Rostros
Habr¨¢ quien mantenga que publicar en primera, a todo color, o colgar de la pantalla la devastaci¨®n de un cuerpo tras el estallido de la bomba, es el mayor grito contra la sinraz¨®n de los asesinos. Otros alegar¨¢n que no era necesario, que ya nada se puede a?adir al horror, que la imagen de los muertos tambi¨¦n merece un respeto.
As¨ª, dif¨ªcilmente nos pondremos de acuerdo en un asunto donde se mezclan el deber de informar, el pudor por mostrar y hasta el morbo m¨¢s villanamente mercantil: la pulsi¨®n de vender (vean Tinta Roja).
Rostros de cad¨¢veres han servido de reclamo muchas veces :El Che, vallas de Benetton con v¨ªctima del sida... Poco ha que falleci¨® Eugenio, y su esposa comunic¨® de inmediato que las cu?as radiof¨®nicas y los spots televisivos eran la ¨²ltima grabaci¨®n del humorista, y que hab¨ªan decidido respetar su emisi¨®n como homenaje p¨®stumo.
En Una noche con Sabrina Love, la fot¨®grafa explica que, gracias a sus retratos, algunas personas no morir¨¢n jam¨¢s. Quiz¨¢ por ello talibanes y toda clase de iconoclastas se ensa?an con la representaci¨®n de aquellos a quienes quieren destruir, negar en su existencia pasada, presente y futura.
Pero a veces, ciertas apariciones inesperadas producen un estremecimiento que no se da ante otras im¨¢genes que conservamos voluntariamente en el ¨¢lbum, cuando actuamos a sabiendas de que ya son s¨®lo un recuerdo en papel.
Tengo una amiga que inmediatamente despu¨¦s de la desgracia, inund¨® cada rinc¨®n de su casa con las fotos del hijo muerto.
Un d¨ªa, buscaba yo en los archivos de televisi¨®n cualquier v¨ªdeo sobre escolares de primaria y apareci¨® el chiquillo, en el aula, en el patio, junto a sus compa?eros. Fue doloroso, pero no dud¨¦ un instante en pedir que aquellos planos fueran pisados. La eventualidad de que alg¨²n d¨ªa se pudieran emitir a la hora de la comida, anunciando la algarab¨ªa de un nuevo curso, hubiera supuesto una pu?alada trapera para esta mujer: ?c¨®mo soportar, tropezarse con aquel rostro, lleno de vida tan s¨®lo una semana antes de que el mon¨®xido de carbono le robara el ¨²ltimo aliento?
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