Los ni?os de Nabl¨²s
Para casi todos los ni?os del mundo, acudir a la escuela es una tarea a veces tediosa. Todos, cuando fuimos peque?os, mostramos en alguna ocasi¨®n resistencia a ir a clase. En Nabl¨²s, una ciudad del norte de Palestina, la mayor parte de los cr¨ªos ofrecen este mismo tipo de resistencia a la hora de acudir al cole cada d¨ªa. En su caso, el recelo parece bastante justificado si tenemos en cuenta que cada ma?ana, en el patio del recreo, aparecen las resplandecientes vainas met¨¢licas de los casquillos de obuses que el Ej¨¦rcito israel¨ª de ocupaci¨®n ha lanzado durante la noche anterior.
Los chavales mayores han decidido juntarlas todas, hasta conformar un peque?o polvor¨ªn de desechos b¨¦licos, con el objetivo de adoctrinar a los m¨¢s peque?os sobre los riesgos de cada tipo de munici¨®n. Con esta colecci¨®n de artiller¨ªa usada, m¨¢s algunas fotograf¨ªas de escolares en la morgue y con la cabeza reventada, la escuela est¨¢ organizando una modesta exposici¨®n para sensibilizar a la opini¨®n p¨²blica sobre la situaci¨®n.
El dilema es que no resulta f¨¢cil encontrar a un p¨²blico al que sensibilizar. Los ciudadanos de Nabl¨²s no necesitan ser sensibilizados, porque todos y cada uno de ellos sufren la misma terror¨ªfica realidad. Y en cuanto a los ciudadanos que como usted, lector, no viven en Nabl¨²s y en ninguna otra parte de Palestina, el principal problema es que los ni?os de Nabl¨²s no pueden salir de la ciudad para contarles su realidad y mostrarles las pruebas de tanto horror, porque Nabl¨²s, como todas las poblaciones de Palestina, se encuentra cercada desde hace cinco meses.
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