Con premeditaci¨®n y alevos¨ªa
Desde las doce de la ma?ana se sab¨ªa que el quinto toro -hab¨ªa fumado mucho- estaba descoordinado. En lugar de ser rechazado por la autoridad competente, fue enchiquerado, sabi¨¦ndose de antemano que hab¨ªa grandes posibilidades para que fuera devuelto. As¨ª las cosas, se mantuvo al primero en la arena, un novillo que a lo lar- go de la faena de muleta sufri¨® cuatro ca¨ªdas y un derrumbe.
Si un tironero de medio pelo quita el bolso a una abuelita ante la mirada complacida de una pareja de la polic¨ªa, posiblemente ¨¦sta ser¨ªa propuesta para sanci¨®n; sin embargo, no se tienen noticias de que el se?or presidente haya sido sacado del palco por la autoridad superior y puesto a vigilar los establos de la polic¨ªa montada.
Finito se destap¨® en dos tandas de derechazos y una de naturales que descubrieron al gran torero que lleva dentro. Rivera Ord¨®?ez, con precauciones en el primero, dio un largo concierto de pico en el segundo, y en la suerte de matar sali¨® antes de entrar.
As¨ª las cosas, lo de Fandi era una gloria; puso entusiasmo, ganas de agradar, valent¨ªa y mand¨® a la ortodoxia de vacaciones. Sus paisanos dec¨ªan que, con la muleta, ya tendr¨¢ tiempo de aprender, de lo que se puede deducir leg¨ªtimamente que todav¨ªa no sabe. Se luci¨® en ver¨®nicas atropelladas con paso atr¨¢s, lopecinas espectaculares y pares de banderillas en los que se mostr¨® como un torero de facultades a pesar de que ¨¦stas hab¨ªan quedado mermadas en la corrida anterior.
Lo de los toros es alarmante. Parece como si en Granada valiera lo que no quiere nadie. Menos mal que luego se queman las pruebas, los toros y las ideas en un cumplea?os feliz que todo lo perdona.
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