Una deuda que atajar
Cuando me nombraron consejera de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n llegu¨¦ con la convicci¨®n de que uno de los problemas de esta organizaci¨®n p¨²blica era el elevado d¨¦ficit econ¨®mico que todos los a?os se hab¨ªa venido generando. El caso es que la televisi¨®n y la radio p¨²blicas no pueden financiarse s¨®lo a trav¨¦s de la publicidad y de los ingresos por venta de producciones y programas porque sus gastos son superiores a su capacidad de generar recursos que permitan equilibrar todos los costes. La acumulaci¨®n de estos d¨¦ficit ha producido un endeudamiento del orden de 100.000 millones de pesetas, lo que supone unas 17.000 pesetas por habitante en Catalu?a.
La principal causa de este problema, en nuestro caso, se explica porque nuestra televisi¨®n atiende un mercado relativamente peque?o, cuyo idioma es minoritario y porque una cadena p¨²blica debe atender a unas necesidades culturales, identitarias y educativas que las privadas pueden obviar. Estos argumentos en principio son razonables y pueden entenderse siempre y cuando los responsables de la direcci¨®n de esta organizaci¨®n demuestren que se esmeran realmente por trabajar con la m¨¢xima eficiencia y eficacia.
Sin embargo, una de mis mayores sorpresas ha sido comprobar que una de las fuentes de la insuficiencia financiera son las retransmisiones de acontecimientos deportivos, sobre todo las del f¨²tbol profesional. El caso es que la retransmisi¨®n de partidos de este deporte genera unas p¨¦rdidas no desde?ables, que vienen a ser de la mitad de lo ingresado; o lo que es lo mismo, el coste de los derechos acordados con los clubes deportivos es el doble de lo que se acaba ingresando por publicidad directa o indirecta. Para la televisi¨®n catalana esto puede alcanzar un cifra que se acerca al 15% del total de las subvenciones que recibe del sector p¨²blico catal¨¢n. Lo mismo les sucede a las otras televisiones auton¨®micas y a la espa?ola, y una prueba de ello es que las privadas que no son de pago hace ya un tiempo que han abandonado las retransmisiones de f¨²tbol.
En mi opini¨®n, no tiene ning¨²n sentido que los ciudadanos contribuyamos con nuestros impuestos a pagar una parte de los ingentes costes futbol¨ªsticos que se derivan de las elevadas remuneraciones que reciben tanto los futbolistas como los entrenadores y los clubes. Lo l¨®gico es que sean ¨²nicamente los seguidores, los aficionados a este deporte, quienes lo paguen. El deporte es parte de la cultura, pero el negocio futbol¨ªstico es harina de otro costal.
Merc¨¨ Sala Schnorkowski es consejera de la CCRTV.
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