Sombras en la noche
Llega solo, con su peque?o perro. Tiene buen aspecto, va bastante bien vestido, aunque al acercarse se le nota que necesita una ducha. Si no fuese por la situaci¨®n, nadie dir¨ªa que es un drogadicto. Pero en cuanto empieza a hablar, es evidente que est¨¢ tomando algo. Hac¨ªa tiempo que no se acercaba a la m¨®vil de M¨¦dicos del Mundo. Aunque no quiere dar su nombre, s¨ª que est¨¢ dispuesto a explicarnos su experiencia.
'Hab¨ªa conseguido dejarlo', suelta, e hilvana la narraci¨®n: 'Llevaba cerca de un a?o limpio, ya no me met¨ªa nada. Ten¨ªa una novia italiana que me ayudaba mucho y con mi trabajo ¨ªbamos tirando, pero hace dos meses que se fue y he vuelto a pincharme'. ?ste es uno de los principales problemas, cuando un drogodependiente consigue dejar las drogas, cualquier dificultad puede hacerle volver a caer. 'He conseguido desengancharme tres o cuatro veces', prosigue, 'el problema no es dejarlo, lo peor es mantenerse. Esta ¨²ltima vez, cuando ya no pod¨ªa aguantar m¨¢s, empec¨¦ a fumar hero¨ªna, ahora ya me estoy pinchando otra vez. De momento no la mezclo con coca¨ªna, pero ya me empieza a picar'.
Y por qu¨¦ la mezcla. 'Si s¨®lo me meto hero¨ªna, me duermo y eso no puede ser. Si mezclo me mantengo despierto y puedo hacer mi trabajo', aclara, aunque no quiere explicar cu¨¢l es su trabajo, para que no le reconozcan. Por lo menos, de momento, no tiene que dormir en la calle. 'Vivo de okupa con un amigo que me ha dejado un rinc¨®n, pero tampoco voy a poder estar mucho tiempo as¨ª'. Cuando habla se lamenta de su situaci¨®n pero no sabe muy bien cu¨¢nto puede durar.
Sin embargo Marisa, una prostituta del Puerto, no se lamenta de su suerte. 'Vine a Espa?a con cinco hijos, vivo con el hombre que me hizo el ¨²ltimo y no me lamento. Podr¨ªa trabajar en otras cosas, pero nunca ganar¨ªa lo mismo que aqu¨ª', fundamenta. De hecho, ha probado otros trabajos. 'Estuve en un restaurante los fines de semana, pero hac¨ªa 12 o 14 horas al d¨ªa y nunca llegu¨¦ a ganar lo que consigo aqu¨ª en una noche'. Que vengan las africanas no supone ning¨²n problema para ella, pero s¨ª para Carmen, una prostituta espa?ola. 'Desde que han venido las negritas, est¨¢n reventando los precios. Ellas cobran m¨¢s barato y as¨ª resulta m¨¢s dif¨ªcil trabajar', se queja.
Carmen es una de las pocas espa?olas que prefiere la calle a trabajar en un club. 'All¨ª tienes que sacar 7.000 pesetas como m¨ªnimo cada noche, en la calle cuando me canso me voy a casa, no necesito contar cu¨¢nto dinero he conseguido. El problema es que cada vez somos m¨¢s mujeres en la calle y por lo tanto, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil que la noche te salga rentable'.
'Los de M¨¦dicos del Mundo creo que hacen un buen trabajo', confirma Carmen. 'A m¨ª me ense?aron a poner el cond¨®n con la boca y eso me ha facilitado el trabajo. No creas que todos los clientes quieren que trabajes con preservativos, pero si no es as¨ª, no subo al coche'.
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