Los planes militares de EE UU en Colombia

En el amplio art¨ªculo de Mark Biwden publicado el pasado domingo, el autor muestra cu¨¢l es la filosof¨ªa de EE UU sobre el Plan Colombia: una guerra contra el narcotr¨¢fico centrada en combatir la producci¨®n de coca¨ªna. Y muestra tambi¨¦n c¨®mo una vez m¨¢s se dise?a, desde una mesa de reuniones en Washington, la estrategia para un conflicto sin ponderar todos los puntos de vista que hay sobre el problema. Estrategia que, en vez de buscar la paz, busca profundizar la guerra. Una guerra en la que los espa?oles nos vamos a jugar mucho: en 1999 Espa?a igual¨® las inversiones de EE UU en Colombia y el a?o pasado las super¨® con creces.

Plantear mal un problema significa no resolverlo jam¨¢s. Y el art¨ªculo muestra el planteamiento norteamericano: narcotr¨¢fico igual a guerrilla. Y eso s¨®lo es cierto en parte. Cierto que la guerrilla controla una parte de la producci¨®n. Pero para muchos pol¨ªticos en Colombia el problema del narcotr¨¢fico no es tanto la producci¨®n como la distribuci¨®n; es decir, el motor del negocio, como en la mayor¨ªa de los productos del sector primario.

Y la distribuci¨®n de estupefacientes no est¨¢ en manos de la guerrilla. La colocaci¨®n de la coca procesada en los mercados de Europa y de EE UU est¨¢ en manos de las mafias urbanas, de los paramilitares, hecho reconocido por Carlos Casta?o, hasta hace poco jefe m¨¢ximo de las AUC, y en sectores del llamado establecimiento colombiano. Aunque ellos no lo reconozcan, ah¨ª est¨¢n las actas judiciales del proceso 8.000, donde se vieron implicados con el tr¨¢fico de drogas pol¨ªticos, militares, empresarios, diplom¨¢ticos.

Creo tambi¨¦n que no es cierto que la guerrilla haya rechazado la oportunidad de lograr la paz. En 1984, las FARC firmaron con el presidente Belisario Betancur los acuerdos de la Uribe, en los cuales ordenaban el alto el fuego, y condenaron y desautorizaron el secuestro, la extorsi¨®n y el terrorismo. A cambio, el Estado les permit¨ªa abrir una v¨ªa para incorporarse a la vida democr¨¢tica del pa¨ªs, lo que hicieron con ¨¦xito en 1986 a trav¨¦s de un movimiento amplio llamado Uni¨®n Patri¨®tica. A partir de ese momento se inici¨® el exterminio de la UP. En la actualidad las v¨ªctimas de esa fuerza democr¨¢tica rondan las 4.500. Entre ellas, todos sus candidatos presidenciales, la mayor¨ªa de los parlamentarios, alcaldes y concejales electos en los que el pueblo colombiano hab¨ªa depositado su esperanza de paz.-