Gana Ibarretxe
La coalici¨®n nacionalista (PNV-EA) que encabeza Juan Jos¨¦ Ibarretxe obtuvo ayer la m¨¢xima renta de la polarizaci¨®n a la que se ha sometido al electorado vasco ante los comicios auton¨®micos celebrados ayer. Los nacionalistas democr¨¢ticos se erigen en la alianza m¨¢s votada, con m¨¢s del 42% de los votos, y recuperan una parte importante del electorado que en anteriores convocatorias les abandon¨® en beneficio de Euskal Herritarrok, la gran perdedora de la jornada electoral, con una ca¨ªda de 7 esca?os y m¨¢s de 80.000 votos de los que consigui¨® en 1998 merced a la tregua declarada entonces por ETA. Esta brusca ca¨ªda de EH es una buena noticia para los partidos democr¨¢ticos en su conjunto. Con una representaci¨®n parlamentaria reducida a la mitad y apenas un 10% de votos, los electores vascos han facilitado el objetivo de que la pr¨®xima legislatura no est¨¦ marcada por las maniobras parlamentarias de un partido antisistema.
La alt¨ªsima participaci¨®n (cerca de un 80%) demuestra que los ciudadanos vascos han hecho un ejercicio de responsabilidad pol¨ªtica, que exige ahora una respuesta igualmente responsable por parte de los l¨ªderes pol¨ªticos. La ecuaci¨®n de a mayor participaci¨®n menos voto nacionalista ha quedado desmentida por las urnas, como ya sucedi¨® en 1998. Una primera y provisional aproximaci¨®n a los resultados parece indicar que la ¨²nica gran migraci¨®n de votos se ha producido dentro del campo nacionalista a favor de la coalici¨®n PNV-EA y en contra de EH.
Nuevamente las urnas otorgan una ligera mayor¨ªa al bloque nacionalista, pero una vez m¨¢s revelan como imposible cualquier pretensi¨®n de gobernar el Pa¨ªs Vasco sin pactos transversales, sean ¨¦stos de gobierno o parlamentarios. En todo caso, los electores han hecho o¨ªr por encima de todos los ruidos ambientales una decisi¨®n clara: ETA pierde espacio pol¨ªtico, pero ganar la batalla contra la violencia terrorista exige que nacionalistas y constitucionalistas sean capaces de compartir algunos acuerdos b¨¢sicos.
Los resultados suponen un triunfo inobjetable de Ibarretxe. Con 32/33 esca?os (seguramente habr¨¢ que esperar al recuento del voto por correo para adjudicar el esca?o que baila en Vizcaya) y m¨¢s del 42% de los votos es impensable que se pueda intentar ninguna mayor¨ªa de gobierno alternativa. Incluso si la coalici¨®n virtual PP-PSOE llegara a sumar un esca?o m¨¢s. La radicalizaci¨®n m¨¢xima de la campa?a, que en algunos momentos de paroxismo lleg¨® a identificar a todo el nacionalismo con la violencia terrorista, se ha revelado como un error grave. Ser¨ªa terrible que se mantuviera esa posici¨®n simplista, porque entonces s¨ª estar¨ªamos ante un problema grav¨ªsimo: equivaldr¨ªa a que m¨¢s de la mitad del electorado vasco est¨¢ dispuesto a convivir con los violentos.
Ibarretxe tiene desde hoy cinco o seis esca?os m¨¢s de los que ten¨ªa en la legislatura anterior. La suma de PP, PSOE y Unidad Alavesa se mantiene b¨¢sicamente igual: 32 esca?os, o, en el mejor de los casos, 33. En todo caso, quedan lejos de la mayor¨ªa absoluta de 38 que les hubiera permitido formar Gobierno sin depender de terceros. El PP, y tambi¨¦n el PSOE, tendr¨¢n que leer detenidamente el veredicto de las urnas. Desde sus reiterados compromisos por el restablecimiento de la unidad democr¨¢tica tendr¨¢n que restablecer el di¨¢logo con Ibarretxe, al que el PP le ha venido negando la palabra desde hace m¨¢s de un a?o.
Eso era lo m¨¢s importante que se jugaba en estas elecciones: si el nacionalismo democr¨¢tico ser¨ªa capaz de recuperar su posici¨®n anterior de fuerza mayoritaria tras el fracaso de su apuesta de pacto con EH. La respuesta es que s¨ª lo ha conseguido, aunque no alcance la mayor¨ªa absoluta. Tampoco le bastan los tres esca?os de IU. Los partidos constitucionalistas deber¨¢n ser leales facilitando, mediante alguna forma de acuerdo, la gobernabilidad del Pa¨ªs Vasco sin traicionar sus compromisos electorales. PP y PSOE se comprometieron en el Pacto Antiterrorista a no hacer pactos pol¨ªticos con los nacionalistas si ¨¦stos no regresaban al consenso en torno al Estatuto y la Constituci¨®n. A su vez, Ibarretxe se ha presentado con un programa en el que defiende la autodeterminaci¨®n, pero ha hecho del desarrollo pleno del Estatuto una de sus banderas de campa?a. Por esa v¨ªa deber¨ªa ser posible una f¨®rmula de convivencia antes de que algunos dirigentes nacionalistas hagan una lectura unilateral de su victoria. Las elecciones han arrojado un resultado a la vez claro y, al tiempo, de muy compleja administraci¨®n por parte de los pol¨ªticos. A partir de hoy tendr¨¢n que demostrar su capacidad de superar una etapa de exclusi¨®n mutua para recuperar la unidad democr¨¢tica en favor de todos los vascos.
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