Soso gazpacho virtual

Lara Croft Tomb Raider tiene p¨²blico suficiente para convertirse en una de las minas de oro del simpl¨®n cine de verano de la tienda de espect¨¢culos digitales huecos en que sus amos han convertido Hollywood. El origen del engendro es un popular juego interactivo brit¨¢nico, cuyas vertiginosas tacadas de realidades virtuales se han vendido como rosquillas en todo el mundo y que ahora redondea su negocio entrando, como un elefante en una cacharrer¨ªa, en las fr¨¢giles tragaderas de la gran pantalla.

El golpe sexy de Angelina Jolie, con el morbillo de su pap¨¢ John Voight como gal¨¢n de fondo; el apelotonamiento informe y arr¨ªtmico de sucesos; las peleas supercircenses; las archirretorcidas violencias; los ecos plagiarios de im¨¢genes de otras pel¨ªculas -como la m¨¢gica alineaci¨®n planetaria de 2001, el sorprendente beso acu¨¢tico de Waterword, la lluvia de toques 007 y los incontables ecos de Los vengadores, Hannibal, La momia, El arca perdida (con torpe apropiaci¨®n del magn¨ªfico gag del guerrero de la cimitarra), Batman, Misi¨®n imposible, Depredator y muchas m¨¢s- lo dice todo de la moral y las calidades de la inventiva que hay detr¨¢s de esta burda y atronadora traslaci¨®n al cine de un buen juego de ordenador, convertido as¨ª en una p¨¦sima pel¨ªcula.