Clase preferente

La antigua condici¨®n de empresa p¨²blica de Iberia contribuy¨® a crear h¨¢bitos perversos de negociaci¨®n que se mantienen tras la privatizaci¨®n. El sindicato de pilotos, en particular, se acostumbr¨® a utilizar a los usuarios como rehenes, a sabiendas de que al final el Gobierno, como propietario, ceder¨ªa por razones pol¨ªticas; los gestores de Iberia se sent¨ªan autorizados, por su parte, a lanzar a la opini¨®n p¨²blica contra los pilotos, con independencia de lo fundamentadas o no que fueran sus reivindicaciones. La primera de las 10 jornadas de huelga programadas por el SEPLA, sindicato que agrupa al 98% de los pilotos de Iberia, transcurri¨® ayer con normalidad, si por tal se entiende que la compa?¨ªa haya perdido (seg¨²n sus propios datos) 1.400 millones de pesetas y que muchos miles de usuarios tuvieran que sufrir las incomodidades de cambiar de compa?¨ªa o de fecha de vuelo. No es evidente que esa seminormalidad pueda mantenerse en las otras nueve jornadas de huelga, estrat¨¦gicamente distribuidas en los meses vacacionales, en los que la alta ocupaci¨®n har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil sustituir un vuelo por otro.

En todo caso, la confianza de los clientes en Iberia se resentir¨¢ grandemente. As¨ª ocurri¨® tras la huelga encubierta del invierno pasado, por la que la empresa reclama ahora al SEPLA cerca de 3.000 millones de pesetas en concepto de da?os y perjuicios, sin duda como un elemento m¨¢s a manejar en la negociaci¨®n. El alto coste de la formaci¨®n de los pilotos y la dificultad de sustituirlos por razones de seguridad les otorgan una enorme capacidad intimidatoria en la negociaci¨®n. Eso explica los privilegios de que disfrutan, pese a que el 20% de los 5.000 pilotos titulados espa?oles est¨¢ en paro. Nadie discute su derecho a la huelga, pero s¨ª el abuso que supone que 1.800 personas puedan amargar las vacaciones y otras actividades de cientos de miles de usuarios de un servicio p¨²blico, condicionar decisivamente a la primera industria del pa¨ªs (el turismo) y, por a?adidura, hacer depender de sus reivindicaciones salariales que una compa?¨ªa como Iberia pueda pasar de tener unos beneficios normales a entrar en p¨¦rdidas: en 18.000 millones estima la empresa el costo de las subidas reclamadas por los pilotos.

El SEPLA discute esa cifra y tambi¨¦n que su propuesta suponga un aumento salarial del 20%. Y aduce que ha aceptado, como en su d¨ªa exigi¨® la empresa, ligar las subidas a mejoras en la productividad y beneficios de la compa?¨ªa. Puede que tengan raz¨®n en esto, pero no podr¨¢n esperar que se la reconozca la opini¨®n p¨²blica mientras sigan consider¨¢ndose con derecho a imponerla mediante el chantaje a los usuarios. Hasta ahora, los pilotos pod¨ªan forzar la mano a sabiendas de que no arriesgaban su empleo. Eso puede cambiar ahora, porque si la compa?¨ªa quiebra -como tantas otras lo han hecho- ya no estar¨¢ el Estado para garantizar sus privilegios de empleados first class.