La guerrilla colombiana libera a 242 soldados pero recrudece su ofensiva
48 oficiales est¨¢n a¨²n en poder de las FARC
Tambi¨¦n se hallaban los hombres m¨¢s buscados de esta organizaci¨®n insurgente: Grannobles -acusado del asesinato de tres indigenistas norteamericanos-, El Negro Acacio -el enlace de las FARC con la mafia de la droga de Brasil, seg¨²n el Ej¨¦rcito-, y El Negro Antonio, el comandante con m¨¢s secuestros a sus espaldas.
El 'show', como lo llam¨® el ministro de Defensa y vicepresidente Gustavo Bel, una fiesta con cerveza y m¨²sica, se desarroll¨® en una explanada a un kil¨®metro de La Macarena, la m¨¢s refundida de las cinco poblaciones que fueron desmilitarizadas para adelantar los di¨¢logos de paz. 'Ofrec¨ªan comida y pasaje; por eso vine', fue la explicaci¨®n que dio un hombre joven que caminaba hacia el lugar del acto con su mujer, sus dos peque?os hijos y un pesado costal a la espalda. Era uno de los m¨¢s de dos mil campesinos que asistieron a este acto, 'no humanitario sino revolucionario', como lo publicitaban en pancartas en esta zona de distensi¨®n.
La entrega, un gesto unilateral de las FARC enmarcado en el acuerdo humanitario firmado por Gobierno e insurgencia que ha permitido la libertad de 357 uniformados y 14 guerrilleros, se da en medio de otras noticias violentas de los ¨²ltimos d¨ªas: la muerte de 30 soldados en una base militar, el anuncio de la urbanizaci¨®n de la guerra y la huida de 19 guerrilleros de una c¨¢rcel de Bogot¨¢.
En poder de las FARC contin¨²an 48 oficiales y suboficiales. 'Estar¨¢n otro ratico con nosotros, porque los necesitamos para el canje', ha repetido estos d¨ªas Tirofijo, m¨¢ximo comandante de la organizaci¨®n. 'Cuando nos creen m¨¢s d¨¦biles es cuando debemos mostrarnos m¨¢s fuertes', le dijo a un grupo de periodistas el Mono Jojoy, jefe militar de las FARC, en una charla informal. El analista Alfredo Rangel lo ve claro: 'Cada gesto de paz de la guerrilla estar¨¢ acompa?ado de demostraciones de fuerza'. El proceso de paz seguir¨¢ como hasta ahora, trastabillando en medio de la guerra'.
'No nos sent¨ªamos personas'
'Libertad; libertad', gritaron casi a coro los 242 polic¨ªas y soldados cuando vieron entrar el pasado mi¨¦rcoles a un grupo de periodistas que los visit¨® en el campamento improvisado donde los hab¨ªan concentrado las FARC. Estaban excitados. Se agolparon contra la cerca que rodeaban la empalizada cubierta con pl¨¢sticos, en medio de un barrizal. Quer¨ªan gritar su experiencia: 'Un secuestrado no se siente persona; uno debe seguir las normas que ellos imponen', se?alaba Carlos Tovar, polic¨ªa de 24 a?os que cay¨® en la toma del municipio de Miraflores. Como todos, llevaba la cuenta de lo que dur¨® la pesadilla: 35 meses. Lo peor, confesaban muchos, fue el castigo psicol¨®gico. 'Sin explicaci¨®n nos privaban de elementos necesarios; si no se les antojaba, no nos daban agua para el ba?o. Tambi¨¦n nos dec¨ªan: si se paran en tal lugar, les damos plomo'. El l¨ªmite que ten¨ªan para moverse, estos 'prisioneros de guerra', como los llaman las FARC, era metro y medio dentro de la alambrada de p¨²as que rodeaban todas las prisiones en medio de la selva.
'Yo perd¨ª lo mejor de mi vida: vercrecer a mis hijas', contaba con dolor Luis ?lvarez. En la camiseta, bordados con hilo rojo los nombres de sus dos peque?as, la menor de dos a?os. S¨®lo ayer jueves, en la tarde, la conoci¨®. La certeza del fin de la pesadilla los dej¨® sin sue?o la ¨²ltima noche que vivieron en cautiverio. A las 8.30 de la ma?ana sal¨ªan del campamento en medio de una calle de honor hecha por los que durante a?os los consideraron 'bot¨ªn de guerra'.
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