Descubiertos restos de una peque?a galaxia devorada por Andr¨®meda

La galaxia vecina de nuestra V¨ªa L¨¢ctea, Andr¨®meda, devor¨® en el pasado algunas galaxias peque?a, cuyos restos han sido descubiertos por un grupo internacional de investigadores. En concreto, el residuo hallado es una gigantesca estructura en forma de chorro formada por estrellas en el halo esf¨¦rico que rodea a Andr¨®meda; su origen 'pueden ser las galaxias enanas M 32 y NGC 205, que pueden haber perdido una cantidad considerable de estrellas' debido a las interacciones gravitatorias, explican Rodrigo Ibata (Observatorio de Estrasburgo, Francia) y sus colegas hoy en la revista Nature.

Esas estrellas robadas por andr¨®meda son ricas en metales (los astrof¨ªsicos llaman metales a pr¨¢cticamente cualquier elemento m¨¢s pesado que el helio), lo que significa que son astros viejos, porque los elementos pesados no se generan en el universo primitivo, sino m¨¢s tarde, en la combusti¨®n de estrellas.

No es la primera vez que se encuentran indicios de canibalismo gal¨¢ctico y se conocen pistas de esta pr¨¢ctica por parte de la misma V¨ªa L¨¢ctea, como han estudiado, por ejemplo, investigadores del Instituto de Astrof¨ªsica de Canarias que encontraron restos de una galaxia enana vecina engullida por la nuestra. Pero el trabajo de Ibata y sus colegas, resulta interesante porque aclara la evoluci¨®n de estos sistemas que concentran las estrellas del universo.

Seg¨²n las teor¨ªas actuales m¨¢s aceptada, las grandes galaxias espirales como la V¨ªa L¨¢ctea o Andr¨®meda surgen de la fusi¨®n de galaxias y protogalaxias peque?as, recuerdan los investigadores en Nature. 'Despu¨¦s, en su evoluci¨®n, las galaxias espirales se convierten en componentes dominantes de tales fusiones, canibalizando sistemas m¨¢s peque?os que c¨¢en en su esfera de influencia'.

Este trabajo es un paso importante para aclarar el misterio de la materia oscura del universo, que debe ser aproximadamente un 90% de toda la masa que hay en el cosmos y que puede concentrarse en gran medida en los halos oscuros gal¨¢cticos, recuerda Amina Helmi al comentar en Nature el descubrimiento.