Post coitum omne animal triste
La nueva p¨ªldora anticonceptiva, la poscoital o del d¨ªa siguiente, tiene un precio elevado que no corresponde a su valor de laboratorio. Precio religioso: acuerdo entre el Gobierno y las autoridades il¨ªcitas, las religiosas lo son s¨®lo para quienes forman con ellas la Iglesia. Los precios b¨¢rbaros se consideran disuasorios en favor de la poblaci¨®n: los de tabaco, alcohol, drogas, deben liberar al pobre de su da?o. Precisamente a ¨¦l, que sufre gratis tantos da?os y enfermedades. Las hijas de las autoridades pol¨ªticas y econ¨®micas, las v¨ªctimas de las religiosas exaltadas, no tendr¨¢n dificultad para comprarlas. Tres mil y pico pesetas poscoitales no son nada en comparaci¨®n con las copas y las alcobas precoitales. Tampoco era gran problema el viaje a Londres cuando el aborto y los anticonceptivos eran il¨ªcitos.
Las otras chicas, ya se sabe: hace dos o tres d¨ªas una dej¨® una ni?a abandonada, que muri¨®, para ocultar lo que se llama 'su desgracia'. Otras tienen m¨¢s suerte y no salen; otras se aguantan y tienen el ni?o, y las deja el novio, y el padre, y los vecinos. ?O creen de verdad que estamos en el siglo XXI? Receta de m¨¦dico, para que el acto no quede oculto, y dinero suficiente: en ese caso, la moral sobre la vida del que no va a nacer queda cubierta. Adem¨¢s, no son abortivas: los monse?ores exageran. Evitan el embarazo que no pudo salvar el cond¨®n roto, o la gozosa urgencia, o la p¨ªldora olvidada. O el amor. Gratis, sin receta, a precio de aspirina, en la Seguridad Social: cuando vengan los nuestros ser¨¢ as¨ª. Pero ?qui¨¦nes son los nuestros?
Y la eutanasia. Nadie debe disponer de la vida de nadie. Excepto su due?o. No me digan que es Dios, porque no estoy para bromas. Estas dudas de la elecci¨®n de la muerte 'pasiva', o sea, el derecho cat¨®lico a no aplicarse supervivencias artificiales, las prohibiciones sobre la ayuda directa o la aplicaci¨®n de la muerte a quien no resiste m¨¢s la vida de dolor, no tienen sentido: son da?os, maldades. El Papa no tiene que pedir perd¨®n a los ortodoxos. P¨ªdanoslo a nosotros. Que nos lo pida el Gobierno, que es confesional clandestino. (Ah, el lat¨ªn: 'despu¨¦s del coito, todo animal est¨¢ triste', dec¨ªa Ovidio. Galeno matizaba: 'excepto la mujer y el gallo'. Yo siempre estuve contento. No ser¨¦ animal).
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