El Bar?a se reencuentra con el gol
Los azulgrana se exhiben despu¨¦s de que la grada forzara el cambio de Kluivert en el descanso
Nada como cinco goles para encontrar algo de paz. El Bar?a acab¨® ayer con su cuarentena de no saber qu¨¦ era ganar en la Liga y al menos no se desenganch¨® del Mallorca y de las plazas que le acercan a la Liga de Campeones, el ¨²nico objetivo que le queda en esta Liga de pesadilla. Los azulgrana empezaron con plomo en las botas pero acabaron pintando con goles una noche que acab¨® redonda: Rivaldo regal¨® una vaselina; Luis Enrique meti¨® dos goles que le servir¨¢n para aumentar su autoestima; Overmars hizo, con un eslalon en el ¨¢rea, su jugada del a?o; y Petit cerr¨® el partido con un zarpazo imparable. Alguien, sin embargo, no olvidar¨¢ lo que sucedi¨® ayer. Kluivert quiz¨¢ supo m¨¢s que nunca lo que es el Bar?a. El holand¨¦s fue abucheado sin piedad por su osad¨ªa de flirtear con el Madrid y acab¨® en la ducha en el descanso. El delantero vio la goleada ante el Rayo por televisi¨®n.
BARCELONA 5| RAYO VALLECANO 1
Barcelona: Dutruel; Puyol, F. de Boer, Reiziger; Guardiola; Luis Enrique, Rivaldo, Cocu (Petit, m.71); Zenden (Sergi, m.54), Kluivert (Gabri, m.45) y Overmars. Rayo: Keller; Alc¨¢zar, Ballesteros, De Quintana, Mingo; Helder (Poschner, m.62) Quevedo, Mauro, Michel (Setvalls, m. 72); Cembranos; y Bolo (Bolic, m. 72). Goles: 1-0. M.6. Puyol centra, Rivaldo toca de cabeza, Kluivert remata en semifallo y Luis Enrique se aprovecha. 1-1. M.17. Luis Cembranos se deshace de Reiziger, Luis Enrique y Rivaldo, y centra para Michel, que marca. 2-1. M.50. Guardiola toca para Rivaldo, quien controla con la derecha en la media luna y pica con la zurda sobre Keller. 3-1. M.78. Sergi pisa la l¨ªnea de fondo, retrasa para Guardiola, que centra al segundo palo, donde cabecea Luis Enrique. 4-1. M.75. Guardiola abre para Overmars, que quiebra a Alc¨¢zar, sortea a Keller y marca con suavidad y precisi¨®n. 5-1. M. 90. Petit engancha un zurdazo desde la media luna que supera a Keller. ?rbitro: Ansuategui Roca. Amonest¨® a Michel, Sergi, Ballesteros y Guardiola. Camp Nou: 50.000 espectadores. Un espont¨¢neo salt¨® al campo (m. 52).
El Bar?a acab¨® con el Rayo en la ¨²ltima media hora con un juego a veces brillante pero la realidad es inapelable. M¨¢s que nunca, qued¨® claro que todo el mundo da ya el a?o pr¨¢cticamente por perdido. El partido reflej¨® la volc¨¢nica situaci¨®n del club: medio equipo negocia su futuro con otros clubes, la directiva no hace m¨¢s que bucear en el mercado y el p¨²blico avis¨® que ya ha pasado la hoja en el calendario y que no est¨¢ dispuesto a soportar m¨¢s chantajes. La afici¨®n hizo caso omiso a la petici¨®n de ayuda de Rexach y fue al Camp Nou a saldar cuentas con el equipo, bendiciendo a unos (Cocu, Puyol) y sentenciando a otros (Kluivert). La grada se ech¨® encima, con una precisi¨®n de relojer¨ªa, sobre el holand¨¦s a quien trat¨® como si ya vistiera de blanco. No dud¨® en humillarlo, a diferencia de la indulgencia de otros partidos, cuando fall¨® un par de ocasiones.
Rexach, consciente de que Kluivert no suele ser precisamente un hombre fr¨ªo, se temi¨® lo peor y lo retir¨®. Quiz¨¢ en esa decisi¨®n empez¨® a ganar el partido. Y eso que el Bar?a, por primera vez en muchos d¨ªas, hab¨ªa empezado el encuentro con un gol tempranero y que se le negaba desde hac¨ªa tiempo. Fue un gol tan trabajado y celebrado como feo. Pero ni siquiera el tanto calm¨® el ambiente: el p¨²blico sigui¨® con su duro di¨¢logo con Kluivert y el Bar?a pareci¨® controlar el bal¨®n y el partido. Pero su discurso fue lento y pesado. Todo el peligro llegaba de las botas de Overmars, que se rif¨® cuando quiso a su marcador. No hizo mucho el Rayo, que lleg¨® relajado, esperando la ocasi¨®n. Luis Cembranos, un canterano descubierto por Cruyff, no la desaprovech¨®. Su excepcional jugada de sal¨®n retrat¨® la extrema fragilidad del Bar?a y permiti¨® a Michel marcar.
El empate devolvi¨® el paisaje de otros tantos d¨ªas: un dominio lento y est¨¦ril del Bar?a, que lleg¨® al descanso con el estadio encendido y necesitado de que alguien encendiera la luz. Rexach elimin¨® la crispaci¨®n al prescindir de Kluivert y Rivaldo aport¨® fantas¨ªa con una preciosa vaselina que pas¨® por encima de los ojos de Keller hasta acabar en la red. Rexach orden¨® a Puyol un f¨¦rro marcaje sobre Cembranos y ah¨ª se acab¨® el Rayo. Dirigido por Guardiola, el Bar?a recuper¨® la velocidad, el toque, la profundidad y los goles llegaron como churros, hasta colocar el primer cinco del curso.
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