'Dispararemos contra los colonos'
El jefe de Yihad Isl¨¢mica en Gaza defiende cualquier medio de lucha y se niega a obedecer a Arafat y frenar la Intifada
No habr¨¢ respiro. Yihad Isl¨¢mica, el movimiento isl¨¢mico m¨¢s radical y contundente de los territorios palestinos, luchar¨¢ contra Israel con todos los medios a su alcance. El jeque Abdul¨¢ Ahmed al Shami, responsable de la organizaci¨®n fundamentalista en Gaza, afirma que no est¨¢ dispuesto a obedecer las consignas del presidente Yasir Arafat, que ha ordenado que se dejen de disparar obuses de mortero contra las posiciones israel¨ªes, en un intento de domesticar la Intifada, favorecer el di¨¢logo y regresar al proceso de paz. 'Continuaremos disparando nuestros morteros contra los asentamientos jud¨ªos en los territorios palestinos', asegura Al Shami, de 45 a?os, desde el fondo del sill¨®n de su despacho, en el cuarto piso de un inmueble del centro de la capital donde todo parece provisional, incluido un enorme cartel con el emblema de la organizaci¨®n que ocupa toda la pared.
Las palabras de este funcionario del Ministerio de Educaci¨®n palestino, maestro de un instituto de Ense?anza Media, imam en una mezquita local, padre de ocho hijos y cabeza visible de la Yihad, suponen un reto al presidente palestino, Yasir Arafat, que desde hace cerca de dos semanas trata de acotar la Intifada e impedir el disparo de morteros contra los asentamientos israel¨ªes, para favorecer el retorno al proceso pol¨ªtico de negociaci¨®n, que la diplomacia occidental intenta por en¨¦sima vez encarrilar con la ayuda del presidente egipcio, Hosni Mubarak, y del rey Abdal¨¢ II de Jordania.
'Yihad Isl¨¢mica apoya cualquier m¨¦todo de lucha en la Intifada. Desde el lanzamiento de piedras hasta las bombas suicidas. Nuestro deber es defendernos de nuestros enemigos, que nos atacan con toda su tecnolog¨ªa', recalca el jeque Al Shami rodeado de colaboradores y guardaespaldas, algunos de los cuales no parecen tener ning¨²n recato en mostrar sus armas. Aunque a?ade que la ¨²ltima decisi¨®n de las acciones armadas depende de los mandos militares de su organizaci¨®n clandestina, las brigadas de Al Quods, constituidas por combatientes sin rostro capaces de convertirse en cualquier momento en comandos suicidas.
El jeque Al Shami se niega, sin embargo, a entrar en disidencia abierta y descarada con el presidente Yasir Arafat; asegura que no lo hicieron en ¨¦pocas pasadas cuando sus militantes fueron detenidos por la Autoridad Nacional Palestina y que no lo har¨¢n ahora, cuando la lucha por la liberaci¨®n y contra la ocupaci¨®n israel¨ª 'necesita la unidad' de todas las organizaciones y grupos.
'Israel miente cuando dice que tenemos el apoyo militar de los fundamentalistas libaneses de Hezbol¨¢. Ya nos gustar¨ªa tener el apoyo de este grupo o de otras organizaciones o pa¨ªses ¨¢rabes. ?C¨®mo cree usted que podr¨ªan llegar hasta aqu¨ª los militantes de Hezbol¨¢ si Israel controla todas las fronteras y carreteras?', se pregunta el dirigente de Yihad Isl¨¢mica, tratando de utilizar la l¨®gica, en una organizaci¨®n llena de secretos y hermetismo.
El portavoz de Yihad Isl¨¢mica se niega a explicar por razones log¨ªsticas y de seguridad el origen de su armamento, aunque reconoce, por ejemplo, que un Kal¨¢shnikov en el mercado clandestino de Gaza se paga a precio de oro, en algunos casos hasta 4.000 d¨®lares (748.000 pesetas), cuando el valor en otros zocos m¨¢s libres y menos controlados de la regi¨®n es de 200. Pero esto no es todo; como si tratara de provocar la inquietud y la inseguridad del Gobierno de Israel, recalca que muchas de las armas en manos de sus militantes provienen de los arsenales jud¨ªos, o, en el mejor de los casos, son restos de los dep¨®sitos olvidados despu¨¦s de la guerra de 1967.
'Lo que s¨ª es cierto es que tenemos algunas peque?as factor¨ªas para fabricar morteros. Pero son armas imprecisas que utilizamos s¨®lo para dar miedo a la comunidad israel¨ª', confiesa el jeque Al Shami, mientras deja de lado las razones religiosas que inspiran su lucha contra Israel y se adentra con toda la frialdad l¨®gica de un combatiente en un mundo militar en el que se acepta todo ('incluida la guerra sucia'), pero no la injerencia internacional que 'da su apoyo incondicional a los jud¨ªos' y que trata de 'hacernos parecer terroristas'.
Un militante de Yihad Isl¨¢mica, la organizaci¨®n militar m¨¢s herm¨¦tica, jerarquizada y disciplinada de los territorios palestinos, ha sido el encargado de cerrar con una sonrisa la puerta. Lo ha hecho suavemente, con toda educaci¨®n, como si tratara de no molestar con el ruido de un golpe inesperado a los otros vecinos del inmueble.
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