La ¨²ltima rebeli¨®n de Marlon Brando
Robert de Niro toma el mando en 'The score' ante la negativa del actor a ser dirigido por Frank Oz
El talento no cuenta. Para hacer carrera lo que hace falta es disciplina', asegura Robert de Niro en el papel de Nick Welles, el ladr¨®n de joyas que protagoniza The score. Sus palabras est¨¢n dirigidas al mundo de los ladrones de altos vuelos pero bien pod¨ªan haber sido el lema de esta pel¨ªcula que agrupa a los mejores representantes de tres generaciones de actores: Marlon Brando, De Niro y Edward Norton, bajo la direcci¨®n de Frank Oz.
O tal vez no, porque esta historia de acci¨®n y suspense, estrenada la semana pasada en Estados Unidos, tiene otra vertiente de misterio detr¨¢s de las c¨¢maras, en la que, seg¨²n la revista Time, fue el disciplinado De Niro y no Oz el que acab¨® dirigiendo todas aquellas escenas en las que Brando tomaba parte. 'Digamos que fue una situaci¨®n dif¨ªcil para ambos, no que ¨¦l sea un actor dif¨ªcil', aclara Oz con gran correcci¨®n en referencia a los numerosos rumores que han corrido sobre el comportamiento de Brando en esta producci¨®n . 'Y Bob fue una gran ayuda', confirma el realizador, m¨¢s conocido por sus comedias Dirty Rotten Scoundrels e In & Out o como el maestro de las marionetas capaz de hacer de creaciones como la cerdita Miss Piggy de Los Tele?ecos o Yoda en la saga de La guerra de las galaxias. Claro que el comportamiento de las grandes leyendas de la pantalla parece m¨¢s dif¨ªcil de dirigir. 'Hubo discusiones pero eso no es malo porque las peleas y desacuerdos demuestran que a todos nos importa la pel¨ªcula', confirma Norton.
En el caso de The score, estas peleas parecen haber llegado m¨¢s all¨¢ de las siempre citadas 'diferencias creativas' que incluso De Niro pudo tener, en especial con el gui¨®n. Diversas informaciones publicadas hablan de que Brando, de 77 a?os, lleg¨® el primer d¨ªa de rodaje con un maquillaje que recordaba a 'Barbara Bush haciendo una imitaci¨®n de Truman Capote' para el papel de un veterano ladr¨®n con ciertos toques homosexuales, una visi¨®n que no coincid¨ªa con la que ten¨ªa Oz para el personaje. La tensi¨®n entre estrella y director fue creciendo con Brando asegurando que lo que Oz quer¨ªa es que fuera 'una marioneta para poderme meter la mano por el culo y hacerme hacer lo que quiere' y neg¨¢ndose a aceptar las ¨®rdenes del realizador brit¨¢nico, momento en el que supuestamente intervino De Niro. Adem¨¢s, estuvieron las excentricidades de Brando, que, con un sueldo de tres millones de d¨®lares (600 millones de pesetas) por tres semanas de rodaje, se neg¨® a ponerse los pantalones en una toma para forzar que fuera rodada en plano medio, por encima de la cintura. 'Es una absoluta patra?a', rechaza Oz. 'El calor era sofocante en Montreal, donde rodamos, y Marlon estaba esperando a que prepar¨¢ramos la escena en calzoncillos y con una camisa muy larga puesta tocando el piano. En cuanto le dijimos que todo estaba listo, se puso los pantalones'.
Como asegura Oz, es muy f¨¢cil que se creen este tipo de historias con alguien que es m¨¢s grande que la pantalla en la que trabaja. De hecho, pasados los a?os de sus grandes glorias, desde Un tranv¨ªa llamado deseo hasta El padrino, su carrera en los ¨²ltimos tiempos es m¨¢s conocida por sus excentricidades que por su arte. Las m¨¢s populares salieron a la luz durante el rodaje de La isla del Dr. Moreau cuando su negativa a aprenderse sus l¨ªneas hizo que se las tuvieran que dictar por un aud¨ªfono, llegando incluso a decir en c¨¢mara los mensajes de la polic¨ªa que se hab¨ªan mezclado en la transmisi¨®n.
Acuerdo de caballeros Excentricidades aparte, la realidad de The score la reconoce el propio Oz. 'Desgraciadamente, Brando y yo no nos llevamos bien', admite. 'Dios le bendiga, porque hizo un trabajo estupendo pero le tuve que dejar m¨¢s espacio'. Seg¨²n el realizador, 'con Marlon, m¨¢s que con los otros', tuvo que dedicarse a observar y a escoger, seleccionando los ¨¢ngulos de c¨¢mara y editando a su gusto en la mesa de montaje. El realizador parece conforme con este acuerdo de caballeros y asegura que siempre cont¨® con el apoyo de los productores en su primera pel¨ªcula dram¨¢tica. Lo ¨²nico que lamenta es que 'no fuera capaz de dirigir, de descubrir cosas con Marlon'. Este privilegio, al parecer, le correspondi¨® a De Niro, con experiencia como director despu¨¦s de su deb¨² con Una historia del Bronx. 'Bob es alguien con un profundo respeto por el director pero muy privado en lo que se refiere a su persona', confirma el realizador no falto de raz¨®n, como qued¨® claro durante el estreno de The score, donde las preguntas a De Niro quedaron respondidas por un certero: 'Bob no habla', de parte de su representante, Stan Rosenfield, mientras el actor tantas veces definido como el nuevo Brando sonre¨ªa y saludaba al p¨²blico.
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