Menudos tiempos
Unos ciudadanos se re¨²nen en el sal¨®n de un hotel para intercambiar opiniones y, al poco, aparecen unos polic¨ªas que les conminan a abandonar el local porque no disponen del correspondiente permiso para hablar. Escenas como ¨¦sta se vivieron a menudo durante el franquismo sin que nadie se sorprendiera en demas¨ªa: era un riesgo asumido.
Unos ciudadanos pretenden reunirse en el sal¨®n de un hotel financiado con sus impuestos, pero se encuentran con un cartel que dice: 'negros, no'; 'jud¨ªos, no', 'rojos, no', 'socialistas, no'. O, en un lenguaje m¨¢s pol¨ªticamente correcto: 'reservado el derecho de admisi¨®n'. Raz¨®n ¨²ltima para que un felpudo del poder pueda reclamar el desalojo de tan indeseables individuos por parte de unos agentes de la polic¨ªa que no dudan en ponerse al servicio de un delator en funciones de comisario pol¨ªtico.
No hay literatura en el relato de los hechos, ocurrieron el pasado martes en un hotel de Tabarca, Alicante, Comunidad Valenciana, Espa?a, un estado de derecho democr¨¢tico. El jefe de la polic¨ªa local de Alicante impidi¨®, a petici¨®n del concesionario del hotel de la isla, a unos ciudadanos, para mayor inri representantes del pueblo en su condici¨®n de concejales y diputados, que pudieran ofrecer una rueda de prensa. Y no pasa nada.
El alcalde de la ciudad, lejos de abrir un expediente informativo y depurar responsabilidades, se refugia en su ignorancia para no tomar medidas ante una actuaci¨®n fascista -no exagero-. El jefe de la polic¨ªa parece ignorar la existencia de la Constituci¨®n y el concesionario act¨²a como un se?or feudal en la isla. Y no pasa nada. Ante una situaci¨®n que deber¨ªa ser declarada de emergencia democr¨¢tica, los unos miran para un lado y los otros -los socialistas- se limitan a meras protestas formales cual si fueran diplom¨¢ticos de carrera. Incapaces de entender que lo que est¨¢ en juego -y lo de Tabarca es un s¨ªntoma de una enfermedad mucho m¨¢s grave- no es s¨®lo su derecho a reunirse donde quieran y con quien quieran, sino el derecho de los ciudadanos a discrepar, a opinar y a manifestarse sin que les corran a gorrazos. Menudos tiempos estos.
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