Perdiendo la guerra
Siempre leo con inter¨¦s a Benjam¨ªn Prado: no todos lo pueden hacer porque sus art¨ªculos salen en la edici¨®n de Madrid. Ayer estaba ir¨®nico y subrayaba datos de la persistencia de la derecha franquista, en nuestro d¨ªa. Y es que gan¨® la guerra. Algunos amigos sarc¨¢sticos de otra manera, como Vicent o C¨¢ndido, suelen escribir que parezco uno de esos soldados japoneses que se esconden en las islas del Pac¨ªfico porque no saben que la guerra ha terminado. Tiemblo por esos estilistas: son soldados que creen que la han ganado, como si un soldado hubiera ganado jam¨¢s una guerra. Cuando el alcalde de Madrid busca a los que ensuciaron la estatua ecuestre de Franco, es un fascista persiguiendo rojos. Las personas sensatas dicen que los maquis espa?oles eran asesinos, y se quejan de la pel¨ªcula de Moncho Armend¨¢riz y de la trilog¨ªa de Alfons Cervera, y de libros que est¨¢n saliendo sobre la ¨²ltima resistencia, lo hacen desde los valores que ganaron la guerra. Por qu¨¦ no han de explotar su victoria eternamente, como se hace siempre. Los latifundios andaluces son de la aristocracia surgida de la Reconquista: la ganaron, y las cosas no han tenido por qu¨¦ cambiar despu¨¦s. Incluso financiaron y participaron en la guerra contra la Rep¨²blica, que trat¨® de hacer una reforma agraria.
P¨¢ginas m¨¢s all¨¢ del art¨ªculo de Benjam¨ªn Prado leo: dos mil presos de Franco piden que se les indemnice. No advierten que perdieron la guerra, y que su penuria se debe a que perdieron. La transici¨®n consagr¨® ese Estado y Gonz¨¢lez mismo apoy¨® el punto final que fijaba la situaci¨®n: y en Chile y en Argentina pierden los que perdieron. No me quejo. Es una situaci¨®n normal en la historia.
El rojo est¨¢ siempre perdiendo: es algo que debe asumir. Pienso en uno de los presos de Franco: pienso en Agust¨ªn Ibarrola, que en lugar de ser honrado como v¨ªctima y como artista es un perseguido del nacionalismo vasco, del mismo grupo que ayer asesin¨® a otra persona. Y en otros viejos compa?eros que pasan por la misma situaci¨®n. Da miedo nombrarlos, por no se?alarles. Algunos ya han ca¨ªdo. Los que no fueron v¨ªctimas de un nacionalismo ( 'los nacionales') pueden serlo de otro. El problema es el pensamiento libre y su expresi¨®n: siempre se pierde.
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