S¨®lo dos toros

El sexto fue un ejemplar intermedio en la escala entre novillo y toro, que se tap¨® por su bravura. Lleg¨® a la muleta con una embestida pronta, alegre y repetidora. Eugenio de Mora lo tore¨® de largo con ambas manos en series emocionantes por el viaje entregado del toro, al que correspondi¨® el diestro con id¨¦ntica entrega. Tal vez le falt¨® un ¨¢pice de dominio para redondear la faena y marcar las diferencias.

La salida del tercero nos transport¨® a los Alpes, con Heidi guardando las cabras. Eugenio de Mora se las prometi¨® felices y vio c¨®mo se le complicaba la cosa cuando la fierecilla estuvo a punto de llev¨¢rselo por delante. Le falt¨® un objetivo claro de faena y menos mal que lo mat¨® antes de que la citada cabrita lo cogiera por las solapas y le diera dos tortas.

Espl¨¢ vio c¨®mo el presidente, en lugar de cambiar el cuarto, cambi¨® de tercio. Banderille¨® discretamente y se emple¨® con profesionalidad en la muleta, cosa que ya hab¨ªa hecho en el primero, del que apenas quedan dos detalles para el recuerdo.

El presidente se vio obligado a cambiar el quinto a riesgo de hab¨¦rselo comido si no lo hac¨ªa y sali¨® el toro con m¨¢s presencia de la corrida. Jos¨¦ Tom¨¢s se lo llev¨® a los medios y lo tore¨® por la izquierda en series meritorias hasta que el toro se revolvi¨® de mala manera buscando la huida. Con la diestra consigui¨® una serie bien templada y otra mejor rematada hasta que su oponente tir¨® al bulto. Termin¨® con manoletinas en chiqueros. La faena del segundo fue irregular.