?Pero qu¨¦ pasa en el Bar?a?
Desde hace un tiempo, en los corrillos del f¨²tbol, la gente viene pregunt¨¢ndose: ?pero qu¨¦ pasa en el Bar?a?, se?al de que algo malo le ocurre a un club que en la derrota siempre tuvo si no justificaci¨®n s¨ª al menos explicaci¨®n y una cierta comprensi¨®n social. El aficionado se va apartando de la instituci¨®n, como si temiera algo, tal que no quisiera saber nada, incapaz de reconocerse en la entidad de su vida, donde el perder se aceptaba por una cuesti¨®n de fatalidad; victimismo, como le llamaban los rivales; o propia negligencia, aunque respetando siempre las leyes del juego. Acostumbrado a mirar hacia afuera, el hincha no quiere volver ahora los ojos hacia adentro, porque le da muy mala espina, cosa insospechable cuando los directivos ten¨ªan el sentido de la representatividad que demandaba un club que ya ha celebrado el centenario.
Es muy cierto que en una ¨¦poca reciente ya ven¨ªan sucediendo cosas extra?as. Ocurri¨® cuando las cuentas de la Real y el Bar?a nada ten¨ªan que ver a la hora de contabilizar el pase de Kodro al Camp Nou. Igualmente se cre¨® un gran controversia por el fichaje de Sony Anderson porque el precio final descubierto no fue el que se dio al principio oficialmente. Y hasta hubo un d¨ªa en que N¨²?ez dijo que no contar¨ªa lo que costaba Bogarde porque los periodistas no lo entender¨ªan. N¨²?ez, al final, fue tan contestado que acab¨® por irse un d¨ªa que no ven¨ªa a cuento, pero no se puso en duda su honestidad o, cuando menos, hizo creer que si alguna vez hab¨ªa hecho alguna pirula fue por el bien del club y no en beneficio propio. N¨²?ez siempre tuvo la llave de la caja a buen recaudo y as¨ª se lo record¨® a cuantos se lo discutieron en su momento, desde Cruyff, al que se la neg¨® por entender que despilfarraba el dinero, hasta Gaspart, al que apart¨® de las negociaciones de los ¨²ltimos fichajes de su mandato, pasando por Parera y Minguella.
Elegido presidente, Gaspart se ha reunido de nuevo con Parera y Minguella, una asociaci¨®n que ha levantado sospechas precisamente por el proceder que N¨²?ez tuvo con ellos cuando estaban en el club. Puede que las dudas sean injustificadas y hasta puedan resultarles injuriosas, pues nadie ha podido probar que mercadeen con jugadores. A la denuncia de Pereda le faltan los papeles para que tenga consecuencias, pero el aficionado se ha hecho una idea muy clara de c¨®mo funciona el negocio del f¨²tbol y el tufillo es disuasorio.
La reacci¨®n de la directiva ha sido igualmente indocumentada, tibia, forzada y poco reparadora para el club, que se ha debilitado m¨¢s que el equipo. Quiz¨¢ porque ha hecho poca cosa en su a?o de mandato, la junta no ha dado explicaciones de nada, salvo de lo accesorio. Por el camino quedan asuntos que huelen tan mal como el de Geovanni. El fichaje frustrado de Toldo, por ejemplo, o el de Riquelme o Saviola. Operaciones, la mayor¨ªa, que se negocian en pa¨ªses de un peculiar entorno fiscal y con la participaci¨®n de intermediarios de todos los pelajes que se discuten tal que jugaran una timba.
Han estado de pega los que mandan en el Bar?a en cuantos temas ha tocado y ahora pretenden que no se cuestione su honaribilidad porque su palabra va a misa, sorprendente conclusi¨®n si se atiende a que este a?o en la directiva aprobaron un c¨®digo ¨¦tico, como si necesitaran poner por escrito hasta d¨®nde llega la legalidad, una triste forma de guardar las apariencias en un club en el que lo intangible siempre es cuesti¨®n de vida. M¨¢s que en decir la verdad, los rectores del Bar?a parecen preocupados en que no les cojan en que mienten. Para lo que pasa en el club tampoco tienen respuesta.
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