Mal precedente
Haber aceptado las condiciones que exig¨ªa Marruecos para un nuevo acuerdo de pesca con la UE, del que se beneficiar¨ªa esencialmente Espa?a, hubiera sentado un mal precedente con vistas a la renegociaci¨®n de acuerdos con otros pa¨ªses terceros, pues los habr¨ªa encarecido en exceso. En esta situaci¨®n, se puede entender el carpetazo dado ayer formalmente en Luxemburgo por el Consejo de Ministros de Pesca de la UE a estas negociaciones, con el voto favorable de todos (Espa?a incluida), salvo Portugal. La oferta marroqu¨ª, que ped¨ªa el doble de dinero por la mitad de licencias, es no s¨®lo inaceptable, sino dif¨ªcil de comprender, aunque el tiempo esclarecer¨¢ qui¨¦n saca provecho en Marruecos de esta posici¨®n y de este fracaso.
Ahora bien, constituye un mal precedente que el Gobierno espa?ol no haya sido capaz de lograr que los marroqu¨ªes flexibilizaran su actitud, aunque la negociaci¨®n la haya conducido formalmente la Comisi¨®n Europea al tratarse de una pol¨ªtica com¨²n. Y resulta escandaloso que el presidente del Gobierno intentara ayer en el Parlamento echar balones fuera se?alando que los socialistas aceptaron en 1995 que el acuerdo pesquero firmado ese a?o fuera el ¨²ltimo, aunque no pudiera citar a requerimiento de Rodr¨ªguez Zapatero ning¨²n punto del texto que dijera tal cosa.
El carpetazo a una tradici¨®n pesquera secular afecta a unos 400 barcos y a casi 25.000 empleos directos e indirectos. Aunque forzada, ¨¦sta puede ser una oportunidad para llevar a cabo la reconversi¨®n pendiente de una flota que necesita modernizarse y adaptarse. El Gobierno logr¨® en Niza una promesa de financiaci¨®n suficiente para esta reconversi¨®n, que se reafirm¨® ayer, aunque sin concretar cifras. Pero falta un plan concreto para hacer frente a un vac¨ªo de actividad que tiene un impacto social importante y el Gobierno de Espa?a, la primera potencia pesquera de la UE, parece vac¨ªo de propuestas para desarrollar la pol¨ªtica pesquera com¨²n.
La pesca ya no es el elemento central de las relaciones de Espa?a con Marruecos. Cuestiones como la colaboraci¨®n en la lucha contra la inmigraci¨®n clandestina en Espa?a o las inversiones espa?olas en el pa¨ªs vecino -por ejemplo, en telefon¨ªa m¨®vil- tienen una enorme incidencia. Espa?a tiene mecanismos para presionar a Marruecos, pero una vez m¨¢s resulta insensato que el propio Aznar anuncie p¨²blicamente la adopci¨®n de represalias econ¨®micas por parte de Espa?a y la UE. Esas cosas se hacen; no se dicen.
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