?'Efecto 2002' sobre el euro?
Tras deslizarse a niveles de 0,88, m¨ªnimos desde diciembre del a?o pasado, el euro logr¨® recuperar en la primera semana de abril los 0,90 d¨®lares. Un nivel que est¨¢ muy alejado de los m¨¢ximos de enero de 2001, y que se consigui¨® gracias al impulso derivado de la especulaci¨®n sobre una recuperaci¨®n econ¨®mica basada en una reducci¨®n de tipos en Europa. Los rebotes del euro cada vez son menos importantes en magnitud y m¨¢s moderados en duraci¨®n. Los factores estructurales, que limitan el crecimiento europeo a medio plazo, o las cuestiones c¨ªclicas, como la expectativa de una recuperaci¨®n de EE UU en 2002, ponen un techo al euro. Pero, junto a ellos, se ha puesto de moda en los ¨²ltimos d¨ªas un argumento adicional.
De acuerdo con el economista alem¨¢n Hans-Werner Sinn, del Instituto IFO, el miedo a la transici¨®n al euro de los poseedores de dinero negro en Europa y las dudas que supone la llegada de la moneda f¨ªsica para los agentes que viven fuera de esta ¨¢rea monetaria, est¨¢n llevando a que estos colectivos cambien las monedas europeas que poseen por d¨®lares. Con ello, unos tratan de evitar el riesgo de tener que declarar el dinero negro y otros de cubrir la incertidumbre que les supone una nueva y desconocida moneda. De hecho, el presidente del Bundesbank, en su reciente visita a Mosc¨², ha insistido en que se garantizar¨¢ el cambio a euros de forma ilimitada a los residentes fuera de la UEM desde enero de 2002. El objetivo ¨²ltimo es impedir distorsiones en los mercados o situaciones de p¨¢nico, que puedan presionar a la baja al euro. Las cifras que se barajan, aunque dif¨ªciles de aproximar, son importantes. Las estimaciones de dinero negro en la UEM que proporciona Sinn son de unos 50.000 millones de euros, esto es, en torno al 0,8% del PIB de la zona. Una cifra m¨¢s imprecisa, entre 40.000 y 130.000 millones de euros, al menos el 10% de la base monetaria de la zona euro, es la cantidad de marcos que se supone que pueden estar circulando fuera de la UEM.
A pesar de ello, es dif¨ªcil pensar que estos cambios de divisa est¨¦n suponiendo una fuerte presi¨®n a la baja para el euro. En primer lugar, las cantidades que se mueven diariamente en el mercado de divisas son demasiado elevadas como para que este tipo de comportamientos, que necesariamente deben estar siendo graduales, tengan un impacto significativo en la cotizaci¨®n de la moneda europea. De acuerdo con las estimaciones del Banco Internacional de Pagos, en los mercados se superan los 1,5 billones de euros diarios de movimientos de divisas. En segundo lugar, se trata de un factor de corto plazo, algo que podr¨ªa llamarse el efecto 2002 sobre el euro. Un factor que cambiar¨ªa de signo cuando esta moneda comience a circular f¨ªsicamente. Cabr¨ªa esperar entonces que la cotizaci¨®n del euro se vea apoyada por el hecho de que los agentes, a medida que conf¨ªen en la nueva moneda, cambien sus d¨®lares por euros.
Mayte Ledo es economista jefe para la OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA.
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