¨¢nico tiene como plato principal el revoltillo yugoslavo y como postre Macedonia, los caf¨¦s los ponen los croatas de Bosnia, que estos d¨ªas andan forzando la secesi¨®n. Si prosperara, los acuerdos de 1995 har¨ªan agua y tendr¨ªa m¨¢s fuerza la demanda de varios actores balc¨¢nicos para organizar un Dayton 2, algo de lo que no quieren ni o¨ªr hablar las potencias intervinientes. Por ende, y con la previsible secesi¨®n de Montenegro, ser¨ªa el final del ¨²ltimo intento por preservar la idea de federaci¨®n, ¨²nico concepto pol¨ªtico capaz de aportar paz en los Balcanes. As¨ª, la idea del Estado-naci¨®n triunfar¨ªa en toda regla, con sus autodeterminaciones descontroladas y limpiezas ¨¦tnicas sin fin. Pero ante el ¨®rdago de los amigos croatas de Bosnia nadie se rasga ya las vestiduras, a pesar de que est¨¢n protagonizando el pecado original que cometieron los serbobosnios en 1992, y por el que ahora en La Haya se las quieren hacer pagar todas juntas a Milosevic. Iron¨ªas de la historia que parad¨®jicamente le unen al desaparecido presidente Tudjman. Un chiste local dec¨ªa que ambos tienen una cosa en com¨²n: ninguno puede salir ya de la tierra.
Francisco Veiga es profesor de Historia de Europa Oriental en la UAB.
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