Inmigrantes en las ciudades
Se acaba de constituir, en Elche, un Observatorio de la inmigraci¨®n que es una de esas creaciones que uno no puede sino aplaudir. Pretende este Observatorio adelantarse a los problemas que la presencia de los inmigrantes plantear¨¢ en la ciudad, en un futuro pr¨®ximo, y encontrar soluciones convenientes, que faciliten la integraci¨®n. En torno a ¨¦l se han agrupado las asociaciones de vecinos y las organizaciones no gubernamentales de la ciudad. Tambi¨¦n la Concejal¨ªa de Cooperaci¨®n ha dado su apoyo al proyecto.
Que esta iniciativa surja en una ciudad como Elche no es casual. En estos momentos, Elche es una de las poblaciones m¨¢s din¨¢micas de nuestra Comunidad. Su pujanza es extraordinaria y se manifiesta en los terrenos m¨¢s diversos. Los ilicitanos han sabido conjugar muy bien su desarrollo econ¨®mico con sus esencias de pueblo, a las que nunca han renunciado. El resultado es un fermento de primer orden que les ha permitido plantarse cuando el Gobierno regional pretend¨ªa deglutirlos o concebir ahora este Observatorio de la inmigraci¨®n, entre otras cosas.
La inmigraci¨®n ha comenzado a plantear los primeros problemas en nuestras ciudades. Por el momento, se trata de peque?os conflictos que se resuelven con facilidad. Pero nadie duda que las dificultades aumentar¨¢n en el futuro. La presencia de personas de otros pa¨ªses entre nosotros resulta cada vez m¨¢s numerosa: es un fen¨®meno imparable que las leyes apenas logran atenuar. Muchas de estas personas tienen una religi¨®n y unas costumbres diferentes a las nuestras; bastantes de ellas soportan dificultades econ¨®micas que les obligan a buscar alojamiento en zonas de alquileres baratos. La consecuencia suele ser la formaci¨®n de guetos y, con ellos, la aparici¨®n de mafias que degradan la convivencia de estos lugares. A todo esto pretende enfrentarse el Observatorio creado ahora por los vecinos de Elche.
Contrasta esta voluntad de actuaci¨®n de los ilicitanos con el desinter¨¦s que Alicante vive estos asuntos. Sin embargo, los alicantinos tienen motivo para sentirse preocupados y tal vez deber¨ªan pasar a la acci¨®n. En los ¨²ltimos a?os, se ha ido formando, en las calles m¨¢s pr¨®ximas a la Explanada, uno de estos guetos que alcanza ya una notable dimensi¨®n. Es consecuencia del vaciamiento producido en el centro de la ciudad, que trajo el cierre de muchos comercios. En estos locales vac¨ªos se fue asentando una poblaci¨®n de origen magreb¨ª que instal¨® en ellos bares, restaurantes, bazares, carnicer¨ªas. Andando el tiempo, algunas pensiones y viviendas de la zona cambiaron de due?o, con lo que la transformaci¨®n del paisaje urbano fue espectacular.
El problema no parece inquietar a los alicantinos ni a sus autoridades. Cuando aparecen los conflictos y las protestas de los vecinos que habitan en la zona elevan el tono, la polic¨ªa da una batida y el ambiente se tranquiliza por una temporada. Esta experiencia tal vez lleve a pensar a nuestros gobernantes que los problemas de integraci¨®n pueden resolverse con agentes de polic¨ªa. A m¨ª, sinceramente, me parece dif¨ªcil que esto se arregle con guardias y porras. Basta mirar aquellas ciudades de Europa donde han padecido estos conflictos. Por eso, iniciativas como la de Elche, voluntariosas y arriesgadas, abren un camino que deber¨ªamos considerar.
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