?Endogamia?
Creo, como Santos Juli¨¢, que la universidad espa?ola ha dado un salto de calidad impresionante en estas ¨²ltimas d¨¦cadas. Y creo, por ello, que las aspiraciones de mejora no deber¨ªan apoyarse menos en esa descalificaci¨®n grosera del profesorado universitario que est¨¢ ocurriendo estos d¨ªas ante la opini¨®n p¨²blica. Pero si uno quiere buscar indicios de incapacidad en los universitarios espa?oles, puede encontr¨¢arselos en c¨®mo se lleva a cabo el modo de debatir sobre la endogamia. Ya el t¨¦rmino, tomado prestado de la biolog¨ªa reproductiva, es una met¨¢fora pobre. No estamos a tiempo de cambiarlo, a pesar de que su imprecisi¨®n debiera preocupar a los universitarios.
Pero lo peor es la falta de an¨¢lisis y de contraste. En el debate se confunden demasiadas cuestiones, desde la forma de elegir al rector hasta la bondad del viajar para combatir el dogmatismo, aunque parad¨®jicamente alg¨²n defensor de lo ¨²ltimo se exprese con una rotundidad sin matices que si bien viajar no propicia el dogmatismo, tampoco inmuniza contra ¨¦l. Hay, sin embargo, dos cuestiones importantes: la calidad del profesorado universitario, y la igualdad de oportunidades. La calidad del profesorado es mejorable eligiendo a los mejores, pero tambi¨¦n incrementando la calidad media de los que concurren a un puesto y mejorando la de los que ya disfrutan de ¨¦l. Se ha subrayado que la calidad del profesorado depende de la movilidad de los universitarios y sobre todo de su movilidad antes de acceder a un puesto permanente.
Existen, claro est¨¢, muchos otros factores que influyen, como la mejora de los estudios de doctorado y de las becas para su realizaci¨®n, la mejora de los salarios del profesor para que la carrera acad¨¦mica sea atractiva frente a otros empleos y la disminuci¨®n de la carga docente del profesor, de manera que se pueda atender se mejor la docencia y la investigaci¨®n.El reconocimiento de que la movilidad es un factor de mejora de la calidad d el profesorado permanente, debiera obligar a la institucionalizaci¨®n del a?o sab¨¢tico. Igualmente, habr¨ªa que crear incentivos para que el profesor universitario permanente cambiase de universidad. No incentiva el cambio la igualdad salarial, ni una financiaci¨®n de proyectos cient¨ªficos pobre que dif¨ªcilmente permite la contrataci¨®n de personal para crear un grupo de investigaci¨®n alrededor del profesor permanente. As¨ª se propicia la creaci¨®n de grupos por asociaci¨®n de profesores permanentes, que dif¨ªcilmente cambiar¨¢n de universidad al un¨ªsono.
Por otro lado, la subvenci¨®n limitada se hace compatible con la investigaci¨®n porque los investigadores acumulan el instrumental el instrumental cient¨ªfico necesario a trav¨¦s de los a?os. Ese instrumental es propiedad de la universidad, y su uso se perder¨ªa con un cambio. El cambio de universidad es para un profesor permanente una forma de volver a empezar.
La movilidad de los investigadores antes de convertirse en permanentes es tambi¨¦n un factor esencial para su formaci¨®n cient¨ªfica altamente deseable. Ello no es incompatible con el logro de un puesto permanente en la universidad de origen. En lo que se ha venido calificando como endogamia, es frecuente que el puesto permanente se obtenga en la universidad de origen tras un dilatado periodo de estancia en centros extranjeros de investigaci¨®n, y no mediante la pr¨¢ctica de 'calentar' una silla.
Todo lo anterior no niega que podr¨ªa, en algunas circunstancias, podr¨ªa mejorarse la calidad mediante la incorporaci¨®n de profesores caracterizados por no haber pertenecido a la universidad a la que se incorporan. ?ste ser¨ªa un factor a considerar entre otros, y no el de mayor peso.
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