La AVL o el fin de un secuestro
Los usuarios leales del valenciano estamos de enhorabuena; quienes propugnamos desde hace muchos a?os el di¨¢logo y el encuentro entre valencianos para salir del miserable atolladero en que se sum¨ªan la identidad, los usos y prestigio social de nuestra lengua propia habr¨ªamos de reconocer satisfechos el sue?o de que la pol¨ªtica -al fin- haya cumplido con el compromiso de hacer efectivos la paz ling¨¹¨ªstica y la restituci¨®n hist¨®rica; quienes -en fin-, hemos contribuido humildemente a que las cosas de este pa¨ªs se analicen como son, sin reparar en incomprensiones, o directamente, tachados de audaces por las propuestas de Pacte civil per la llengua realizadas hace dos d¨¦cadas, no podemos sino saludar emocionados el desenlace positivo del largo camino abierto por el presidente Zaplana y el entonces secretario general de los socialistas valencianos, Joan Romero, que adem¨¢s de converger en la puesta en marcha de un ¨®rgano normativo para la lengua propia de los valencianos ha incorporado un acuerdo tambi¨¦n trascendental para apoyar decididamente la proyecci¨®n y prestigio social del valenciano.
Cansados de tanto sobresalto gratuito, de mendaces pendencias a prop¨®sito de la lengua con otros objetivos al fondo, asqueados por los efectos disuasores que la pol¨¦mica generaba entre usuarios del valenciano, unas pocas voces se alzaron a mediados de los ochenta para reclamar decencia, honestidad y puentes entre las partes enfrentadas sin renunciar a la propia historia o a las convicciones enunciando, proponiendo y alin¨¦andonos tras un abstracto pacto que hab¨ªa de reunir a los usuarios leales del valenciano como protagonistas para abandonar el erg¨¢stulo, donde v¨ªctimas de los innegociables se volatilizaba el salto hacia adelante que el Estatut debi¨® suponer para la lengua.
Lo que naci¨® en las Tert¨²lies de l'Hotel Ingl¨¦s y planeaba en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica valenciana como frustraci¨®n permanente, fue finalmente asumido por la pol¨ªtica, que lo devolvi¨® en tres actos al ¨¢mbito de la cultura: primero se encarg¨® un dictamen al Consell Valenci¨¤ de Cultura (CVC) sobre la identidad del valenciano, despu¨¦s se aprob¨® por ley la recomendaci¨®n del CVC, estableciendo un ¨®rgano normativo propio para la lengua propia de los valencianos; y, finalmente, se abri¨® un complejo proceso de negociaci¨®n para devolver al ¨¢mbito de la cultura el se?uelo secuestrado durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, designando a los miembros de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua (AVL).
Este largo proceso, que ha durado casi cuatro a?os, es corto si se lo compara con los a?os de frustraci¨®n en libertad (un cuarto de siglo), e insignificante si, de verdad, sirve para el encomiable prop¨®sito de despejar los obst¨¢culos colocados frente a la salud de nuestra lengua como instrumento de comunicaci¨®n y se?a de identidad.
La fecha del 15 de junio de 2001, en que las Cortes Valencianas han aprobado la composici¨®n de la AVL tendr¨¢, con el tiempo, una importancia crucial, como tambi¨¦n lo fue la de la aprobaci¨®n del Estatuto de Autonom¨ªa; y puede afirmarse sin rubor que la sesi¨®n parlamentaria que levant¨® el secuestro pol¨ªtico a la soberan¨ªa sagrada del valenciano, haciendo posible que las armas pol¨ªticas sean sustituidas por el saber, la lealtad y la identificaci¨®n con el prop¨®sito recogido en el dictamen del CVC -que es como las Doce Tablas de la Ley- es hist¨®rica porque establece el sanedr¨ªn encargado de dirimir y pontificar sobre lo que corri¨® desdichada y temerariamente hacia la inanici¨®n entre c¨¢lculos de oportunidad pol¨ªtica, prop¨®sitos convictos de genocidio cultural, desidia por los fracasos cosechados e indolencia ante la minorizaci¨®n galopante del valenciano.
Independientemente de las vicisitudes que toda negociaci¨®n pol¨ªtica de entidad conlleva -y es muy conveniente recordar que la negociaci¨®n de la Constituci¨®n o del Estatuto pueden ilustrar ad nauseam que la calidad de la clase pol¨ªtica s¨®lo es un mal menor cuando se discute sobre asuntos pol¨ªticos constitutivos-, y, por supuesto, dejando para el anecdotario de la historia las prisas, los renuncios, las bullas, los desmentidos y los bailes de nombres que finalmente quedaron extramuros de las papeletas de sus se?or¨ªas, los representantes del pueblo valenciano en la c¨¢mara de nuestro autogobierno, es preceptivo no olvidar lo fundamental esta fehaciente devoluci¨®n al mundo de la cultura que, sin duda, ir¨¢ perfeccion¨¢ndose a medida que el ¨®rgano vaya cumpliendo a?os y objetivos. Liberada la lengua del erg¨¢stulo pol¨ªtico, su reinserci¨®n t¨¦cnica al ¨¢mbito que le es natural -el de la ciencia- aparece ciertamente limitada por el sistema de provisi¨®n de vacantes de la AVL en un primer per¨ªodo, en la medida que el carcelero a¨²n dispone de instrumentos de tutela que pueden dificultar o favorecer, seg¨²n marque el term¨®metro de la pol¨ªtica, la autonom¨ªa funcional de la AVL.
Pero debe suponerse y esperarse que la ley de acompa?amiento que supone el pacto por el uso y prestigio de la lengua, que, en definitiva, configura con la AVL el plan de estabilizaci¨®n del valenciano, a cuya idea y perentoria necesidad quien escribe ha dedicado algunos centenares de p¨¢ginas, todas a la vista, y no pocas energ¨ªas intelectuales, asegura que no habr¨¢ vuelta atr¨¢s, y que esta autoridad valenciana de la lengua, en un plazo razonablemente corto ser¨¢ plenamente soberana.
Llegados a este punto, adem¨¢s de las felicitaciones a los actores pol¨ªticos que han descolonizado el asunto (fundamentalmente el presidente Zaplana y los l¨ªderes del PSPV-PSOE, Romero y Pla) deber¨ªa aplaudirse al CVC en su conjunto..., a este peri¨®dico que acogi¨® la esperanza y la acreci¨® y a aquellos amigos y compa?eros que en la modesta Tert¨²lia de l'Hotel Ingl¨¦s acercaron a las tribus en discordia, y escribieron durante m¨¢s de una d¨¦cada para que todo esto fuera m¨¢s f¨¢cil.
Pienso en Manuel Sanchis Guarner, en Ximo Mu?oz Peirats, en Francesc Ferrer Pastor, de entre los que ya no est¨¢n... y digo en voz alta: ?Misi¨®n cumplida!
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