Soldados
Ocho reclutas, o reclutados, de entre los descendientes de espa?oles en Argentina han decidido no aceptar el compromiso militar. No tiene importancia, dice Trillo. Tampoco la tiene el n¨²mero de los que se alistaron. Era una operaci¨®n ret¨®rica y de propaganda y los peri¨®dicos tienen siempre una reserva l¨ªrica para estos casos. Lo que preocupa es que se anuncie que de estos que rechazan el contrato se va a hacer 'un seguimiento muy concreto'.
?Los van a vigilar? ?Puede el Ej¨¦rcito hacerlos seguir, puede cualquier empresa espiar a los empleados que se van? Simplemente, estos mozos no quieren. Puede haber una picaresca previa: quer¨ªan un viaje pagado y la posibilidad de encontrar aqu¨ª un trabajo civil. Se puede admitir que no les ha gustado lo que han visto, o que se han sentido finalmente m¨¢s argentinos que espa?oles, o que se les hace notar su condici¨®n de extranjeros. Quiz¨¢ al Ej¨¦rcito actual no le deban preocupar tanto estos muchachos que vienen de un hambre y un paro extraordinarios, y que no encuentran compensaci¨®n en la milicia: debe preocuparle que al cabo de siglos de pasodobles, desfiles, poes¨ªas gloriosas, gobiernos militares, un glorioso general africano al frente del pa¨ªs y un ingreso en la OTAN con intereses pac¨ªficos, la gente joven espa?ola no quiera entrar en el Ej¨¦rcito salvador de la Patria. No se han debido de enterar bien del cambio; o no ha sido tan profundo como creen sus autores, desde el punto de vista del soldado. O la leyenda sobrevive: el recuerdo de Cuba, de Filipinas o de Marruecos se cierne sobre la carne de ca?¨®n. Las pel¨ªculas sobre aquellos luctuosos acontecimientos que tan caros fueron para este pobre pa¨ªs, su campo, su clase social m¨¢s baja y por lo tanto m¨¢s esquilmada, no consiguieron evitar que bajo el oro se viera la hoja de lata, que la sangre es muerte y no gloria y la arenga es ret¨®rica y no realidad.
Y el alistamiento no es ya un ¨²ltimo recurso econ¨®mico. Hab¨ªa muchachos que ocultaban que sus oficios los exim¨ªan del servicio militar -mineros- porque estaban mejor en el cuartel. Tampoco tiene el acicate del odio: el enemigo no existe. Al Tercer Mundo, contra quien se dirigen las nuevas ret¨®ricas, no le tenemos miedo. Parece que necesitamos de ellos para los trabajos esclavistas y para parir: la demograf¨ªa se mantiene en Espa?a: he aqu¨ª que pueden ser soldados. Legionarios, jen¨ªzaros, mercenarios, lo que sea. Da igual: la ret¨®rica se agot¨®.
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