Con 'Cagancho' y sin 'Cagancho'

El caballista Pablo Hermoso de Mendoza hac¨ªa dos a?os que no actuaba en Barcelona. Ha reaparecido ahora y lo ha hecho despu¨¦s de esos casi dos meses de inactividad, debido al percance sufrido en su d¨ªa en Madrid. La primera actuaci¨®n hab¨ªa tenido lugar el d¨ªa antes en Algeciras, a las once de la noche, y los equinos, claro, tuvieron que soportar un largo y nocturno viaje, no llegando a la Monumental de la ciudad catalana hasta pocas horas antes de comenzar el festejo. Pero da igual, porque el jinete navarro ha demostrado, con Cagancho y sin Cagancho, por qu¨¦ es quien es en el mundo del rejoneo.

Las cosas empezaron complicadas para Pablo Hermoso, porque su primero fue el garbanzo negro del manejable encierro de S¨¢nchez Cobaleda, ya que raramente atend¨ªa a las cabalgaduras, pareciendo tener alg¨²n problema en la vista, pero Hermoso, haciendo gala de recursos, invent¨® una lidia que hasta acab¨® siendo vibrante, ech¨¢ndole pr¨¢cticamente el equino encima del astado.

Extraordinaria cuadra

El sexto fue m¨¢s propicio y con Cagancho puso la plaza boca abajo. Alardes y torer¨ªa y valor, con Cagancho y sin Cagancho, porque actualmente la cuadra del rejoneador navarro tiene un nivel tan extraordinario, que ya no hace imprescindible la presencia del c¨¦lebre cuatralbo.

Aunque lleva ya bastantes a?os de profesi¨®n, actu¨® por vez primera en Barcelona Leonardo Hern¨¢ndez, a pesar de lo cual no se destoc¨® en el pase¨ªllo. Luego caus¨® muy buena impresi¨®n, sobre todo en el repetidor primero, en el que obtuvo una muy atractiva mezcla de autenticidad y espectacularidad, cortando justamente una oreja.

El cuarto era menos codicioso y Hern¨¢ndez estuvo un poco m¨¢s apagado con ¨¦l, fallando repetidamente con el descabello.

Ferm¨ªn Boh¨®rquez estuvo entregad¨ªsimo toda la tarde, pero sus dos actuaciones fueron de distinto signo ante un lote manejable. En su primero busc¨® especialmente la espectacularidad, en una actuaci¨®n casi siempre desarrollada en tablas, con r¨¢pidas y muy comprometidas pasadas.

En el quinto ya busc¨® algo m¨¢s, sali¨¦ndose hacia los medios del ruedo. Fall¨® dos veces con las rosas y dos m¨¢s con los rejones de muerte, por lo que volvi¨® a suceder lo que en su primero: la petici¨®n de oreja no fue atendida, circunstancia que ya ha ocurrido otras veces con el h¨¢bil rejoneador jerezano, con quien algunos presidentes, no ¨¦ste, parecen extremar su rigor.